LA DESESPERACIÓN DE LOS EXPRESIDENTES

 

Ahora resulta que Ernesto Zedillo y Felipe Calderón coincidieron en que ven peligros para la democracia en América Latina y México. Ambos expresidentes participaron en un foro organizado por la fundación del Nobel Mario Vargas Llosa.

Zedillo, quien fue presidente de México de 1994 al 2000, apuntó al populismo como el motivo por el que América Latina no crece.

«Estamos viendo que muchos gobiernos han surgido como los populismos clásicos prometiendo que el maná caerá del cielo; fórmulas mágicas para resolver nuestros problemas y culpar siempre a los otros, los otros pueden ser el pasado, los extranjeros, o hasta gente de este lado del océano y nunca se reconoce que la responsabilidad propia para enfrentar y resolver esos problemas», acusó.

Zedillo reprochó que estos populismo llegaron al poder mediante el mecanismo que ahora buscan «erosionar». «Esa es la historia del populismo porque accede al poder con demagogia, ah, pero eso sí en estos casos la mayoría de esos liderazgos populistas accedieron al poder gracias a la democracia que otros construyeron. Toman el poder con la democracia y la primera tarea es empezar a erosionar, a destruir, la democracia que con tanto trabajo otros construyeron».

Por su parte, Calderón, quien gobernó México de 2006 a 2012, se quejó del gobierno de Andrés Manuel López Obrador por perseguir a los opositores.

“Se persigue a los adversarios. Se nos persigue», señaló Calderón, quien agregó que él mismo tiene investigaciones en su contra «por las cosas más ridículas».

El panista aseguró que «se restringen las libertades civiles, se culpa a los adversarios y se alienta a la polarización y a la división del imaginario colectivo en dos grupos: una élite corrupta y codiciosa y otra, donde está el pueblo, sabio y bueno”.

 

Sin embargo, alertó pues la democrcia puede caer. «(López Obrador) le ha bajado presupuesto, agrede a sus consejeros, los amenaza. Ahora, por eso digo que el mes próximo puede caer la democracia, tiene una reforma que pretende desaparecer al INE, a la autoridad electoral que creamos con el presidente (Ernesto) Zedillo y poner autoridades que van a ser electas popularmente». (eluniversal.com.mx)

Ante la desesperación y el activismo de los expresidentes valdría la pena recordar que la democracia implica aceptación del pluralismo y de la diversidad; tolerancia y dialogo; autonomía de la política y respeto y responsabilidad institucional. En una democracia moderna no es suficiente que los gobernados estén representados.

La proximidad y conexión entre representados y representantes, entre elegidos y electores, constituye un elemento primordial en la legitimidad de los actores políticos, el sistema político y su eficiencia social.

Los procesos electorales dan la oportunidad a los ciudadanos para seleccionar a sus gobernantes y, se ha dicho, son una evaluación que se hace de quienes los gobiernan.

El gran análisis de conciencia corresponde a los partidos políticos. En toda organización hay que distinguir la cuestión del poder objetivo de la organización de la del poder subjetivo sobre la organización y la del poder subjetivo de la organización. El poder de la organización es la capacidad de acción del todo, según su volumen y contenido, en cuanto acción que se desarrolla hacia adentro y hacia afuera por la organización combinada de todos los miembros de la misma.

Este poder objetivo puede medirse objetivamente hasta cierto punto (crédito, probabilidad de obediencia), pero no cabe localizarlo en ningún miembro particular de la organización en su totalidad. (Hermann Heller; Teoría del Estado , FCE).

Los partidos políticos se han vuelto esenciales para la democracia; por lo que su legitimación constante es fundamental para su adecuado funcionamiento. La modernización democrática del país debe iniciar por los propios partidos, como instrumentos atractivos para el compromiso y participación.

Su organización interna, sus procedimientos de actuación y toma de decisiones, además de sus mecanismos de financiamiento, son los aspectos que pueden incidir más en el alejamiento de los ciudadanos de ellos.

Para que los partidos se conserven como eficaces instrumentos de participación política, es necesario, entre otras cosas, que regulen y trasparenten los derechos y deberes de sus afiliados; la designación democrática de los órganos internos de dirección; la elaboración de las candidaturas a los cargos públicos representativos y las garantías en los procesos internos.

Ese es el reto para los partidos, solo así podrán ir al reencuentro con los ciudadanos. Las recientes elecciones son el gran ejemplo.

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

josevega@nuestrarevista.com.mx

 

Autor

José Vega Bautista
José Vega Bautista