Comparten dolor por los cinco jóvenes de Lagos de Moreno

Foto: Agencia Reforma

Guadalajara-«Éramos tan felices y no lo sabíamos», escribió la usuaria de Facebook Joselin Guel, quien compartió fotos con Dante Cedillo Hernández, cuando eran niños.

Dante es uno de los cinco amigos desaparecidos y presuntamente asesinados por un grupo de la delincuencia organizada en Lagos de Moreno.

En medio de la incertidumbre y el dolor, sus amigos y familiares han expresado su malestar en redes sociales.

«Y esa gran amistad seguirá», compartió otro familiar con una foto de Uriel Galván González y Diego Alberto Lara Santoyo, en la que ambos aparecen también de niños, uniformados, en sus primeros años escolares.

«Mi Uri, tú sí que dejas una gran huella, miles de carcajadas qué sacaste a todo aquel que te conoció, una grandísima persona», compartió el usuario Aldo Galván.

Uno de los más activos es Armando Olmeda, papá de Roberto Olmeda Cuéllar, desde las redes ha lanzado peticiones para no difundir de su hijo más que una foto, la misma que colocó en un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús que dejó en el Mirador de San Miguel, donde estuvieron antes de desaparecer.

«Tú eres el cielo, cambiarás tú el color, te amaré siempre, la magia quedó en mí, 5 días para 5 ángeles», aseguró en una publicación.

«Vamos, vamos, no tardes», escribió en otra publicación en la que compartió unos guantes de box.

De acuerdo con su familia, a Roberto le gustaba boxear y tanto él como Uriel practicaban este deporte desde hacía años.

MURAL publicó que los cinco jóvenes eran amigos desde pequeños: se conocieron en las calles de la Colonia San Miguel, y el Mirador de ese barrio era uno de sus puntos de reunión.

El 11 de agosto se reunieron con la intención de divertirse, se quedaron de ver con otro amigo, pero nunca llegaron y fue ese otro joven quien avisó a las familias.

«Ahí en el barrio se conocieron, de hecho, ahí siempre iban, ahí estaban con nosotros, uno, el ciclista (Dante), ahí estaba, el otro, el herrero (Diego), yo soy albañil, de repente me decía ‘eh, ¿cómo ves, unas viguetas?’ y me las hacía.

«El otro, Jaime, chico para el futbol, lo fui a ver un partido (…), esa es nuestra familia», recordó Armando Olmeda cómo vio crecer a los cinco amigos. (AGENCIA REFORMA)

 

 

 

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