“La incertidumbre es congénita al ser humano, y la muerte es la única certeza. Precisamente, por eso, el ‘secreto’ y la ‘sorpresa’ se vuelven las armas más poderosas de la guerra y de cualquier otro tipo de competencia o confrontación entre rivales. La inteligencia es, en ese sentido, una herramienta sumamente útil para estos procesos, toda vez que se trata de la recopilación de información y el análisis de contexto, así como del mediano y largo plazo, que nos da la capacidad de anticiparnos y convertir la incertidumbre en riesgo, con la posibilidad de transformar ese riesgo en oportunidad.” Así lo dice Jorge Tello Peón en el prólogo de la compilación “Inteligencia Estratégica en el contexto mexicano”.
En días pasados, una investigación, realizada por la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), Artículo 19 y Social Tic, señaló que: “Documentos de SEDENA muestran que una estructura militar secreta espió con Pegasus al defensor Raymundo Ramos para interferir en una investigación sobre abusos del Ejército en Nuevo Laredo, con pleno conocimiento del Alto Mando”.
De acuerdo con los documentos, el Ejército habría intervenido las comunicaciones privadas de Ramos con varios periodistas. Dichas conversaciones eran acerca de las ejecuciones extrajudiciales cometidas por el Ejército en Nuevo Laredo el 3 de julio de 2020, y según la hipótesis de los colectivos, el Ejército espió a Ramos para interferir en estos casos. En sus documentos secretos, el Ejército dice que Ramos, quien fue atacado con Pegasus en al menos cinco ocasiones, trabaja para el “Cártel del Noreste”, “sin ofrecer evidencia alguna y con la intención de desacreditar las pruebas de abusos militares en Nuevo Laredo el 3 de julio de 2020”, dice la investigación. Además, de acuerdo con las revelaciones, el equipo encargado del espionaje “recomienda” cómo utilizar la información obtenida del activista en su contra.
La investigación reveló que, detrás del espionaje a Ramos, hay una estructura militar secreta: el Centro Militar de Inteligencia. “Por primera vez, gracias a documentos filtrados por el colectivo Guacamaya, podemos saber más sobre esta rama del Ejército Espía”, señalaron las ONG. Según la investigación, el objetivo de este Centro es “aportar productos de inteligencia que se generen de la información obtenida en medios cerrados”, es decir, a través de la intervención de comunicaciones privadas. “Las Fuerzas Armadas no tienen facultades legales para llevar a cabo dichas tareas”, enfatiza el informe.
Otro documento revela que el Centro Militar de Inteligencia ve como una de sus principales amenazas “que se evidencien ante la opinión pública las actividades que se realizan en este Centro”. Además de que están plenamente conscientes de que su actividad es “ilegal”, de acuerdo con un análisis interno. (forbes.com.mx)
Como respuesta a lo anterior, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el pasado 23 de marzo, afirmó: “El trabajo que se hace de inteligencia es para garantizar la paz y la tranquilidad, no para perseguir a nadie, no para reprimir, no para violar derechos humanos”.
“No hay nada ilegal, se hace trabajo de inteligencia, porque es mucho mejor la inteligencia que la fuerza y ese trabajo lo hace el centro de inteligencia del gobierno, que tiene facultades legales para hacerlo”, aseguró. El Centro Nacional de Inteligencia, dijo, es la institución que legalmente investiga teléfonos usados por grupos de la delincuencia organizada, por ejemplo.
El mandatario reiteró que en su gestión se actúa con apego a principios, por lo que protege a activistas, periodistas y luchadores sociales como una cuestión de congruencia:
“Es con orden del juez, de conformidad con la ley y hay algo que tiene que ver con los principios, nuestros ideales. Nosotros no podríamos mentir, no podríamos estar escuchando a adversarios, a defensores de derechos, a luchadores sociales, si padecimos de eso. Ni modo que vamos a hacer —ahora que estamos en el gobierno— lo que a nosotros nos hacían. Nosotros tenemos convicciones”, expresó.
Sobre el caso del activista Raymundo Ramos, explicó que “ese ciudadano estaba hablando a un teléfono de un presunto narcotraficante y, por eso, como ese presunto narcotraficante estaba siendo investigado, se obtuvo esa grabación. Esa es la información que me han entregado”.
El jefe del Ejecutivo aclaró que el Centro Militar de Inteligencia no opera Pegasus, sistema de espionaje instalado en celulares, que fue empleado en sexenios anteriores:
“Ayer presentamos el informe sobre seguridad y, aun con todos los obstáculos, vamos avanzando, vamos bajando la incidencia delictiva. No hay violación de derechos humanos, no se tortura, no se ajusticia a nadie y no hay masacres, todo lo que se callaba antes y se hacía”, puntualizó.
Finalmente, exhortó a integrantes de medios de comunicación a hacer una investigación periodística objetiva y seria acerca del denominado espionaje Guacamaya Leaks.
Ante estos hechos y dichos, vale la pena continuar con lo que dice Tello en su prólogo: “La ‘inteligencia’ como ‘proceso sistemático’ para la toma de decisiones difíciles, donde la incertidumbre gobierna y las certezas son pocas, se basa en el ‘sentido común’ y en la capacidad de contrastar lo posible con lo deseable; depende de la habilidad y la destreza, producto del esfuerzo y la disciplina, pero también es el resultado de la intuición, el empeño y la creatividad de aquellos a quienes les gusta imaginar lo imposible.
La creciente necesidad de inteligencia estratégica, como herramienta para la toma de decisiones, ha evidenciado los rezagos que en esa materia padece México, en particular, y América latina, en general.
Cada vez se habla con más frecuencia de ‘la falta de inteligencia’ en todos los ámbitos, tanto del servicio público como el sector privado. En los gobiernos, desde la presidencia de la República, pasando por las autoridades estatales y hasta el nivel municipal, se reconoce la insuficiencia de ‘inteligencia’, para resolver sus principales problemas, señaladamente los relacionados con la inseguridad.
Ante la amenaza que significa hoy el crimen organizado, nuestro país, y en muchas otras latitudes del globo, se hace más urgente la necesidad de ‘saber para actuar’, de tener ‘conocimiento para entender’, antes de empeñar, esfuerzo alguno, a riesgo de caer en ineficiencias o fracasos.”
José Vega Bautista
@Pepevegasicilia
josevega@nuestrarevista.com.mx
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