COMO DECÍA MI ABUELA

El burro…

La comida de mi abuela, se sentía como un apapacho al estómago, era llenarse del amor con el que preparaba sus platillos. Por eso, cada que tenía oportunidad, alargaba el momento haciéndome tacos de todo. Un tío me miró y dijo en tono sarcástico «oye, traías hambre», a lo que mi abuelita le increpó «el burro hablando de orejas» mientras le servía un segundo plato.

El contexto de violencia en qué vivimos en México, es el mismo para todos, pero no todos estamos expuestos a él de la misma manera. La religión que profesamos, la clase social, la región del país en la que vivimos, el grado de estudios, el acceso a un trabajo con prestaciones, el color de piel, la raza y el sexo, entre otras categorías, determinan la medida en la que padecemos el contexto violento de nuestro país.

Por esto resulta absurdo que el presidente de la República pregunte si no será acaso él una víctima de violencia de género o que, si el género es solo femenino, haciendo alusión a la orden que un juez Federal le dio de abstenerse de exponer datos confidenciales de Xóchitl Gálvez, misma restricción que aplica para otras autoridades del Gobierno Federal como las autoridades hacendarias.

La Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), ratificada por México desde 1981, obliga al Estado Mexicano a establecer protocolos para eliminar la discriminación contra las mujeres, siendo la violencia de género una de ellas. Hablar de violencia en razón del género es establecer que los estereotipos asociados al sexo definen socialmente la manera en que somos tratados hombres y mujeres y por lo tanto, influyen de manera negativa en la participación social y política de estas últimas.

La discriminación y la violencia política se dan siempre «de arriba hacia abajo» es decir que la ejercen las personas que ostentan el poder frente a aquellas que no lo tienen, por lo tanto decir que el hombre más poderoso de México nuestro Presidente está siendo violentado por cualquier otra persona es un absurdo o como diría mi abuela es «el burro hablando de orejas» ya que el Presidente se ha encargado de utilizar las conferencias matutinas como medios para adoctrinar a su rebaño influenciando las decisiones políticas del país ejerciendo Violencia Política de Género al momento en que habla de la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la Ministra Norma Piña o de la Senadora Xóchitl Gálvez, así como de muchas otras mujeres activistas que forman parte del movimiento feminista de México, que en este momento, se puede consagrar como la verdadera oposición a quienes ostentan el poder, es decir la verdadera izquierda.

Así lo han demostrado las acciones realizadas últimamente por las colectivas, Nosotras Tenemos Otros Datos, Todas México, Las Constituyentes MX por mencionar algunas, que tienen que ver con la defensa de los DDHH de las mujeres, sobre todo, aquéllas en las que defendieron y promovieron la ley 3 de 3 contra la Violencia, los amparos interpuestos en contra de la cancelación de 35 Normas Oficiales y la más reciente, el llamado  al INE y a sus consejeros para establecer una Defensoría de Derechos Políticos para las Mujeres, en virtud de que la violencia política constituye el mayor obstáculo para la participación de las mujeres en la vida democrática de nuestro país.

Así que, si vamos a hablar de violencia de género, entendamos que esta es un término establecido para aplicar acciones afirmativas para erradicar todas las formas de discriminación en contra de las mujeres, incluyendo, la violencia política. No debemos pensar que ya porque se establecen las leyes, éstas son aplicadas y respetadas por todos, recordemos que vivimos en una sociedad marcada por la cultura del machismo y esto no se borra de un día para otro.

Por eso, seguimos denunciando, cada quién desde nuestra trinchera, cuando un hombre afirma ser víctima de violencia de género, que antes llega a ser victimario, o como diría mi abuela, es «el burro hablando de orejas» y hay burros con orejas «más largas que la cuaresma».

 

Autor

Leonor Rangel
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