En su libro “2018 La Salida”, Andrés Manuel López Obrador ya planteaba algunas bases de lo que sería su proyecto alternativo de nación. Si en la fecha de su primera edición era importante revisarlo, hoy que el autor está tomando decisiones tan importantes lo es más, sobre todo para no llamarnos a sorpresa, ya que ahí están escritos planteamientos, como los de la Guardia Nacional, que ratifican que algunas de sus propuestas de campaña se convierten en programas de gobierno.
López Obrador parte de la premisa de que si no se atiende con eficacia la demanda de paz y tranquilidad, resultará ociosa cualquier propuesta de nación. Y plantea, en su libro, las siguientes acciones específicas para devolverle la tranquilidad al pueblo y serenar el país:
Combatir y erradicar la corrupción en todas las instancias gubernamentales. Argumenta que la corrupción es lo que más aumenta y hace proliferar bandas del crimen organizado. Es un hecho que muchos delitos no se podrían consumar sin el contubernio de funcionarios públicos. El narcotráfico a gran escala, la fuga de capos de los penales, el robo de gasolinas, el lavado de dinero, el tráfico de armas y varios otros ilícitos se realizan invariablemente con la complicidad de autoridades. De ahí que debe impedirse por todos los medios la asociación entre delincuencia y autoridad. Se ha de definir bien la frontera entre una cosa y la otra y no permite el predominio de complicidades y componendas. Cero impunidad.
Es importante la especialización de los cuerpos de seguridad encargados de combatir a la delincuencia. Combatir al crimen organizado demanda más inteligencia que fuerza. Habrá plena coordinación al interior del gobierno para enfrentar el flagelo de la violencia. No se puede hacer frente a la delincuencia organizada con un sistema de seguridad pública nacional sin coordinación.
Se sumarán el Ejército y la Marina al esfuerzo de garantizar la seguridad pública. Actualmente, el objetivo fundamental de las fuerzas armadas es salvaguardar la integridad del territorio y preservar la soberanía de México. Sin embargo, en las circunstancias actuales es indispensable que a este propósito de la defensa nacional se agregue el de la seguridad pública interior. No debe desaprovecharse personal, experiencia e instalaciones para garantizar a los mexicanos el derecho a vivir sin miedos ni temores. Los tiempos han cambiado y es otra nuestra realidad. El gobierno democrático de México defenderá la soberanía con autoridad moral y política. El distintivo será la paz y no la guerra.
El Ejército y la Armada se convertirán en instituciones de protección a los mexicanos. Específicamente se analizará colegiadamente la pertinencia de crear una Guardia Nacional con el apoyo de los 220 mil soldados y 30 mil marinos que en la actualidad permanecen organizados bajo el mando de oficiales del Ejército y de la Marina en regiones, zonas, batallones y otros agrupamientos menores. En suma, se trata de aprovechar el conocimiento, la disciplina de esta fuerza, así como todos sus recursos materiales (vehículos, cuarteles e instalaciones), con el propósito de garantizar la seguridad de los mexicanos y serenar el país.
En este tenor, la semana pasada en la Cámara de diputados se aprobó una iniciativa presidencial de reforma legal integral con el propósito de que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa “con el único afán de que se consolide, mantenga su disciplina y profesionalismo y, sobre todo, no se corrompa, como sucedió con la antigua policía federal”, de acuerdo a lo expuesto por el presidente.
En caso de ratificarse en el Senado la reforma aprobada por la Cámara de Diputados, la persona titular de la Secretaría de la Defensa Nacional le corresponderá las siguientes facultades:
Ejercer el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional, en el marco de la Estrategia de Seguridad Pública, y cuando la persona titular del Ejecutivo Federal disponga de su intervención para el auxilio de la Fuerza Armada permanente en el ejercicio de sus misiones; II. Expedir los manuales de organización, de procedimientos y de servicio al público de la Guardia Nacional; III. Elaborar programas operativos y estrategias de la Guardia Nacional; IV. Autorizar los planes y programas a que se refiere el artículo 15, fracción XVI de esta ley; V. Organizar la distribución territorial de la Guardia nacional; VI. Proponer adecuaciones a la estructura orgánica de la Guardia Nacional, y VII. Las demás establecidas en esta Ley y otras disposiciones jurídicas aplicables.
Tal vez un referente más que pudo haber influido o reforzado la decisión de López Obrador es la percepción ciudadana; basta recordar que México Unido Contra la Delincuencia A.C. y Consulta Mitofsky presentaron, el 22 de noviembre del 2018, los resultados de la encuesta sobre percepción de inseguridad ciudadana y, sobretodo, un dato que arrojó: el 71% considera correcto utilizar al ejército para combatir a la delincuencia organizada.
José Vega Bautista
josevega@nuestrarevista.com.mx
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