Lina Wertmüller, fue una directora que fascinó a toda una generación con sus películas de títulos largos y extravagantes contenidos que logró vencer al machismo y filmó sus particulares obsesiones
Muchas son las razones para conocer y reconocer el cine de la directora de ascendencia suiza y aristocrático linaje Lina Wertmüller, fallecida en 2021 a los 93 años de edad. Una en especial: fue una de las escasas realizadoras que, en un medio dominado por los hombres, sacó su voz y se impuso, llegando a ser la primera mujer que fue nominada al Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood en 1976, con Pascualino Sietebellezas.
Todas sus películas tenían títulos largos, tal vez porque su propio nombre era imposible de memorizar: Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von Braueich, más conocida como Lina Wertmüller, directora de cine y guionista italiana.
Toda su extensa filmografía fue una declarada lucha en contra del capitalismo, el machismo dominante, la inequidad de género y la lucha que se establece entre las parejas, las personas, la sociedad en general, donde ella tenía un especial cuidado en caricaturizar las costumbres y los comportamientos de sus personajes.
Profunda admiradora de Federico Fellini, todo su cine tiene una especial poética que mezcla lo irónico con lo grotesco, algo muy propio de los italianos y que viene desde los tiempos del neorrealismo, con su cruda visión de la sociedad posterior a la Segunda Guerra Mundial. Sus tramas siempre se sitúan en lo popular, imponiendo su mirada en el contexto de la tradición cinematográfica de Italia, con un estilo original y personal, a pesar de las críticas que debió sortear durante toda su carrera.
Lina Wertmüller se inició en el cine nada menos que como asistente de Federico Fellini en sus obras maestras, «La dolce vita» y «8 1/2», supo hallar su rumbo al retratar la vida de los habitantes del sur de Italia a partir de su ópera prima Losd basilicos (1963).
Al despuntar los años setenta se dio a conocer con dos títulos: Film de amor y de anarquía y Mimí metalúrgico herido en su honor, muy bien recibidos por su humor negro y su risueña mofa de las ideologías imperantes en una Italia ideologizada en extremo. Desde ese inicio el resto de su cine sigue siendo el retrato de cómo la mujer logra su autonomía y empoderamiento a través de la construcción de personajes feministas o anarquistas.
Es evidente que todas las películas de la realizadora son el reflejo de sus propios compromisos políticos, en donde el énfasis se encuentra en los inevitables conflictos de naturaleza política o socio-económica que rodea a sus creaturas fílmicas en donde, debe reconocerse, ella jamás hizo apología de sus ideas ni se transformó en una propagandista de sus principios irrenunciables.
A propósito de su nominación al Óscar se le preguntó por qué hay tan pocas mujeres con opciones a galardones como ése: «Demasiados hombres en los comités que deciden esos premios y en todos los comités en general. De todos modos, los premios son como mariposas de colores, que terminan volando lejos».
Un ejemplo claro de su cine y de sus ideas están en la muy celebrada película, Mimí metalúrgico herido en su honor (1973), cuyo personaje, un líder sindical, comunista, se halla inmerso en todas las contradicciones sociales y políticas de la postguerra, verá su carrera en descenso cuando ofrece vengar una supuesta infidelidad conyugal, situación que lo dejará en ridículo frente a los demás. En el fondo, con esta historia grotesca, la directora quería mostrar al macho público y político que cae en el ridículo por el descontrol de sus emociones.
Sus películas posteriores enfatizan el papel de la mujer en desventaja respecto del hombre, en situaciones generalmente extremas, brutales, grotescas o en el choque de sus personajes con las convenciones, como sucede en «Mi querido profesor», (I992), donde los alumnos de un maestro trasladado a otro lugar llevan a cabo un plan para que regrese.
Lina Wertmüller nació en Roma en1928 y recibió una aristocrática crianza en el seno de una familia católica suiza de renombre social y, en ese contexto, se caracterizó por su rebeldía y abierta oposición a las normas establecidas, siendo expulsada de más de doce colegios y, en contra de lo que deseaba su padre, ella se inscribió en la escuela de teatro y no en la derecho como anhelaba su progenitor.
