La guerra Rusia-Ucrania significa la reivindicación de las pretensiones de futuro de los recientes actores asiáticos, indicó Arturo Oropeza García
Ciudad de México.- Sin el aval de China, Rusia no habría iniciado la guerra contra Ucrania; el hecho de que el gigante asiático sostenga financiera, comercial y tecnológicamente a este último país con insumos, evitó su caída estrepitosa, apuntó Arturo Oropeza García, especialista del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
Al participar en el Conversatorio Rusia-Ucrania ¿El gran juego del siglo XXI? puntualizó que la razón de este conflicto es euroasiática, es la reivindicación de pretensiones en un momento histórico en el que Vladimir Putin creyó que era importante realizarlo para “ser un jugador reconocido en la mesa”. Sin embargo, el escenario no es el que esperaba el presidente ruso, es decir, la rendición de Ucrania a los 15 o 30 días.
Se supone que las guerras habían quedado en el siglo XX y, en el marco de los acuerdos, ni siquiera se concebía un conflicto de ese tipo. “De ese tamaño es el gran pecado de Occidente, que pierde el sentido de la realidad, del pragmatismo, pocos internacionalistas vieron venir este problema”, alertó.
En el encuentro híbrido, organizado por el IIJ, Arturo Oropeza recordó que a partir de las primeras organizaciones asiáticas y occidentales no ha habido paz, es una cadena de enfrentamientos asiáticos, occidentales y euroasiáticos que han dominado la escena histórica mundial a lo largo de tres mil años de historia antigua y moderna.
En ese sentido, el investigador universitario consideró que el mundo se encuentra ante un nuevo choque de imperios. “Si el punto es darle a Rusia, Crimea y Donbás y con ello concluye la guerra, la pregunta es ¿por cuánto tiempo? Ello es simplemente la evidencia de un declinamiento de Europa que estaba anunciado”.
De acuerdo con el especialista, esta guerra encuentra una Europa dividida. Aunque tuvo una reacción importante, está en duda la integración europea y de América. “Lo que observamos es un ascenso asiático, por ello Putin decidió invadir y la Unión Europea no pudo inhibir la entrada de tanques rusos a Ucrania, lo que representa una prueba objetiva del declinamiento europeo y el fortalecimiento del sino-ruso”.
Planteó que se ha llegado al final de la dominación occidental en la historia del mundo, es un hecho geopolítico, lo que se puede observar ante la falta de control por parte de occidente de un evento beligerante como el que se vive hoy en Europa, además del renacimiento de las sociedades asiáticas a gran escala.
“Eso es lo que significa la guerra entre Rusia y Ucrania, es decir, la reivindicación de las pretensiones de futuro de las nuevas potencias o actores asiáticos”. El gran ganador del primer año de este conflicto bélico es China, acotó.
Dos bloques
A su vez, el consultor en Riesgo Político y Seguridad, Fausto Carbajal Glass, apuntó que si algo ha provocado este conflicto en Europa es devolverle “un segundo aire” a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con la adhesión de Finlandia, mientras que a nivel global habría que analizarlo “como una inscripción bajo una lógica de competencia estratégica por el poder mundial”.
Resaltó que la alianza sino-Rusia no es nueva, era vigente desde antes del inicio de la guerra. Símbolos como la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, a Rusia, hacen que esa asociación sea cada vez más evidente.
Aunque China entró a este esquema de alianza poco convencida de ello, luego de la invasión a Ucrania se ha decantado más en favor de la relación sino-rusa. “Se están conformando dos bloques de sistemas de alianza: por una parte, Rusia-China (cada vez con mayor solidez); y, por la otra, Estados Unidos-Europa”.
Esta tragedia -que ha ocasionado miles de muertes- surgió por dos premisas equivocadas: el acuerdo de asociación estratégica firmado por Estado Unidos y Ucrania. En noviembre de 2021 Kiev se abría paso a una posible adhesión a la OTAN, “algo por demás intolerable desde la óptica geopolítica, no solo para Putin, sino para Rusia como país”. El segundo error fue que el presidente ruso subestimó severamente las capacidades de reacción de Ucrania y tomó decisiones por completo equivocadas.
Una de las consecuencias para Rusia es el evidente fracaso de la invasión a Ucrania, “resultado de una OTAN revigorizada, una Europa más consciente de su europeidad y una mayor cohesión al interior de la región, además de una Rusia aislada política y diplomáticamente, diezmada en su economía por las miles de sanciones económicas por parte de la comunidad internacional”.
De acuerdo con Carbajal Glass, para que este conflicto concluya habría que darse un cambio de régimen en Rusia o la salida de Putin de la escena y pueda ser juzgado. No obstante, será cuestión de tiempo para que otra persona, con una concepción geopolítica similar, revisionista y que explote los agravios políticos históricos, repita algo similar y trastoque el endeble equilibrio de poder en Europa.
En el conversatorio también participó Eugenio Anguiano Roch, integrante del Centro de Estudios China-México de la UNAM, y exembajador de México en ese país oriental. (UNAM)
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