LOS CRÍMENES DE LA ACADEMIA

Para entender el sentido de esta película, disponible en la plataforma de Netflix, el espectador debe estar empapado de la figura y obra del escritor, poeta y periodista Edgar Allan Poe, enigmática figura de la literatura estadounidense, quien falleció en extrañas circunstancias en 1849, tema que siempre se ha prestado para todo tipo de conjeturas y rumores, sobre todo cuando quienes tratan de entender las causas de su enigma lo relacionan con los temas que su vasta obra abarcó, casi siempre dominada por la perversa naturaleza de los actos humanos.

Edgar  Allan Poe es, a no dudarlo, una figura clave y enigmática dentro del ámbito de la literatura, con hábitos escandalosos para la época, todo lo cual ha servido siempre para inventar pasajes que tratan de explicar su personalidad, sus costumbres y sus motivos literarios.

Esta enigmática figura de la literatura norteamericana, junto con sus escandalosos hábitos, ha motivado a varios creadores a imaginar pasajes concretos de su vida que sirvan como una explicación racional para su persona y sus quehaceres.

Todo este preámbulo sirve para poder aquilatar los valores y limitaciones de la recién estrenada “Los Crímenes de la Academia” (The Pale Blue Eye), la más reciente película del director Scott Cooper, que se centra en los años de formación del bostoniano en la Academia Militar West Point, una prestigiosa escuela para jóvenes en donde una serie de misteriosos crímenes vienen a romper el orden y la armonía del lugar.

El filme se inicia con un supuesto suicidio, hecho que sacude los cimientos de la Academia Militar, sobre todo porque el suceso es brutal: el cuerpo del joven cadete muerto ha sido profanado, extirpándole el corazón. Dada la gravedad de este acontecimiento, que amenaza con la estabilidad de la Academia, los responsables de ese lugar llaman al detective Augustus Landor (Christian Bale), ya casi retirado de su actividad, para que resuelva el misterio lo más silencioso posible, tratando de evitar el escándalo. A medida que comienza a investigar Landor se da cuenta de que los hechos son retorcidos y al poco tiempo, un cadete comienza a ayudarle: se trata del joven Edgar Allan Poe (Harry Melling), quien está iniciando su carrera como creador literario.

La película de Scott Cooper destaca, de inmediato, por su cuidadosa atmósfera, con un trabajo fotográfico, de ambientación y de vestuario impecables, añadiendo a esto el uso del sonido, de los espacios y un trabajo sobrio del actor Christian Bale, quien suele posesionarse de sus roles a límites físicos y un interesante juego actoral de Henry Melling como Poe. El director los enfrenta en sus actuaciones, produciéndose una exquisita química entre ambos.

Así, mientras Bale es sobrio y sus expresiones contenidas, Melling apuesta por conferirle a su personaje un tono burlesco, caricaturesco, lo cual le permite trabajar con su voz, su físico y sus emociones. Por lo mismo, cuando ambos se juntan e interactúan el filme se eleva en intensidad, en ingenio y en sutilezas.

Con un inicio más que prometedor y preciso, pasado ese primer tercio el filme se aletarga, haciendo que el objetivo central de la trama -el misterio del crimen no logra arrancar con la fuerza que se necesitaba y todo se vuelve un tanto obvio y presumible, a pesar de que en el tramo final el espectador sea compensado con una gran revelación. Ese minuto de revelación impacta, pero se siente como trasnochada, después de un largo metraje en el cual pocas veces se evidencia mayor intriga o intensidad.

Otro elemento que viene a dañar el conjunto de la película es que, pasada la brutal exposición de la muerte inicial y las imágenes perturbadoras de la morgue, la fuerza y crudeza visual es reemplazada por elegancia y contención, lo cual termina deteriorando el estilo que el filme precisaba.

Quizás el deseo del director Cooper por tratar de mantener siempre presente en la retina de los espectadores la figura de Edgar Allan Poe, le jugó en contra de su guion: todo se conecta de manera demasiado forzada con los escritos de Poe, partiendo por el título de la película en español que alude al primer relato detectivesco de la historia denominada Los Crímenes de la Calle Morgue.

Exceptuando a quienes de verdad conocen bien la obra poética y literaria de Poe, hay demasiadas referencias que el espectador común no capta, lo que constituye un lastre para una película tan elegante, bien fotografiada y mejor actuada que, de verdad, prometía transformarse en un relato apasionante y tenebroso, sobre todo cuando su media hora inicial es brillante y perturbadora.

En resumen, son 128 minutos que el director Cooper desaprovecha, logrando una historia entretenida, cierto, elegante y provocadora, pero que tarda en despegar y pierde el eje elemental de su intriga, sobre todo porque la película tarda demasiado en encontrar su ritmo, aun cuando su tono sombrío y su exquisitez de producción la elevan por sobre lo típico.

Lo que sí resulta curioso -por lo poco frecuente y lo atrevido de su propuesta- es constatar cómo el director Scott Cooper trabaja con la idea de la comunicación con los muertos, de la difusa frontera entre nuestro mundo y el que sigue, de los límites que existen entre la razón y la locura, todo lo cual supone fue el acicate de Edgar Allan Poe para hacer de su obra lo que es y para comportarse como lo hizo, en una sociedad donde todo se calla, se oculta y se susurra.

FICHA TÉCNICA

Título original: The Pale Blue Eye. Año: 2022. Director: Scott Cooper. Duración: 128 minutos. País: Estados Unidos. Guion: Scott Cooper. Novela: Louis Bayard. Música: Howard Shore. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Reparto: Christian Bale, Harry Melling, Gillian Anderson, Lucy Boynton, Toby Jones, Robert Duvall, Timothy Spall, Charlotte Gainsbourg, Charlie Tahan, Fred Hechinger. Compañías: Cross Creek Pictures, Le Grisbi Productions, Streamline Global Group. Distribuidora: Netflix. Género: Intriga. Thriller. Sinopsis: Historia ambientada en 1830 sobre un veterano detective, Augustus Landor, que intenta resolver unos asesinatos cometidos en West Point con la ayuda de un joven cadete al que el mundo conocería luego como Edgar Allan Poe.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación