A LA BÁSCULA

Muchas felicidades, Saltillo

Como dice la canción, parece que fue ayer, pero no, no fue ayer, hace 46 años cuando la ciudad de Saltillo cumplió sus primeros 400 años de edad. Era 1978 y Coahuila era gobernado por el profesor Oscar Flores Tapia. A los laguneros nos parecía una enorme cantidad de años para una ciudad tan cercana, porque Torreón apenas ese año cumpliría 71 años de edad, era prácticamente una ciudad puberto, comparada con la capital estatal.

Como una forma de festejar esa fecha tan memorable, me parece que, en el último tramo de la administración municipal de Francisco J. Madero González, en Torreón se impuso el nombre de una calle Saltillo 400, hoy una de las calzadas más transitadas de Torreón y —aunque no estoy del todo seguro— creo que en Saltillo se devolvió la copa cuando Torreón llegó a sus primeros 100 años, y creo que en la capital estatal se bautizó igualmente una calle como Centenario de Torreón o algo por el estilo.

Tres años después de cumplir 400 años como ciudad, tuve la oportunidad de vivir en Saltillo por un lapso corto, pero lo recuerdo sobre todo con gran alegría porque logré tejer muy buenas amistades que sigo conservando hasta la fecha, aunque algunos de aquellos viejos amigos se nos han adelantado en el camino.

Eran los tiempos que —igual me equivoco porque no tengo mayor referencia que esa—, Saltillo alcanzó los más altos niveles de politización. El profesor Oscar Flores Tapia había entrado en la recta final de su gobierno, pero sus insalvables diferencias con el entonces presidente José López Portillo, impidieron que llegara al término constitucional para el que fue electo, fue destituido de su cargo a unos meses de concluir su mandato, y sustituido por el lagunero Francisco J. Madero González ‘Panchito Madero’, quien también fue conocido como el ‘Gobernador de los 100 días’.

Dicen los que saben que el gran error que cometió el profesor Flores Tapia fue que, en una ocasión en una visita a la Secretaría de Hacienda, entonces encabezada por López Portillo, y cuando éste venía por un pasillo de la dependencia con Mario Moya Palencia a su lado —a la sazón Secretario de Gobernación— el mandatario coahuilense saludó a ambos cordialmente pero más efusivamente a Moya Palencia, mientras le decía a ‘Jolopo’, está usted ante el próximo presidente de México.

López Portillo nunca olvidó aquél detalle que él consideró, registró y guardó como una ofensa, de ahí su rechazo por el mandatario coahuilense a quien buscó afectar de manera constante y lo consiguió hasta el final de su sexenio, a pesar de que, entre los ciudadanos, éste gozaba de una gran popularidad y simpatía. Él fue el hombre que sentó en aquellos tiempos las bases para conseguir lo que actualmente es la Región Sureste, uno de los clústeresautomotriz más importantes de México, al gestionar, negociar y facilitar la instalación de las dos primeras plantas armadoras en Ramos Arizpe, la Chrysler, y la General Motors.

Su huella como gobernante está presente en todos los municipios de la entidad, al crear infraestructura urbana importante. En Torreón, a su visión debemos lo que actualmente es el Bulevar Constitución, entre otras.

Me tocó vivir de cerca ahí en Saltillo la última parte de su proceso, los mítines de apoyo que se organizaban en apoyo de Flores Tapia, pero recuerdo sobre todo uno memorable en el que el orador principal era Luis Horacio Salinas, su secretario de Gobierno, y quien cometió un gazapo verbal que lejos de ayudar, perjudicó al hasta ese momento todavía gobernador Coahuilense. Viví como ciudadano saltillense la caída de quien me parece que fue un gobernador con una gran visión y vocación social.

Muchos años después regresé a Saltillo, no a vivir, pero sí semanalmente los viernes viajaba a la capital para conducir un programa de análisis para Coahuilteca Medios que encabezaba mi querido amigo Martín Valdés Rodríguez, con alcance estatal porque además de que se transmitía en nuestras estaciones de Torreón, San Pedro, Francisco I. Madero, Piedras Negras y Acuña, lo replicaban algunas otras emisoras del resto del estado, de hecho allí mismo en Saltillo, en una de las estaciones que estaban bajo la dirección de otro querido amigo, René Robles. Hice pareja en ese programa primero con Javier Solís, y durante varios años con mi querido Sergio Martínez ‘El Brother’.

Ya desde aquél tiempo y en relación al periodo que viví en Saltillo, la ciudad estaba totalmente transformada, había tenido un crecimiento impresionante, mismo que ha venido sosteniendo de manera acelerada en los años siguientes. Saltillo llega a sus primeros 446 años con un crecimiento galopante no solo en lo urbano y poblacional, sino económico e industrial como cabeza de una región que se ha constituido como uno de los clústeres automotrices más importantes del país.

Es además una de las ciudades más seguras del país para vivir, y de echo es la capital estatal más segura de todas las entidades del país, y este aniversario lo toma con su zona centro histórica en una total transformación que me parece que va a ayudar a mostrar con mayor calidad su belleza y tradición.

No, no soy saltillense ni vivo ya allí, pero me congratulo y hago mío el gusto de todos los saltillenses por nacimiento o adopción, por este gran aniversario.

¡Muchas felicidades, Saltillo! ¡Felices 446 años!

 

laotraplana@gmail.com.mx

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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