El jardín que terminó siendo de Manuel Acuña
En esta ocasión te platico de la historia de un lugar emblemático y de mucha tradición de nuestra hermosa ciudad de Saltillo, me refiero a la Plaza Manuel Acuña.
Lugar que se engalana con el mal llamado “Ángel de Acuña”, obra que fue reconocida en la exposición Internacional de París en el año de 1900, ocupando la terraza central del pabellón mexicano en el sitio de honor. Su autor fue el artista Jesús Fructuoso Contreras Chávez, quien concluyó la escultura con sólo su brazo izquierdo, pues el diestro le tuvo que ser amputado debido al cáncer. Lugar en el cual el ajetreo del día a día se puede vivir y sentir. Lugar en el cual las prisas de las compras se entrelazan con la paciencia con la cual se espera a que el bolero termine su trabajo, mientras puedes escuchar el murmullo de los Saltillenses que transitan o bien que reposan en sus bancas.
La plaza Acuña ha sido testigo de una infinidad de acontecimientos como lo fue la construcción y el incendio del teatro “García Carrillo”. Una plaza en la cual durante decadas estuvo un Cedro Libanés, plantado por aquellos migrantes que llegaron a esta hermosa ciudad de Saltillo. Un espacio Saltillense que cuenta una vez más con otro cedro, demostrando así el amor de los migrantes libaneses y sus descendientes.
Una plaza que no es tan vieja como creeríamos, y es que en realidad, a finales del Siglo XIX, un exitoso empresario Saltillense de nombre Marcelino Garza, decidió preparar y adornar como jardín un terreno de su propiedad. Para el día miércoles 16 de junio del año 1897, Don Marcelino hizo la donación de su terreno al ayuntamiento de Saltillo.
La autoridad municipal habia planeado utilizar ese espacio como “El Jardín de los Hombres Ilustres”, sin embargo, en 1912, don Venustiano Carranza logró que el “Ángel de Acuña”, fuera trasladado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, de la Ciudad de México, a esta hermosa ciudad, para instalarlo en el terreno que don Marcelino había embellecido, para que dicha plaza fuera llamada como todavía la llamamos “Plaza Manuel Acuña”.
Esta es la historia de un espacio muy Saltillenses que fue un jardín adornado por un empresario, que después donó al ayuntamiento y éste intento tener un “Jardín de Hombres Ilustres”, para terminar siendo nuestra emblemática “Plaza Acuña”.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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