A partir de allí su vida cambió radicalmente: inicia cursos de teatro, realiza programas musicales para la televisión a la par de comenzar su carrera como actriz, llegando a ser coguionista de Federico Fellini y una de sus ayudantes. Como realizadora se inicia con Los basiliscos, al que le sigue Esta vez hablamos de hombres (1965). Más tarde dirige a la cantante Rita Pavone en dos musicales: La pícara Rita (1966) y No molestes al mosquito (1967), alcanzando el reconocimiento inicial de su obra con Mimi metalúrgico, herido en su honor (1972).
En esa época comenzará el grueso de sus piezas fílmicas más importantes y cáusticas con esos títulos largos y curiosos como Film de amor y anarquía (1973), Todo en su sitio y nada en orden (1974), Abrumado por un destino inusual en el mar azul de agosto (1974) y la popularísima Pascualino siete bellezas (1975), la muy intelectual El fin del mundo en nuestra usual en una noche de lluvia (1978), Hecho de sangre entre dos hombres a causa de una viuda (motivos sospechosos entonces) de 1978 y Camorra (Una complicada intriga de mujer) de 1986.
Luego vendrá Fernando y Carolina, donde resume la vida de Fernando de Borbón, rey de Sicilia y de Nápoles, hijo de Carlos III, y en particular su ajetreada vida amorosa hasta casarse con Carolina de Austria.
Muy a su pesar ella misma era un personaje con sus anteojos de marco blanco que jamás abandonó o como la anécdota de haberse atrevido a filmar nada menos que un spaghetti western Mi cuerpo por un póker (1968), bajo el seudónimo masculino Nathan Wich y tuvo su actor preferido en Giancarlo Giannini quien protagonizó cuatro de sus mejores cintas, siendo Pascualino siete bellezas la que mayor éxito y reconocimientos tuvo al alcanzar nada menos que cuatro nominaciones al Óscar y con esta película Lina Wertmüller pasó a la historia al convertirse en la primera mujer en tener una candidatura al premio Óscar a la mejor dirección.
Se mantuve dirigiendo hasta su deceso, a pesar de que su prolífica carrera se vio eclipsada por el poco éxito crítico y bajísimas taquillas. Ninguna de sus películas posteriores logró la misma repercusión que los cuatro grandes filmes que hizo con Giancarlo Giannini.
Lina Wertmüller estuvo casada con Enrico Job hasta que éste falleció en 2008. Él fue un diseñador artístico que trabajó en varias de sus películas.
Trivia: Los curiosos títulos que da a sus películas que, por desgracia, deben ser recortados para su comercialización. Un ejemplo: el título de Insólita aventura de verano, en su traducción original del italiano es Barridos por un extraño destino en el mar azul de agosto.
Aparece en el Libro Guinness de los récords por el título más largo de una película: cuyo título completo es: Un hecho de sangre en la localidad de Sculiana entre dos hombres a causa de una viuda – se sospechan motivos políticos. Amor – Muerte – Shimmy. Lugano hermoso. Tarantela. Tarallucci y vino, con un total de 179 caracteres.
Filmografía:
Mimí metalúrgico, herido en su honor (1972)
Amor y anarquía (1973)
Insólita aventura de verano (1974)
Hechos de sangre entre dos hombre por causa de una viuda (1975)
El fin del mundo en nuestra cama usual en una noche de lluvia (1978)
Camorra (1986)
Noche de verano (1987)
En una noche de claro de luna (1989)
12 directores para 12 ciudades (1989)
Esperemos que me las arregle (1992)
Mi querido profesor (1992)
Francesca (2001)
Autor
-
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
Otros artículos del mismo autor
- OPINIÓN12 octubre, 2024LOS MONSTRUOS REGRESAN POR PARTIDA DOBLE
- OPINIÓN9 agosto, 2024AGOSTO COMO TEMA Y SÍMBOLO EN EL CINE
- OPINIÓN11 marzo, 2024OPPENHEIMER, LA BRUTAL REALIDAD ACTUAL Y ALGUNOS APUNTES ACERCA DE LA 96° CEREMONIA DEL PREMIO OSCAR
- OPINIÓN5 marzo, 2024“SIMÓN”. LA VENEZUELA AUSENTE EN UN FILME QUE SE DESVANECE