LA VEJEZ HERMOSA ETAPA DE LA VIDA

El ciclo de vida de cualquier ser humano es nacer, crecer, reproducirse y morir, pero en él va implícito las etapas de desarrollo, como son la infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Etapas por las que siempre pasan las personas y nunca podrán saltar, en cada una se viven diferentes retos, la psicología que es la ciencia que estudia los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento del ser humano, afirma que las dos etapas fundamentales en la formación de una persona son la infancia y la adolescencia. La vejez juega un papel fundamental en la existencia de las personas debido a que es la última etapa, es decir, etapa que finaliza con la muerte, en ella se obtienen las consecuencias de lo que sembramos a lo largo de la vida y las decisiones que tomamos, normalmente es donde realizamos un balance de nuestra vida.

A través del tiempo, esta última etapa se ha definido con un gran número de términos como: vejez, senil, ancianidad, longevidad, senectud, tercera edad, adulto mayor.  Cada sociedad posee su repertorio para describirla, de acuerdo con sus creencias, dogmas e ideologías. En algunas sociedades consideran al término de vejez o ancianidad como discriminatorio y prejuicioso o se hace referencia a que la vejez es igual a enfermedad o dependencia. La edad para ser considerado persona de la tercera edad es a partir de los 60 o de los 65 años, se considera anciano a partir de los 74 a los 90, y más de 90 es vejez avanzada o anciano longevo. La esperanza de vida en el país se ha incrementado a 75 años en promedio, para mujeres 78 y para hombres 73, según datos del gobierno federal. En 2021, 761 millones de personas en el planeta tenían 65 años o más, se proyecta que para el 2050 se incrementará a 1600 millones. La situación actual en el mundo es que el número de adultos mayores se incrementa día con día.

La percepción de las personas mayores del gran filósofo Platón que fue defensor de esta etapa decía que: “Es la etapa en que el ser humano alcanza las óptimas virtudes morales, tales como la prudencia, la sagacidad, la discreción y el buen juicio”. Platón considera que en ella se encuentra la sabiduría acumulada por las experiencias vividas durante toda la vida. Otro interesante punto de vista es el de Carl Jung comenta que “es casi un pecado o al menos un peligro preocuparse por ella misma; pero para la persona que está envejeciendo, es un deber y una necesidad dedicar atención a sí misma”. Toda persona adulta mayor tiene la obligación de cuidarse, no esperar que los demás estén atentos a sus necesidades, cuidar lo mental, lo físico, lo espiritual, la salud, de esta forma se convierten en personas útiles y productivas que pueden aportar mucho a la humanidad.

Estoy convencida que la vejez o el nombre que usted le quiera dar es una bella etapa, siempre y cuando la percibas con optimismo. Algunas personas que llegan a esta etapa, no la aceptan, se resisten a envejecer y tratan por todos los medios de impedir que cause estragos en lo físico o no dicen su edad por ningún motivo, ojalá y con esta actitud se borraran los años; otras en cambio se dejan llevar por la edad, caminan despacio, no se quieren mover, ya no se creen capaces de hacer ningún tipo de actividad, se vuelven invisibles para la familia y el entorno; y están las que aceptan su edad con dignidad. En la historia de la humanidad existen una infinidad de ejemplos de personas que lograron el éxito en edad avanzada: Morgan Freeman, actor que ganó la estatuilla a los 67 años, y la película fue dirigida por Clint Eastwood de 84 años. Winston Churchill llegó a primer ministro británico a la edad de 66 años. Rita Levi-Montalcini nació en 1909 y obtuvo el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1986. Nancy Cox a los 67 es patinadora artística, en su juventud nunca hizo ejercicio. Roy Englert empezó a correr a los 60 años. Marie Nevaes, de 72 años es una gran triatleta, por mencionar algunos.

Es un hecho que en esta edad el cuerpo sufre cambios físicos, como pérdida de masa muscular, grasa y agua corporal, se realizan las actividades con más lentitud. Hay que resaltar que se afecta más rápidamente el cuerpo si no hay inactividad física, por ello, se debe tener movilidad, mental, física, espiritual y social. Teniendo mayor actividad motriz para evitar la disminución de la movilidad, cuidando la salud haciendo un examen médico general una vez al año, atendiendo la alimentación consumiendo productos sanos y tomando vitaminas, vigilando el bienestar emocional, también es sano procurar programar por ejemplo: una vez al año vacaciones a un lugar diferente, acudir a grupos para sociabilizar con otras personas de su edad para hacer amigos, aprender cada año algo nuevo como un idioma, instrumento musical o una nueva actividad física o mental.

Es necesario erradicar la creencia de que la edad es una limitante, disfrutar la soledad y evitar sentirse solo, es la oportunidad para hacer lo que más le guste, seguir activo, entusiasta, optimista a pesar de las circunstancias, realizar cosas que causen asombro, conocer otras realidades, con ello, se logra evitar la depresión, porque la mente está ocupada en cosas productivas. No se debe permitir que “la loca de la casa” (los pensamientos negativos) estén asechando la existencia. Por eso le recomiendo que salga al cine, a bailar, a tomar un café, a divertirse, prohibido encerrarse y perder el entusiasmo por vivir, es el último jalón en esta tierra, debemos irnos felices, insisto a pesar de las circunstancias porque ¡la vejez es la mejor etapa de la vida!

 

Autor

Susana Cepeda Islas
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.