DESDE MI ESCRITORIO

De la crítica a la práctica

Andrés Manuel López Obrador ha sido desde hace años uno de los mayores críticos del amiguismo y el nepotismo en el gobierno. Como Presidente, sin embargo, no sólo ha adoptado la práctica, sino que la ha multiplicado sin rubor.

El 1o. de julio de 2019, en uno de sus muchos informes, expresó: «Ya no se tolera ni se permite la corrupción desde la Presidencia; están prohibidos el nepotismo, el amiguismo, el influyentismo y cualquier otra práctica del antiguo régimen». El 7 de febrero de 2022 declaró: «El pueblo nos eligió para acabar con la corrupción, con la impunidad, para que no haya amiguismo, influyentismo, nepotismo, ninguna de esas lacras de la política, y hemos actuado con honestidad y lo vamos a seguir haciendo». Y así, muchas veces más.

Pero, sin embargo, López Obrador ha sido uno de los gobernantes que más ha recurrido al amiguismo y al nepotismo.

Uno de los últimos casos se vio cuando, en medio de las delicadas consultas con Estados Unidos y Canadá por las violaciones al T-MEC de la legislación energética nacional, reemplazó a la subsecretaría de Comercio Exterior Luz María de la Mora respetada en su gremio, por el jovenazo Alejandro Encinas Nájera, quien carece de experiencia en comercio exterior, pero sí tiene la distinción de ser hijo del subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, amigo y colaborador del Presidente desde hace décadas.

Al hacer designaciones a cargos públicos, AMLO nunca ha ocultado que para él la lealtad o la obediencia, que él llama «honestidad», son más importantes que la capacidad.

Quienes tienen ideas distintas a las suyas son calificados en automático de corruptos, neoliberales, conservadores o traidores a la patria.

De ahí que hay que entender una declaración de agosto de 2019: «Yo tengo que echar mano de instituciones y de servidores públicos honestos, porque eso es lo principal; 99 por ciento es honestidad, 1 por ciento es capacidad». La obediencia es el criterio fundamental para un cargo en su gobierno, y eso le ofrece ahora el hijo de su amigo Encinas.

Voces afuera del gobierno federal señalan que una de las razones del mal desempeño del gobierno ha sido la designación de funcionarios con poca o nula capacidad para los cargos que ocupan. Encinas Nájera podrá ser, quizá, un excelente profesional; tiene una maestría en ciencias políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, -ojo- pese a que el Presidente también considera corruptos a quienes estudian en el extranjero…

Eso sí, en el complejo tema de los acuerdos internacionales de comercio que ahora le tocará negociar, sin embargo, su experiencia es cero.

Aquí cabe mencionar que un gobierno que llegó al poder con la promesa de combatir la corrupción, el amiguismo y el nepotismo, hoy los ha convertido en parte esencial de sus decisiones.

Buen fin de semana, la frase: “Nunca, pero nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo”. ¡Ánimo!

 

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El Heraldo de Saltillo
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