La inflación estadounidense y sus efectos en todo el mundo

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 Durante muchos años, la economía estadounidense ha sido la mayor del mundo, lo que la hace crucial para el comercio internacional. Como resultado, es un componente vital en las estrategias de gobiernos y empresas en todo el mundo. Además, el dólar estadounidense es una divisa fundamental para determinar la salud económica global, es por esto que cuando la economía de los Estados Unidos se ve afectada por una inflación elevada, el resto del mundo siente también sus efectos.

La economía estadounidense ha experimentado un aumento constante en la tasa de inflación en los últimos años, siendo 2022 el año en que ha alcanzado cifras sin precedentes en 40 años debido a las grandes subidas de los precios del petróleo y otras materias primas.

En junio, la inflación alcanzó su máximo histórico del 9,1 %, lo que tuvo efectos evidentes en la economía del país. El pueblo estadounidense ha tenido que reducir sus gastos en artículos de lujo y ocio, y ha tenido que recurrir a sus ahorros debido a la disminución de su renta disponible. En el ámbito financiero, esto ha obligado a las empresas a recortar gastos, lo que ha afectado negativamente el engranaje económico del país.

En el largo plazo, la inflación tendrá un efecto directo sobre el crecimiento salarial, lo que ocurre cuando los salarios no siguen el ritmo de la inflación y los trabajadores no pueden permitirse comprar más bienes o servicios para sus familias.

Uno de los principales efectos secundarios de la inflación es el rápido aumento del valor del dólar, pues un dólar fuerte reduce el valor de otras divisas que lo utilizan como referencia. Esto encarece las importaciones de otros países, agravando las presiones inflacionistas existentes dentro de sus propias fronteras. Incluso en países europeos relativamente prósperos, las economías se tambalean al borde de la recesión, ya que un euro vale menos de un dólar por primera vez en dos décadas.

La inflación estadounidense presiona a las empresas, los consumidores y los gobiernos extranjeros que piden préstamos en dólares, porque necesitan más moneda local para convertirla en dólares al pagar sus préstamos. Incluso las compras transfronterizas por Internet se han visto afectadas. Los canadienses que compren boletos del Powerball estadounidense, por ejemplo, tendrán que convertir más dólares canadienses para cubrir el precio.

Para ayudar a asentar la economía nacional y mundial, la Reserva Federal podría verse obligada a tomar medidas drásticas como la disminución del precio de los bienes y servicios mediante recortes fiscales y subvenciones. Aunque se trataría de una medida costosa de aplicar, aumentaría el poder adquisitivo del estadounidense promedio y ayudaría a reactivar el gasto.

También se podría aumentar la inversión en infraestructuras para crear puestos de trabajo e impulsar el crecimiento económico, ya que el desempleo es una de las consecuencias de una inflación duradera en la que las empresas reducen sus gastos.

Un enfoque más indirecto consistiría en mejorar el acceso de los ciudadanos a los productos de primera necesidad, para que no sufran tanto el impacto de la inflación. Esto incluye el acceso a la asistencia médica básica gratuita. Sin embargo, de todas las medidas, esta es la más difícil y lenta de poner en práctica, y podrían pasar años antes de que los ciudadanos noten los beneficios.

Independientemente de lo que decida hacer el gobierno, la inflación es probablemente el mayor desafío para la administración Biden, incluso más que la guerra en Ucrania y un posible resurgimiento del COVID, y si se equivoca, esto no solo significaría una derrota para el presidente norteamericano en las próximas elecciones, sino que el mundo entero seguiría sufriendo las consecuencias de importaciones costosas y divisas débiles.

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
El Heraldo de Saltillo