Las finanzas abiertas de México: Bloqueos y perspectivas de futuro

Hace cinco años, México dio un paso significativo en la configuración del futuro de la tecnología financiera al aprobar la Ley Fintech de 2018. Promocionada como un marco integral para las tecnologías financieras emergentes, la ley pretendía catapultar a México a la vanguardia de la innovación. Sin embargo, los líderes y expertos de la industria están cada vez más preocupados por su efectividad. “Cinco años después, la sensación abrumadora entre los entusiastas es que se quedó corta con respecto a las expectativas”, dice Ernesto Calero, director en la asociación fintech de México.

Antecedentes de la Ley Fintech de México de 2018

Cuando se promulgó en 2018, la Ley Fintech de México fue innovadora, ya que cubría un amplio espectro de servicios financieros, incluidos el crowdfunding, las entidades de pago, los activos virtuales y la banca abierta. Fue un indicador esencial para los operadores de divisas que utilizaban Metatrader 5 en ese momento debido a la posibilidad de apuntalar la economía y la moneda de México. “La legislación dio muchas garantías en su momento, reflejadas en las más de 100 solicitudes de autorización que recibió el regulador”, afirma Calero. A pesar de su prometedor comienzo, la ley no ha envejecido bien. Los críticos sostienen que carece de la flexibilidad necesaria para adaptarse a un panorama en rápida evolución. Delfina Peña Bunge, directora de la Asociación Fintech de Chile, afirma: “No tenemos otra opción que empezar a crear una nueva legislación, ya que la que tenemos actualmente es restrictiva para los nuevos actores”.

En sus inicios, la Ley Fintech colocó a México en una posición competitiva a nivel regional. Sin embargo, han pasado años sin actualizaciones o adaptaciones sustanciales. “Brasil, Colombia y Chile nos han superado en innovación y digitalización de sus poblaciones”, agrega Calero. Mientras la ley permanece estática, otros países de la región han seguido innovando. El año pasado, la aprobación de la ley fintech en Chile introdujo un nuevo marco regulatorio, y Colombia avanza gradualmente hacia un sistema de banca abierta. “Tal y como está, la configuración actual frena la innovación y pasa por alto la digitalización de los procesos tecnológicos”, apunta Peña Bunge.

Retraso en la reglamentación secundaria y sus consecuencias

La Ley Fintech de México parecía prometedora cuando se promulgó en marzo de 2018. El artículo 76 de la ley establecía una visión para un sistema financiero abierto a través de interfaces de programación de aplicaciones (API) para compartir diferentes tipos de datos entre las instituciones financieras. Sin embargo, la falta de actualización por parte de la CNBV ha dejado la iniciativa en el limbo.

No es sólo la falta de actualizaciones lo que frena al sector fintech de México; también es el retraso en la emisión de regulaciones secundarias críticas. De acuerdo con la Ley, la CNBV tenía el mandato de publicar estas normas adicionales dentro de los 24 meses siguientes a la promulgación de la ley. “Llevamos 63 meses y todavía hay lagunas en el marco legal”, señala un informe de Belvo, una plataforma de APIs. Este vacío deja en el limbo a empresas y entidades financieras, sobre todo en lo relativo a compartir datos transaccionales. “El retraso de las normas secundarias se atribuye a cambios de personal en la CNBV”, afirma un conocedor del sector. Si bien las disposiciones generales se emitieron en 2020, solo cubren parte del alcance del intercambio de datos y la estandarización requerida para las Finanzas Abiertas prácticas, lo que obstaculiza la competitividad del panorama fintech de México.

La lentitud normativa es uno de los muchos impedimentos. Según los expertos, la resistencia de las entidades financieras también contribuye a la lentitud de la adopción de las finanzas abiertas. “A menudo, esta resistencia se debe a la falta de concienciación sobre las ventajas de compartir datos”, señala un reciente informe del sector. Además, los costes asociados al acceso de terceros a los datos han resultado difíciles de negociar, lo que añade otra capa de complejidad a la implantación de las finanzas abiertas en el país. Estas barreras internas podrían ahogar aún más el potencial de crecimiento e innovación del país, a pesar de sus condiciones favorables para la digitalización financiera.

En un audaz movimiento legal, Juan Pablo Ybarra Llamas, un ciudadano mexicano con varios cargos en la industria fintech, ha emitido una queja. Llamas dice que el retraso en la publicación de las reglas secundarias “viola mi derecho humano a acceder a servicios financieros que contribuyan a mi desarrollo.” La CNBV tenía inicialmente 24 meses para publicar estas reglas secundarias, pero han transcurrido cinco años sin que se concreten. Llamas agrega que la situación actual “limita mi capacidad de elegir entre una mayor oferta y diversidad de productos y servicios financieros que se adapten a mis necesidades y preferencias.”

Un entorno propicio para las finanzas abiertas

A pesar de los contratiempos, los expertos y los líderes del sector creen que México presenta un entorno favorable para las finanzas abiertas. “La prevalencia del empleo informal, las elevadas comisiones bancarias y la desconfianza general en las instituciones financieras tradicionales crean un terreno propicio para que prosperen las finanzas abiertas”, afirma Calero. El cambio generacional hacia la digitalización se suma al optimismo. Asociaciones del sector como Fintech México, en colaboración con organismos internacionales como la Embajada Británica, contribuyen activamente al tan necesario marco regulatorio. “La próxima fase de la regulación debe centrarse en el intercambio de datos transaccionales, que puede desbloquear la inclusión financiera y la innovación sin precedentes”, añade el informe de Belvo.

De cara al futuro

Mientras el reloj sigue avanzando, existe un consenso cada vez mayor de que se deben tomar medidas para revisar las leyes y regulaciones fintech de México. En este sentido, Calero señala: “Uno de nuestros objetivos para 2023 es lograr una propuesta de modificaciones a la regulación actual.” Estos cambios son cruciales para que México recupere su ventaja competitiva en fintech.