A LA BÁSCULA

El tiro de gracia

 El campo mexicano se encuentra totalmente devastado. En los últimos cuatro años, paulatinamente a los campesinos, sobre todo del sector social, el gobierno les ha venido retirando de a poco todos los programas en los que se apoyaban no para vivir, sino para sobrevivir a duras penas, y el ´tiro de gracia’ lo recibieron recientemente cuando por órdenes presidenciales, el Congreso de la Unión, los diputados primero y los senadores después pero ambos en ‘fast track’ decretaron la desaparición de la Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, mejor conocida como Financiera Rural.

“Muy triste, preocupante e indignante ha sido la noticia sobre la desaparición (de la Financiera Rural), sobre todo para quienes tenemos el orgullo de haber laborado en ella y para quienes se beneficiaban, no de una dádiva, sino de un crédito que las daba la oportunidad de auto superarse”, escribió en uno de sus artículos semanales en La Otra Plana el 23 de abril pasado, Enrique Martínez y Morales.

“Los argumentos en que principalmente se basa la terrible decisión son tres: que el nivel de cartera vencida era insostenible; que al tener menos de 300 mil acreditados no era representativa en el sector financiero nacional; y porque muchos de los beneficiarios no necesitaban del apoyo de la banca de desarrollo.

“Ya muchas voces acreditadas en el medio han salido a corregir lo impreciso de esas razones. La cartera vencida se disparó en años recientes, antes estaba muy sana, auditada por las autoridades bancarias y financieras del país. Las acciones de cobro eran eficaces y eficientes, y los acreditados del campo demostraron siempre su responsabilidad, buena voluntad y palabra al cumplir con sus pagos.

“Quizá los clientes directos eran pocos cientos de miles, pero muchos de ellos fungían como intermediarios financieros que a su vez dispersaban recursos a muchísimos más acreditados rurales, llegando a contabilizarse, en el 2018, 2.4 millones de ellos”.

“(…) El equilibrio que se mantenía era muy sano. Los créditos grandes se daban con garantías suficientes y análisis de riego profesionales; los pequeños, destinados a los ejidatarios y campesinos menos favorecidos, eran a la palabra. Aun así, los ingresos por intereses al cierre de 2018 superaron los 5 mil millones de pesos con una rentabilidad de doble dígito. Es decir, la Financiera cumplía a cabalidad con su función y no le costaba al país, salvo en casos marginales, de bajo monto y para atender algún programa público, como el del Pequeño Productor”, subrayó en su artículo el actual secretario de Vivienda y Ordenamiento Territorial del Gobierno de Coahuila; quien fuera delegado de la Secretaría de Economía en Nuevo León; y Director General de la Financiera Rural. Sabe de lo que está hablando.

Es decir, la desaparición de la Financiera Rural, fue al más puro estilo de una ejecución del crimen organizado. De rodillas, con las manos atadas y con el llamado ‘tiro de gracia’. Con esa medida decretada desde Palacio Nacional, los campesinos no tendrán ninguna instancia gubernamental que les refaccione para mantener vivo al campo mexicano, con apoyos para semillas, fertilizantes, implementos o maquinaria agrícola o pecuaria.

Por eso, uno no entiende cómo este domingo estuvo en la Comarca Lagunera la gobernadora de la CDMX, Claudia Sheinbaum. Particularmente con la gente de nuestro campo en Francisco I. Madero, les dijo que le daba gusto estar aquí, “con gente que trabaja el campo porque es gente que conoce el esfuerzo por eso hoy me pongo el sombrero, para que sepan en donde está mi corazón”.

La verdad, se necesita no tener entrañas, ni sentimiento, ni empatía ni solidaridad no vergüenza para decir lo que ella vino y dijo a nuestros campesinos, a quienes el gobierno al cual ella aspira a ‘seguir la transformación’, les ha asesinado de un tiro el único reducto que les quedaba para mantener vivo al campo mexicano y ellos mismos tener la forma de mantener activas sus parcelas para sobrevivir ellos y sus familias.

El desmantelamiento del ejido en nuestro país, se inició con la reforma al 27 Constitucional promovida en su momento por Carlos Salinas de Gortari. A gritos y sombrerazos, a manotazos, el campo mexicano se había mantenido –si bien en condiciones lastimosas- vivo y produciendo. Pero la desaparición de la Financiera Rural, insisto, es el tiro de gracia para nuestros campesinos.

Por eso no se entiende el cinismo con el que Sheinbaum viene y miente, engaña a nuestros campesinos. En los hechos, ya sabemos dónde está su corazón.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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