A LA BÁSCULA

Cobro de factura

El presidente de la República debería enviar al Congreso –donde le aprueban lo que mande, sin moverle ni cambiarle ni un punto ni una coma— un decreto en el que, ya para que quede oficializado y si quiere hasta elevarlo al rango constitucional, que el único que tiene derecho a monopolizar la victimización en este país, es él.

Nadie, absolutamente nadie, ni los niños con cáncer dejados sin medicamentos, ni sus padres, ni las madres buscadoras de sus hijos, esposos, nietos o padres de desaparecidos, ni las víctimas de las masacres ni sus familiares, ni las viudas o huérfanos de la violencia, ni los damnificados por el huracán Otis que azotó las costas de Guerrero, particularmente a Acapulco, ni los fallecidos por el mismo ni los desaparecidos, ni quienes tienen que andar mendigando en las calles del puerto suplicando ayuda, sobre todo comida y agua. Nadie, diría el decreto, pero absolutamente nadie tiene el derecho que le sería concedido en exclusiva a nivel nacional, podría asumirse como víctima de nada, más que el rey número non.

No importa si su gobierno fue incapaz de advertir previamente lo demoledor que sería el fenómeno hidrometeorológico, si a una semana del desastre su gobierno ha sido incapaz siquiera de ofrecer información certera y precisa de los saldos humanos y materiales de la tragedia, no importa que haya transcurrido un montón de tiempo de acuerdo con la magnitud de la tragedia para llegar al puerto pero no acercarse a la ‘zona cero’ ni escuchar a los damnificados que lo perdieron todo, no importa si intenta monopolizar la entrega de los apoyos provenientes de gobiernos estatales, de empresas, de universidades, de ciudadanos, para ‘vender’ la idea de que los apoyos son de su gobierno, en especial de su parte.

Y quizá habría qué reglamentar las formas, porque en su dizque visita a Acapulco, lo ‘acosaron’ con cuestionamientos que, según él, no les hicieron a los presidentes que le antecedieron en el cargo. La misa matutina de este lunes rompió record de tiempo con más de 3 horas y media de duración, utilizado más para acusar a todo mundo, en especial a los medios de comunicación, que para ofrecer soluciones concretas, reales y viables para afrontar la realidad que es terca y contradice todos los contenidos del discurso oficial.

Quizá el principal inquilino de Palacio Nacional, acostumbrado a las loas y las lisonjas, esperaba que aun cuando los que ya tienen una semana viviendo en las calles o al menos a la intemperie, que no tienen luz, telefonía, servicio de Internet, alimentos y ni siquiera agua, lo recibieran con un ‘es un honor…’

Pero no, los malagradecidos de los acapulqueños, los guerrerenses que han sobrevivido en condiciones deplorables, no le reconocen al ‘presidente más humanista de la historia’, que para aligerarles la carga saliera desde el primer día a decir que tras el paso de Otis había saldo blanco, y cuando fueron creciendo el número de víctimas mortales reconocidas oficialmente dijera que ‘no nos fue tan mal’, y que no logra ponerse de acuerdo con el gobierno local igual de inepto que el suyo, en el número de cifras mortales y desapariciones, ni en  el ofrecimiento de soluciones concretas, y no escucharle sus habituales verborreas y politiqueras frases de ‘me canso ganso’ que pondrá a Acapulco en pie. Ya muchas otras cosas ha prometido con su ganso, pero éste no ha solucionado nada de lo que ofrece.

Y para colmo, aunque los apoyos han estado llegando tráiler tras tráiler, su entrega ha sido terriblemente lenta, y con toda la más perversa y mezquina intención de monopolizar su entrega a través del Ejército con cajas con el logotipo de su gobierno, para hacer creer a los beneficiarios que la entrega es de su gobierno. Es decir, un intento por monopolizar y manipular la ayuda electoralmente.

La gente al final del día, no es tonta aunque el rey número non así lo crea, lo piense, lo vea y lo sienta. Se dan cuenta qué es lo que está pasando, y las acciones que se están emprendiendo desde todos los ámbitos, el cumplimiento o no de las responsabilidades de acuerdo con el nivel de gobierno al que corresponda.

Le guste o no a ya saben quién, la devastación y la torpe reacción del actual gobierno, pasarán factura y tendrá un costo electoral que habrá de ser cobrado en las urnas en la elección del año entrante.

Cada vez más, sus acciones y discursos nos hacen recordar al Miguel de la Madrid tras el sismo de 1985. Cada vez son más iguales, aunque no son lo mismo, ‘porque eso sí calienta’. Como que traen el mismo gen de origen.

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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