Se abre iglesia a la diversidad

(Agencia Reforma)

Monterrey.- Es un viernes por la noche en la Parroquia Universitaria «San Juan Bosco», en Monterrey. Uno 30 fieles, entre jóvenes, parejas y familias, están reunidos para celebrar una misa histórica, que tiene como intención las personas de la diversidad sexual.

Frente al altar, el Padre Edgar Eduardo Alvarado transmite su mensaje: el amor de Dios es para todas las personas.

«La Iglesia es su casa, es su familia», expresa el sacerdote durante su homilía.

«Y aunque a veces has recibido rechazo, señalamiento, hoy te quiero decir que la Iglesia te abraza y te quiere, y que el mismo Dios te tiene dentro de su corazón».

Al terminar la eucaristía se escucha una invitación a unirse a Matices, un grupo conformado por mujeres de la diversidad sexual que buscan acercarse a Dios a través de la Iglesia católica.

Este grupo nació en 2021, poco después de que la Arquidiócesis regia iniciara la Pastoral de Acompañamiento a Personas de la Diversidad, creada hace cuatro años con el objetivo de atender a los fieles que forman parte de la población LGBT+.

El grupo y la pastoral tienen su base en que los que son parte de la población sexual diversa son amados por Dios, igual que todas las personas.

«El objetivo es que las personas tengan un lugar de encuentro con Dios, consigo mismos y con el prójimo», señala en entrevista el Padre Alvarado, quien está al frente de la Pastoral desde sus inicios.

«La clave es ver al otro como una persona, quitando etiquetas y estigmas. Amarlo como lo ama Jesús».

 

AMAR POR IGUAL

El Padre Alvarado comparte en conversación que durante su juventud sentía rechazo hacia las personas de la diversidad. La transformación llegó al recibir la noticia de que uno de sus amigos más cercamos es parte de la población LGBT+.

Tras informarse más al respecto, decidió realizar una tesis sobre el acompañamiento a personas de la diversidad, proyecto precursor de la Pastoral que hoy encabeza.

Al acercarse al Arzobispo para compartirle sus inquietudes, cuenta, se encontró con que el prelado ya tenía en mente hacer algo al respecto.

«La Iglesia ha estado consciente desde sus inicios que todos tenemos cabida en ella», señaló el Arzobispo en entrevista.

«La importancia es reafirmar este llamado que tenemos como Iglesia de ser una sociedad salvífica en la que todos tenemos un lugar».

Esta Pastoral, explica el Padre Alvarado, brinda acompañamiento a quienes buscan tener un encuentro con Dios y ser personas de bien, igual que las demás pastorales. La única diferencia es que ésta toma en cuenta las realidades que vive la población sexual diversa.

También acompañan a los padres o familiares de personas LGBT+ en sus proceso de entendimiento y aceptación.

«Llegan papás con una idea equivocada de que sus hijos se van a condenar. Después de platicar se van con paz en el corazón», cuenta el sacerdote.

Además, visita colegios para brindar herramientas de acompañamiento a estudiantes LGBT+.

Y aunque podrían parecer acciones novedosas, dice el sacerdote Alvarado, no es del todo nuevo.

Uno de los primeros precedentes fue cuando el Padre José Francisco Gómez Hinojosa, hoy Vicario General en Catedral, inició en los años 90 un grupo de apoyo a personas de la diversidad sexual con enfoque a la prevención de VIH.

 

AMADAS POR DIOS

Si hace unos años le hubieran dicho a Adriana Mendoza que un día se sentiría amada por la Iglesia católica, sin ser juzgada por su orientación sexual, no lo habría creído.

Durante mucho tiempo tuvo un gran conflicto: quería estar cerca de la Iglesia, pero se alejaba porque sentía que no podía pertenecer si tenía una pareja mujer.

«Cuando estaba joven y llegaba a platicar con algún sacerdote, decía: ‘Te vas a ir al infierno'», cuenta la mujer de 56 años.

Un día que estaba a punto de alejarse de nuevo, una amiga la alentó a compartir sus inquietudes con el Arzobispo.

Fue entonces que se enteró de la existencia de la Pastoral y, entre los dos, iniciaron el grupo que ella había anhelado toda su vida y que no imaginaba que podría hacerse realidad.

«Soñaba con que hubiera otras personas que se sintieran pertenecer y abrazadas. Por Dios y por la Iglesia», cuenta Adriana, coordinadora de Matices.

Matices recibe a cualquier mujer de la diversidad sexual que busque un acercamiento con Dios. En un futuro se podría iniciar un grupo para hombres.

Actualmente hay entre 15 y 18 integrantes de entre 24 y 60 años, quienes se reúnen cada martes en la Parroquia «San Juan Bosco» y realizan actividades de formación espiritual y humana, bajo la asesoría de diversos sacerdotes.

«Es una necesidad», señala el Padre Alejandro Beltrán Garza, Párroco de San Juan Bosco.

«Son chicas que buscan a Dios y que quieren ser parte de la Iglesia. Y en cuanto a eso y como toda la comunidad, son bienvenidas».

La mayoría de estas mujeres relata cómo se habían alejado de la Iglesia, creyendo que su forma de amar no era la correcta.

«No sentía que fuese a pasar algo así, que tuviésemos un espacio donde pudiéramos congregarnos libremente, sin escondernos», cuenta Yovana Gómez, de 31 años, quien pudo recuperar su relación con su familia gracias a Matices.

Cada historia es diferente, pero todas coinciden en que ahora tienen un espacio seguro donde se saben amadas por Dios.

«Matices está siendo ese granito de mostaza que le va a ayudar a muchísima gente», cuenta Helena Ortiz, de 43 años, quien recuerda cómo sus oraciones se veían interrumpidas al cuestionarse si Dios la quería o al menos la escuchaba.

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«La Iglesia está abriendo sus puertas a todos». (AGENCIA REFORMA)

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