Ciudad de México.- Después de tres años de estar presa en el penal de Santa Martha Acatitla, Rosario Robles Berlanga se siente resucitada y se alista para ir a dar gracias al Señor de las Maravillas, en la iglesia ubicada a unos metros de su casa de la colonia Los Reyes, Coyoacán, por recuperar su libertad condicional.
Tranquila, la exsecretaria de Desarrollo Social considera que la prisión preventiva que le dictó el juez de Control, Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de Dolores Padierna, fue una condena anticipada que violó su presunción de inocencia en el caso de la Estafa maestra.
“Las prisiones preventivas son condenas anticipadas, te ponen el dedo flamígero sobre tu persona, prácticamente eres culpable cuando no se ha demostrado absolutamente nada”, expresa.
Sentada en la sala de su casa, en la cual sobresale la decoración con diversas pinturas, entre ellas una del Arcángel Miguel, Robles Berlanga afirma que esta figura es utilizada por el gobierno federal para venganzas políticas, como es su caso.
“Evidentemente hay casos de venganza, hay casos en los que las razones políticas están más que claras, es obvio y estamos platicando de uno de ellos”, dice.
¿Qué pasó por su mente cuando el juez de Control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna le dictó la prisión preventiva justificada?
— Primero, no daba crédito de que esa fuera la determinación, nunca me imaginé que se atrevieran a enviarme a Santa Martha Acatitla como una medida preventiva, pero, como lo he dicho, eso ante la gente no queda claro, las personas lo que ven es que fuiste a una cárcel y ya te estigmatizan y señalan como una delincuente, no como una presunta inocente.
¿Cuál considera su momento más difícil en la cárcel?
— Diría que fue el ingreso y el primer año. El primer año me costó mucho trabajo, bajé mucho de peso, estaba muy triste, además tenía audiencias y me retachaban a Santa Martha, solicitábamos impugnaciones, aunque nos daban la razón en las apelaciones me decían que de todos modos me quedara en Santa Martha y todo eso me frustraba mucho, pero después de pasar al interior de Santa Martha empiezo a convivir más con las chicas que están ahí, a conocerlas y a conocer sus tragedias personales, su problemática jurídica, porque creían que era licenciada en Derecho y yo les tenía que explicar que era en Economía.
Me leí el protocolo de la Corte sobre juzgar con perspectiva de género y entonces las aconsejaba exigir que así se les juzgara y encontré una causa, una razón de ser, además de que decía yo, mi hija Mariana es mi razón de ser, de seguir luchando.
Entonces decía yo, no me puedo doblar. Tengo que seguir adelante, encontrando ahí una causa por la cual luchar por las mujeres.
¿Pensó que iba a estar este sexenio en la cárcel?
— Sí, claro. Hubo momentos que yo pensaba que esto iba a llevar más tiempo, pero desde la visita del ministro Arturo Zaldívar se visibilizó mucho la situación de las mujeres privadas de su libertad, sobre todo se visibilizó mucho el aspecto de la prisión preventiva.
¿Qué opina de la prisión preventiva oficiosa?
— Evidentemente, estoy totalmente a favor de que se desaparezca y pienso que la prisión preventiva justificada, que es la otra forma que me aplicaron, porque la otra es para delitos graves, tendría que establecerse parámetros mucho más altos para privar a una persona de la libertad.
He escuchado decir que se va a liberar a la gente que ha cometidos ilícitos, yo creo que lo que tenemos que evitar es tener que liberar, evitar que se llegue a la cárcel, entender el entorno en el que crecieron, en el que se dio ese ilícito y, sobre todo, no mandar inocentes a la cárcel, porque mucha gente es inocente.
¿La condenaron a usted antes de sentenciarla?
— Estas prisiones preventivas son condenas anticipadas, te ponen el dedo flamígero sobre tu persona, y ya prácticamente eres culpable cuando no se ha demostrado absolutamente nada.
¿Cree que el gobierno federal utiliza la prisión preventiva como venganza?
— Evidentemente hay casos de venganza. No, hay casos en los que las razones políticas están más que claras, es obvio y estamos platicando de uno de ellos.
Sin embargo, creo que el Presidente no está debidamente informado, porque el evitar que haya una prisión preventiva oficiosa no significa que el juez no determine que de todos modos de manera justificada, esa persona tiene que ir a prisión, lo que pasa es que tiene que haber argumentos serios por parte de la fiscalía para solicitar una medida de prisión preventiva justificada.
