COMO DECÍA MI ABUELA

Con necesidad

Cuando se acercaban fechas especiales, cómo el 12, 24 o 31 de diciembre, mi abuela, mi madre y mis tías convenían en hacer tamales. Desde muy temprano traían la masa de nixtamal y se ponían a realizar los guisos, «hay qué hacer suficiente» decía mi abuelita, ya que éramos muchos de familia, más los invitados al tradicional rosario. Por este motivo no había tiempo para hacer la comida y generalmente nos servían taquitos de guisado de los tamales o recalentado del día anterior. Uno de mis primos hambriento decidió tomar algo de comer y tomó un tamal de la olla, ignorando que estaba crudo, y comenzó a comérselo. Cuando mi abuela lo descubrió, se río a carcajadas exclamando «con necesidad, no hay ley» y procedió a prepararle unos taquitos al pequeño.

En redes sociales se ha viralizado el caso de Roxana, la mujer que por defenderse de una violación (y posible feminicidio) en su propia casa, asesinó a su agresor en 2021 en el Estado de México, y ahora es sentenciada por exceso en la legítima defensa.

Colectivos feministas, además de difundir la noticia, están organizando manifestaciones y diversas acciones para mostrar el desacuerdo con el fallo y exigir justicia y libertad inmediata para Roxana, pidiendo que se tomen en consideración situaciones como el número de violaciones que ocurren cada día en nuestro país y la alta tasa de feminicidios que acontecen diariamente en México.

Si bien es cierto que está estipulado en la ley que no podemos hacernos justicia por nuestra propia mano, también lo es que como decía mi abuela, «con necesidad no hay ley» ya que, en el momento de la agresión, Roxana no sabía si sobreviviría y en el contexto de violencia que vivimos en México es posible creer que la vida de Roxana estaba en riesgo por lo que nos encontramos frente a una clara injusticia. Si Roxana no hubiese acabado con la vida de su agresor, estadísticamente sería un nombre más dentro de la larga lista de mujeres víctimas de feminicidio. ¿Cuánto vale la vida de un agresor? Al parecer es más valorada que la de la víctima, pues no solamente fue condenada por exceso en la legítima defensa a seis años y dos meses de prisión, sino que, además, tiene que pagar por el daño ocasionado a la familia de este. ¿Y la reparación del daño para Roxana? ¿quién correrá con el gasto de sus abogados, de las consultas psicológicas que son necesarias?  No olvidemos que Roxana fue víctima de una violación e intento de feminicidio, a Roxana la está dañando y revictimizando el Estado Mexicano, como suele hacerlo con las mujeres.

Como bien decía mi abuela «con necesidad, no hay ley» y por eso las mujeres salimos a las calles a exigir que se respeten nuestros derechos.

Así lo hicieron quienes acudieron a la boda de Canek Vázquez, ex diputado y delegado del Infonavit en Hidalgo, quién adeuda 90 mil pesos a sus hijos por concepto de pensión alimenticia, pero eso sí, puede darse el lujo de casarse en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México y alimentar y divertir a todos los invitados a su fiesta. Posteriormente, el ex diputado por MORENA señaló que duró varios años sin trabajo y que la boda no la pagó él, por lo que cabe decirle, así como suele decirse de las madres autónomas, ¿para qué tienes hijos? ¿para qué te casas, si no tienes dinero para mantener una familia?

Si no nos dan las leyes necesarias para hacer valer nuestros derechos las vamos a hacer nosotras, como la Ley Olimpia, Ley Monse, Ley Ingrid, Ley Sabina, y más recientemente, la iniciativa 3 de 3 contra la violencia, la cual fue aprobada por la Cámara de Diputados y por el Senado nacional y ahora, por 17 entidades federativas incluida Coahuila, por lo que la 3 de 3 ya cuenta con el rango constitucional necesario para garantizar que ni deudores alimentarios, ni agresores por cuestiones de género, ni violadores o acosadores tendrán acceso a cargos de poder.

Mi abuela decía «con necesidad, no hay ley» y aunque tenía razón, estoy segura que estaría orgullosa de ver que si no hay leyes que nos representen nosotras nos movilizamos y juntas hacemos que sucedan, esperen la «Ley Roxana»

 

Autor

Leonor Rangel