En menos de un año habrán cursado secundaria y preparatoria, por lo que en agosto estarán listos para cursar sus estudios superiores
Los niños saltillenses Alfredo y Juan Manuel Jiménez Valenciana, de 13 y 11 años de edad respectivamente, son considerados como niños con superdotación intelectual debido a su coeficiente de inteligencia significativamente alto, de 140 el primero y de 138 el segundo, de acuerdo con el Centro de Atención al Talento (CEDAT) de la Ciudad de México.
En menos de un año, han pasado de cursar la primaria a acreditar la secundaria en dos meses y actualmente estudian ya preparatoria, misma que terminarán en julio, para comenzar en agosto sus carreras universitarias.
En entrevista con El Heraldo de Saltillo, ambos hermanitos señalan que su vida ha sido relativamente normal. Les gusta el deporte, jugar videojuegos, convivir con sus amigos, salir de paseo y divertirse como cualquier jovencito de esas edades.
“La de nosotros fue una niñez normal. Íbamos a una escuela tradicional desde preescolar, aunque en casa siempre recibimos estimulación temprana. Teníamos programas en línea de matemáticas, de figuras, patrones, animales, sonidos, grafología etcétera, Íbamos a clases de ajedrez, natación, fútbol y todo normal hasta que entramos a primaria, donde el avance nuestro ya era muy grande en comparación a nuestros compañeros”, dice Juan Manuel.
“Todo era muy normal, aunque siempre teníamos muchas actividades. Eso hizo que en segundo de kínder yo empezara a leer y escribir, luego empecé con operaciones básicas de matemáticas y para tercer año de kínder ya sabía las tablas de multiplicar. Entrando a primer año de primaria aprendí a despejar la X, que es una operación de álgebra básica”, señala Alfredo.
Los adolescentes están reconocidos por la Federación Mexicana de Sobredotación Intelectual, además de pertenecer también al Grupo de Altas Capacidades, que agrupa a menores con esta condición de toda la república y donde cursan clases avanzadas sobre diferentes áreas como algoritmos, ADN recombinante, física, biología, programación por bloques y química, entre otras disciplinas.
La madre de estos menores, la señora Sandra Valenciana, dijo que en este país no es sencillo detectar cuando algún menor posee este tipo de habilidades extraordinarias, pues la mayoría de las veces, se mal diagnostica a los niños sobredotados y su condición se confunde con otro tipo de trastornos como el de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), lo que impide que se les otorgue el manejo adecuado y no desarrollen al cien por ciento su capacidad.
“En todas las instituciones educativas en las que han estado Alfredo y Juan Manuel nos han referido que es la primera vez que se encuentran con un caso similar, es decir, niños con sobredotación, algo muy diferente a las altas capacidades, que significa que tienen un talento, pero sobredotación se refiere a una genética con la que se nació. Es una condición que se tiene desde la actividad cerebral, neuronal, las conexiones en el cerebro están más desarrolladas, son términos muy diferentes”, comenta la señora.
Sandra Valenciana reconoce que ha habido complicaciones para lograr el avance académico de los pequeños, puesto que los reglamentos de la Secretaría de Educación no contemplan este tipo de casos y en el caso de Alfredo y Juan Manuel hubo necesidad de solicitar dispensas de edad para que pudieran serles reconocidos sus estudios de primaria y secundaria.
“Trabajamos incesantemente y logramos acreditar la primaria. Como mamá preocupada y como abogada consciente de los estatutos legales que tienen en todas las instituciones de nuestro país buscamos un argumento legal para que les pudieran otorgar una dispensa de edad basada en el alto rendimiento académico que ellos tienen, en las altas capacidades, en la sobredotación y lo obtuvimos por vía legal, fue una lucha que tuvimos”, dice la entrevistada.
“A partir de que ellos terminan primaria, gracias a Dios ya no nos pusieron otro tope para secundaria, por eso ellos en el sistema abierto lograron hacer secundaria en dos meses, cuando obtuvimos el certificado de secundaria comenzamos el proceso para que cursaran la preparatoria. Ahí lo único que nos pidieron es tiempo para asimilarlo y para ver si existía algún candado dentro de sus estatutos y reglamentos para admitir a un niño en ese entonces de 11 años Juan Manuel y Alfredo de 12”, agregó.
Afortunadamente, la petición tuvo una respuesta satisfactoria dado que no había ningún impedimento para aceptar a los menores, que iniciaron su bachillerato en enero de este año y se estima que para el mes de julio ya hayan concluido ese nivel, por lo que estarán listos para ingresar a la universidad.
Alfredo señala que le gustaría cursar la carrera de Ciencias Físico Matemáticas y Juan Manuel la de Licenciado en Derecho, ambos en la UA de C, sin embargo, están abiertos a los ofrecimientos de otras instituciones de educación superior.
A pesar de sus cualidades y el reconocimiento del que han sido objeto por su capacidad intelectual sobresaliente, los jovencitos lamentaron que los menores sobredotados sean prácticamente un grupo olvidado para el que no existen en las instituciones educativas los protocolos necesarios para su atención, ni los programas educativos que les permitan aprovechar mejor su talento.
“Creo que somos olvidados, somos muy pocos los niños sobredotados y no existen programas educativos adecuados para nosotros, en las escuelas incluyen a otros grupos vulnerables, pero nosotros no estamos considerados como una minoría que también necesita el apoyo. En México las personas con sobre dotación intelectual no equivalen ni al 1 por ciento de la población, por eso también queremos sentirnos incluidos y tener más participación”, señala Alfredo.
El mayor de estos hermanos dice admirar al eminente naturalista y matemático John Dalton, porque tuvo la audacia de imaginar qué había detrás de lo más pequeño y más allá del mundo cuántico, lo que lo llevó a desarrollar el primer modelo atómico, y también dice identificarse con el inventor Nikola Tesla “porque era un incomprendido”, según manifestó.
Por su parte, Juan Manuel señala que su personaje más admirado es el pintor holandés Vincent Van Gogh, cuyas obras no fueron apreciadas mientras vivía y hoy tienen un valor incalculable.
La señora Sandra dice estar consciente de lo que implica el que sus hijos estén por ingresar en la universidad a tan corta edad, por lo que junto con su esposo estará al pendiente de que las instituciones superiores estén dispuestas a ser flexibles en este caso atípico, y también de si los menores habrán de requerir algún tutor o un “maestro sombra”, como se ha hecho con niños que padecen algún trastorno del espectro autista.
Informó también que recientemente impulsó la creación de una asociación a través de la cual se busca encontrar y agrupar a más niños sobredotados para ver que se les dé el apoyo que merecen, e indicó que también muy pronto hará llegar un escrito al gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, para que se reconozca a estos menores como un grupo vulnerable con necesidades muy específicas que deben atenderse. (ÁNGEL AGUILAR)
Autor
- Reportero de El Heraldo de Saltillo con reconocida trayectoria en radio y prensa escrita en el estado de Coahuila.
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