Julián Parra Ibarra
En los años recientes, se ha dado un brote o epidemia entre los políticos mexicanos, que les ha dado por llegar al poder, y desde este impulsar a sus parejas para que puedan ocupar también cargos públicos, y en algunos de los casos heredarles los que ellos ocupan en su momento, como si en nuestro país se tratara de una monarquía.
Uno de ellos, quizá el más visible en estos momentos porque ambos son muy mediáticos y amantes de las redes sociales, es el del gobernador de Nuevo León, Samuel García y su esposa Mariana García. El famoso ‘Fosfofosfo’ en los hechos desde el inicio de su administración dio muestras de impulsar y promover a su esposa con miras inequívocas de convertirla en candidata de ‘algo’, que luego se supo que era una senaduría, y ya más recientemente esa intención se expresó públicamente.
¿Qué experiencia tiene Mariana en la vida pública? ¿Qué capacidades tiene como para hacer un papel ya no digamos sobresaliente, pero al menos digno en representación de uno de los estados más importantes de la República? Al menos públicamente lo que más se le conoce son sus habilidades para el manejo de las redes sociales, las que mucho utilizó para impulsar y promover la campaña de su marido. Pero de política o quehacer público, ‘naranjas’, para ir acorde con su partido.
Si bien es cierto que estos son otros tiempos y momentos, y que las mujeres juegan ya un papel y un rol distinto e independiente de los hombres, la tradición en México era que las esposas de presidentes de la República, gobernadores o presidentes municipales, jugaban el rol de ‘Primera dama’, y cumplían específicamente las actividades establecidas en el esquema de presidentas del DIF, nacional, estatal o municipal, según fuera el caso.
A nivel presidencial fue Martha Sahagún la que rompió el tradicional molde. Hubo quienes consideraron que quería ser la Evita Perón Mexicana, mucho se dijo que era ella el poder tras el trono, y que al final del día muchas de las decisiones adoptadas por Vicente Fox, eran las que ordenaba ‘la Señora Marthita’, y por un tiempo se manejó la versión de que ella sería la candidata presidencial para suceder a su marido. En la actual administración aún antes de tomar posesión, Beatriz Gutiérrez Müller, anticipó su ‘renuncia’ a ser la ‘Primera dama’, ya que ella no jugaría ese rol, por lo que no asumió la presidencia honoraria del DIF nacional, instancia que de echo está virtualmente desaparecida por la poca o nula actividad que desde ahí se realiza.
Aunque ella siempre había tenido una carrera política propia –que puso en ‘pausa’ durante el gobierno de su esposo- Margarita Zavala tras la administración de Felipe Calderón, regresó a la vida pública, buscó la candidatura por el que había sido su partido de toda la vida, el PAN, y al no lograrlo, renunció a 33 años de militancia panista, y se lanzó como candidata independiente a la presidencia de la República.
En Coahuila, Humberto Moreira ‘heredó’ la gubernatura a su hermano Rubén, y la develación del tema de la ‘megadeuda’ y la posterior confrontación entre hermanos, echó por tierra la intencionalidad que se fraguaba que, al término del mandato del mayor de los Moreira, la siguiente candidata –y se suponía que también gobernadora- sería Carolina Viggiano, su esposa, y si las cosas seguían bien, el siguiente en la fila sería Álvaro Moreira, actualmente diputado local. ‘Más Moreira, mejor Coahuila’ rezaba uno de los slogans de campaña.
Carolina traía una carrera política propia y si bien no lo lograron en Coahuila, sí fue candidata a la gubernatura, pero de su natal Hidalgo. Finalmente sucumbió frente a un rival apoyado –o al menos promovido- por su cuñado Humberto.
En Lerdo, Durango, el actual alcalde Homero Martínez no solamente convenció a su partido, el PRI, para ir por la reelección, sino que postulara a su esposa Susy Torrecillas como candidata a diputada –puestos que ambos ocupan actualmente-, pero según se ve, está promoviendo la imagen y figura de su esposa, porque pretende que sea su sucesora como presidente municipal.
Hay otros que, aunque apenas inician sus administraciones, en todos los eventos aparecen públicamente como parejas –incluso en los encabezados de los comunicados de prensa que envían- siempre incluyen los nombres de los dos, con una muy evidente intención de posicionar a su esposa para de cara a futuras elecciones, poder convertirla en candidata. Es decir, cada día crece más la ‘fiebre’ de heredarse entre esposos o familiares los puestos públicos.
Sí, como si fuéramos una monarquía, en la que el rey hereda el trono a sus sucesores. Tal cual.
@JulianParrarIba
Autor
- Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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