Hace tiempo que escucho comentarios nada agradables de la atención que dan los servidores públicos a los ciudadanos, se sienten decepcionados por la falta de atención, de educación, de compromiso y así podría seguir enumerando las graves faltas y atrocidades que se cometen.
Es preciso que el gobierno se preocupe en recuperar y mantener en la sociedad la confianza, que tenga la voluntad política de cambiar sus estrategias para lograr la aceptación de la población. Existen muy variados caminos para lograrlo, sin embrago, considero que el principal se alcanza con un buen gobierno. Toda sociedad y en especial los coahuilenses debemos tener un buen gobierno, está de acuerdo estimado lector que nos merecemos una administración pública donde las acciones que se instrumenten estén dirigidas a proveernos de bienestar, seguridad, progreso y desarrollo, para hacer esto realidad es necesario que los servidores públicos que lo integren posean las características necesarias para brindarlo de manera oportuna a la población en general.
Los estudiosos del tema aseguran que, para hacer un buen gobierno, se debe actuar con honestidad y transparencia, las acciones a realizar en las actividades administrativas deben ser realistas, ello implica una distribución adecuada del presupuesto de acorde con las necesidades, éstas se deben categorizar de las más apremiantes a las menos. Está comprobado que es imposible dar atención a todas, no hay presupuesto que alcance para cubrirlas, pero si dar importancia a lo elemental para que funcione la sociedad de manera conveniente.
Entonces el motor de un buen gobierno son definitivamente los servidores públicos, siempre en todas las épocas los ciudadanos demandamos un gobierno profesional, esto significa que quien desempeñe las funciones sean personas hombres o mujeres que cuenten con los conocimientos necesarios, las técnicas y métodos, además se especialicen, y sobre todo se actualicen constantemente. Esto garantizará que su desempeño sea de alto nivel, que resuelva los conflictos de manera expedita y apropiada. Donde el ciudadano sea la prioridad y no el fastidio. Que estén convencidos que el único compromiso que se posee al ser funcionario público es servir al ciudadano nunca, nunca, servirse de él.
Lo ideal es que el capital humano del gobierno se sostenga en esquemas desligados totalmente de posiciones políticas para garantizar que la administración pública transite en forma comprometida con la ciudadanía, a la mano de la mejora continua de los servicios y productos con el mínimo trastorno y la máxima eficacia. Esto definitivamente superaran las expectativas de los ciudadanos, y más aún si se castiga severamente a quien cometa actos de corrupción, ya sea servidor público o ciudadano o ambos, cuando hay corrupción siempre están presentes dos actores: el que corrompe y el corrompido, ambos son cómplices.
Un buen gobierno siempre tiene la preocupación de estar concentrado en la innovación, en la constante mejora en sus procedimientos, en el ahorro de recursos ya sean materiales o financieros, es importante destacar que la eficiencia se demuestra en la reducción de tiempos y trámites. Una buena opción es digitalizar los servicios que se proporcionan, con uso de tecnologías transformadoras, proporcionando a los habitantes la posibilidad de agilizar los trámites de manera oportuna y con calidad.
Por ello, es importante que se multiplique la cantidad y la calidad de los servicios que se proporciona a la ciudadanía a través de la reestructuración del gasto público, esto es muy importante porque imagine usted que paga sus impuestos y se los regresan con oportunidad, buen servicio y reduciendo considerablemente las erogaciones que no aporten valor e incrementando la asignación de recursos a las áreas que ofrecen más y mejores beneficios a la población. Sólo una buena administración puede lograrlo.
Es un hecho que se tiene que pensar siempre en mejorar de manera considerable la atención que se recibe por parte de los funcionarios públicos, esto se logra con autoridades preocupadas y ocupadas en lograrlo, es fundamental que nuestros políticos cuenten con la experiencia y conozcan al Estado, entiendan donde están sus fortalezas y sus debilidades, esto les dará la oportunidad de estructurar programas que realmente estén dirigidos a coadyuvar en el desarrollo de un gran estado como lo es Coahuila de Zaragoza.
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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