Se elimina la prisión oficiosa pero no la justificada, y la justificada está en manos del Ministerio Público solicitarla, y de acreditar que estamos hablando de un delincuente que se le encontró infraganti, un delincuente que mató a una mujer y que está demostrado, pero esos casos en extremo nadie está planteando que no puedan ir a la cárcel, lo que se está planteando es que este mecanismo ha hecho que muchas personas vayan a la cárcel siendo inocentes.
Pongo el caso de mujeres que están acusadas de secuestro, que le plantearon su asunto al ministro Zaldívar y que eran la pareja de la persona, el hombre se aprovechó de esa circunstancia y están ellas en la cárcel pagando un delito que no cometieron en sentido estricto. Todos esos casos se tienen que revisar. El sistema penitenciario se colapsó por el abuso de la prisión preventiva.
¿Qué historias escuchó en el penal de Santa Martha?
— Escuché historias de mujeres que están ahí por venganzas personales, porque normalmente hay una complicidad entre los hombres, este pacto patriarcal que está ahí presente y utilizan a las instituciones, sus influencias, su poder para que una mujer sea privada de su libertad.
Conocí muchos casos de jóvenes que están cautivas por amor, porque se equivocaron de pareja, porque la pareja equivocada estuvo con ellas en el momento menos indicado. Conocí historias de mujeres que fueron engañadas por sus hermanos, por sus padres.
¿Cuál es la diferencia de estar en una recámara a estar en una celda?
— Toda la diferencia del mundo, porque en la noche te encierran, no es lo mismo estar en tu cama que en esos camarotitos, así les llaman a las camitas, les llaman camarotes, estar ahí con un colchón muy duro que después se hace así con el tiempo, entonces todo mundo padece de la columna.
Eso sí, aproveché para estudiar, leer. En las mañana me dedicaba a libros más analíticos, en la noche leía mucha novela, leí más de 90 libros, pero sabes que estás en una condición, que estás privada de tu libertad y que es muy diferente estar aquí.
Yo pinté mi estancia, traté de tenerla lo mejor posible, al principio me resistía porque decía que era como que ya me fuera a quedar aquí y al final de cuentas empecé a pintarla, a hacer mucha rafia para poner mis cosas, tenía mi altar con la Virgen de Guadalupe, es decir, empecé a poner ese tipo de cosas para sentir un espacio mío.
Dice que no se quedará anclada al pasado ni en sentimientos de rencor, ¿buscará la reparación del daño?
— Probablemente en algunos aspectos sí, porque se hizo un daño moral tremendo a una carrera de muchísimos años y de repente con todo este lodo se mancha esta trayectoria y tengo que limpiarla, empecé a limpiarla con esa resistencia, porque fueron tres años de resistencia en la cárcel, de no doblarme, de no caer en pretensiones de inculpar a otros de manera indebida con una narrativa que no era la verdad.
¿Le pidieron incriminar al expresidente Enrique Peña, para obtener su libertad?
— Mis abogados, los que tenía en ese momento en una de las causas, supuestamente eran portavoces, tampoco a mí me consta, de que la manera que yo tenía para poder salir era incriminando al presidente Peña, a Luis Videgaray, a Miguel Osorio, pero inmediatamente dije que no e hice incluso aclaraciones públicas a través de mi Twitter.
¿Ha tenido algún contacto con el expresidente?
— No, porque está fuera de México, pero sí he tenido contacto con compañeros que hoy son senadores, con compañeras, también muchas, sobre todo mujeres han venido a visitarme, pero me quiero reservar los nombres porque tampoco estoy autorizada a decir quién ha venido y quién no.
¿Rosario Robles se siente muerta políticamente?
— No, yo creo que la gente se empezó a dar cuenta de que esta era una injusticia pero no pienso en este momento en la política, yo lo que pienso es primero en disfrutar mi casa, a mi hija, terminar con el proceso jurídico, y después ya vemos qué espacios se abren, qué oportunidades se abren, yo siempre he sido una mujer que trabaja por su país, que le preocupa lo que pasa en México.
¿Volverá a la política?
Pues no sé si a la política como tal o a comentar sobre la política, porque además de algo tengo que trabajar, no tengo trabajo, no tengo manera de mantenerme, no puedo seguir basándome nada más en mi hija o en mi familia. (EL UNIVERSAL)
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