A LA BÁSCULA

Imitadores 

En un intento —quizá por agradar al jefe— funcionarios de la actual administración federal, se han convertido en la caja de resonancia del Presidente, repitiendo lo mismo como es el caso de Claudia Sheinbaum, y otros imitando en sus discursos los términos y el tono agresivo del de ‘arriba’, posiblemente en la creencia de que haciendo lo mismo, alcanzarán los mismos niveles de popularidad para sus respectivas aspiraciones, como Adán Augusto López y el ‘guerrerense’ Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja.

Ellos lo creen, pero se les olvida que Andrés Manuel López Obrador solo hay uno, y por mucho que traten de imitarlo y tratar de ser como él, eso no va a ocurrir. Por alguna circunstancia una gran masa le cree a AMLO todo lo que diga, aunque no lo demuestre; y le perdona todo, aunque se comprueben los yerros que ha cometido a lo largo de su administración; pero eso mismo no se repetirá con otros personajes por mucho que utilicen las mismas palabras, discursos, adjetivos.

En el caso de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, en su afán por convertirse en la ‘corcholata’ preferida del Presidente, hace un buen rato que ha perdido totalmente su capacidad de análisis, su criterio propio, para repetir y repetir y repetir las mismas palabras que su jefe. Ha descuidado su trabajo en la CDMX, pero cree que con ser un mono de ventrílocuo no solamente será la ungida del principal inquilino de Palacio Nacional, sino que además esa actitud le alcanzará para convertirse en la primera Presidenta de nuestro país.

Algo muy similar sucede con el secretario de Gobernación, quién aspira a lo mismo: a ser la ‘corcholata’ preferida primero, y después presidente de México. De ser un gobernador mediocre, gris, un tipo que se supone que llegaba al puesto para ser el interlocutor del Presidente con los partidos de oposición, con los otros poderes, con gobernadores, con empresarios presentando credenciales de conciliador, negociador y buen cabildero, pasó para intentar llamar la atención y darse a conocer, a ser una especie de porro, de descuentero de barrio, peleándose con todos los que no piensan igual que su jefe, sobre todo con gobernadores de oposición.

Está convertido en un auténtico carrito chocón, se va contra todo lo que se le ponga enfrente, y cree que, porque su patrón así lo hace y mantiene altos niveles de popularidad, con él resultará lo mismo.

Más o menos es lo mismo que ocurre con el subsecretario de Seguridad Pública, quien después de expresar abiertamente su orgullo de ser guerrerense, acapulqueño luego de ser diputado en aquella entidad y candidato frustrado a la alcaldía de puerto de Acapulco, se acordó después de muchos años que había nacido en Torreón, y su cercanía con el Presidente le ayudó a alimentar su sueño de querer ser gobernador de Coahuila.

Cada vez con mayor frecuencia viene a la entidad, una de las más seguras del país, en tanto que los fines de semana se olvida que el país está incendiado por la violencia y se está cayendo a pedacitos. Irrumpió en la escena coahuilense acusando a todo mundo de corruptos, a los Moreira, al actual gobernador y a los medios de comunicación. Igual que su patrón, sin ofrecer una sola prueba, que en algunos casos no habría que dudar que las tuviera, pero no ha presentado una sola.

Es estridente, pirotécnico en sus discursos sobre la entidad por la que jamás ha movido un dedo para beneficiar o apoyar, pero se deshace en lanzar acusaciones a diestra y siniestra y uno le preguntaría, oye subsecretario ¿por qué si tú eres policía y dices que fulano, zutano y perengano son corruptos y tienes las pruebas, por qué no los detienes o actúas como corresponde, presentando las denuncias y las pruebas ante las instancias correspondientes?

Pero se siente –y se sabe- impune porque pertenece al purificado círculo alrededor del Presidente, no le importa agredir e insultar al que se le pegue en gana, le vale madre pasar por encima de las leyes con tal de alcanzar su objetivo de ser el candidato de Morena a la gubernatura coahuilense, para él el fin justifica los medios, y su fin es obtener el poder por el poder ¿O le ha escuchado usted más allá de sus acusaciones y denostaciones, una, al menos una propuesta real y viable para Coahuila, que beneficie a los coahuilenses?

Cree que los coahuilenses somos ignorante y que, así como si nada se aceptará una imposición de un ‘foráneo’, y que lo que diga un solo hombre, que se ha cansado de castigar presupuestalmente a nuestra entidad, todo mundo lo va a acatar y a agachar la cabeza.

Sería bueno que se diera una miradita frente al espejo duranguense, donde Morena se sentía con la gubernatura en el bolsillo, impuso candidaturas a diestra y siniestra, y sufrieron la más vergonzosa derrota en la historia del Estado: Terminaron perdiendo no solo la gubernatura, sino también la alcaldía de su principal bastión, Gómez Palacio. La gente ya no se traga todo lo que le avienten, por si no está enterado.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

 

 

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.