¿QUIÉN SE BENEFICIÓ CON LA “MUERTE” DE AHMSA”?
Resulta ingenuo pensar que la quiebra de Altos Hornos de México es obra de la casualidad. La debacle del otrora “gigante de acero” se debió, en cambio, a la confabulación de “fuerzas oscuras” que urdieron una conspiración para propiciar la “muerte” de la empresa. No olvidemos ni por un momento que su caída comenzó a la par que el gobierno de la 4t llegó al poder.
Cuando ocurre un homicidio, y no se captura de inmediato al responsable, las primeras preguntas que se plantean los investigadores son: ¿Quién tenía algún interés en que muriera la víctima? ¿Quién se benefició con su muerte? Respondiendo esas dos preguntas, se puede generar una hipótesis sobre la posible identidad del victimario.
Sería válido entonces plantear esas dos mismas preguntas para el caso de AHMSA. Pero vayamos por partes. En primer lugar, hay que identificar a la víctima, o en este caso, a las víctimas.
De manera directa, tenemos a los socios de la empresa, y concretamente a ALONSO ANCIRA, principal accionista de la misma y presidente de su Consejo de Administración. Y de forma indirecta, decenas de miles de víctimas más. Sus 19 mil empleados y sus familias. Los cientos o tal vez miles de proveedores de distintos productos y servicios. Los comercios que se veían beneficiados de la derrama económica que Altos Hornos generaba. Y hasta los gobiernos municipales, estatal y federal, por los impuestos que cobraban.
EL NOMBRE DEL VICTIMARIO
Pasemos entonces al meollo del asunto: ¿Quién se benefició más de la caída de Alonso Ancira? Se me ocurren tres posibles respuestas. Primero, el tabasqueño ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quién nunca ha ocultado el odio que le tiene al magnate, ni su deseo de cobrar venganza porque Ancira se atrevió a jugar en su contra en las elecciones presidenciales de 2006, 2012 y 2018. De hecho, en sus “mañaneras”, AMLO ha dicho en reiteradas ocasiones que no habrá arreglo para AHMSA en tanto Ancira no se haga a un lado, con lo cual confiesa que es Ancira el verdadero objetivo de sus ataques. Y debemos recordar que la debacle inició —o se precipitó— cuando el gobierno federal que encabeza el tabasqueño le comenzó a cerrar a la empresa el acceso a los recursos energéticos que le permitían operar: PEMEX le cortó el suministro de gas y la CFE le cortó el suministro de energía eléctrica.
Luego viene NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA, aliado incondicional de AMLO, quién también le está cobrando viejas cuentas a Alonso Ancira. A “Napito”, cómo lo apoda la gente por su infinita pequeñez, no se le olvida que Ancira le negó siempre la posibilidad de que su sindicato pudiera tener la titularidad del contrato colectivo de trabajo en AHMSA, lo cual para él habría significado un ingreso de decenas de millones de pesos cada año tan sólo por lo que cobra por concepto de cuotas sindicales, más otros muchos beneficios. Con Ancira fuera de la ecuación, y con el apoyo de López Obrador, lo natural sería que el sindicato de Napito asumiera el control sindical de la empresa.
Finalmente, viene JULIO VILLARREAL, el empresario al cual AMLO le quiso poner en charola de plata la compra de Altos Hornos, llevando primero la empresa a su quiebra para demeritar su valor, y torciéndole el brazo a Alonso Ancira para que se la vendiera en condiciones inmejorables. Este escenario estuvo a punto de concretarse hace meses, cuando las condiciones de la empresa aún no eran tan lamentables como las actuales, pero Ancira, en su infinita mezquindad, se negó a cerrar el trato con el aliado de López Obrador. Esta decisión, lejos de ayudar a la salvación de AHMSA, precipitó su caída.
El escenario actual es catastrófico. Alonso Ancira debe al gobierno de AMLO, en lo personal, más de 100 millones de dólares por el caso de Agronitrogenados, pero la deuda de AHMSA con sus acreedores —entre los que destacan el SAT, la CFE, PEMEX y el IMSS, más el salario y las prestaciones de todos sus trabajadores y la larga lista de proveedores a los que no les pagó— es mucho mayor. Y con la producción parada desde hace meses, no hay forma de que los pueda pagar, más que vendiendo a precio de remate los activos que le quedan a la empresa.
¿Quién se benefició con todo esto? AMLO, que consumó su venganza; Napito, quién además de vengarse aspira a quedarse con el contrato colectivo de la nueva empresa; y el empresario o los inversionistas que terminen por comprar a la empresa a una fracción de su valor, si es que no termina siendo “nacionalizada” por el gobierno de la 4t y entregada en manos de los militares para su administración.
Así es que no nos hagamos bolas. Si queremos saber quién o quienes son los culpables de la quiebra de AHMSA, ahí tenemos la respuesta.