COMO DECÍA MI ABUELA

“Aquí hay mucha tela…”

Cuando nos reuníamos en la sala, después de la sobremesa, mi abuela se ponía a contarnos historias de cuando era joven. Había anécdotas de las travesuras de mis tíos y tías, de las que ella misma hizo de pequeña, o de las que aplicó mi abuelo cuando tenían poco tiempo de casados. Éstas últimas eran de las que menos le gustaba oír a mi abuelo y las que más risa nos provocaban, más por la reacción de mi abuelito que por la anécdota en sí, pero mi abuela exclamaba “aquí hay mucha tela de dónde cortar” y mientras nos seguía contando, mi abuelo respondía con la conocida excusa –deja voy a ver los gallos-.

Después de ver la película de Barbie, definitivamente “hay mucha tela de dónde cortar” pues la producción retrata, a manera de sátira, detalles que tenemos muy normalizados en nuestra sociedad, pero al verlos desde la perspectiva de Ken, nos resultaron cómicos, burlescos y hasta incómodos.

El hecho de que, no solamente no vemos dónde viven los Kens, sino que, además Barbie estereotípica (Margot Robbie) señala que nunca había pensado en eso, nos da una visión de la pobreza y la precariedad con rostro masculino, lo cual, en nuestra cultura no encaja, y muchas personas, hombres y mujeres, lo consideraron algo injusto; sin embargo, de acuerdo con el INEGI, en México hay 23.9 millones de viviendas particulares habitadas propias, de las cuales 41.5% de las personas propietarias son mujeres y 56.9% son hombres. Aún más grave, 14 millones de familias en nuestro país, no tienen los medios para adquirir o construir su vivienda, de acuerdo a datos recabados por la organización Hábitat para la Humanidad México. Así que, los Kens de la película podían vivir en parques, plazas o playas y, aun así, su situación era menos precaria que la de millones de personas en el mundo real.

Situaciones cómicas, como aquéllas en las que las Barbies tenían que comportarse como si no supieran lo suficiente de un tema para que un Ken les explique, ejemplifican muy bien el mansplaining que muchas mujeres del mundo real vivimos, pues no olvidemos que el lema de Barbie es “tú puedes ser lo que quieras ser” y cada Barbie tenía una profesión propia, lo que las hacía más calificadas que los Kens para la mayoría de las cosas.

Situaciones incómodas, como la que pasó Barbie en el mundo real, pues no solamente fue víctima de acoso y abuso sexual, sino que, además fue revictimizada por las autoridades, cuando la arrestaron a ella y a su acompañante (y no al tipo que la violentó) y todavía los policías hicieron comentarios respecto a la forma en la que iba vestida. Una situación bastante familiar para las mujeres reales.

Un mensaje muy conmovedor por parte de Gloria, donde se establece claramente (y de una manera muy atinada para los productores) cómo ni siquiera Barbie, una muñeca que encarna el estereotipo de “la mujer perfecta” puede cubrir el canon social de perfección que se nos impone a las mujeres, pues el sistema siempre se encarga de mostrarnos nuestras “imperfecciones” o “áreas de oportunidad” si se las quiere llamar de ese modo.

Ver a Ken como “el accesorio”, “el complemento”, sólo “el novio de Barbie” a muchas personas les causó disgusto, sin embargo, pasamos por alto que la película está diseñada a manera de sátira y se expone como en muchas ocasiones hablamos de las mujeres como “el complemento del hombre”, la “esposa o novia de” o “la hija, madre, abuela, hermana de” etc, tomando como referencia a un hombre y no a los logros y la reputación que ella misma se ha forjado.

La pelea de los Kens, provocada por las Barbies y que impide un cambio en la Constitución que los favorezca, bien puede tomarse como una ejemplificación de cómo el sistema hace que se desperdicie el tiempo y energía en peleas vanas, en lugar de aprovecharse para algo más productivo, un claro ejemplo del dicho “el peor enemigo de un Ken, es otro Ken”, ustedes entienden a qué me refiero.

En fin, seguiremos leyendo y escuchando opiniones muy variadas de Barbie, ya que, como decía mi abuela “aquí hay mucha tela de dónde cortar”, yo por lo pronto, me voy a buscar una Barbie, para jugar a la defensora de los DDHH, tal vez ella, le ayude a los Kens a realizar el movimiento social equivalente al feminismo que los ayude a tener acceso a equidad y justicia, algo que, aunque cada día vemos más cercano en las leyes, aún no se traduce en acciones directas en la vida de todas las mujeres.

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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