La memoria fonográfica, también es memoria histórica
POR CARLOS VILLALOBOS
Oaxaca es una tierra de contrastes, mientras por un lado se promueve la preservación de la cultura, o lo que nos dicen que es “Cultura”, por el otro lado se pierde a cada segundo la tradición sonora contemporánea, es decir, los artistas y la tradición musical que no lograron entrar a las enormes listas de éxitos, pero que son de manufactura local.
La música local ¡También es cultura! Sin embargo, por la cotidianeidad de la vida y la velocidad a la que vivimos cada vez es más rápida, olvidamos paulatinamente más y contemplamos progresivamente menos.
A pesar de que en el país existen dependencias y entes de gobierno dispuestos a preservar la memoria fonográfica nacional, lo cierto es que la labor es demasiada y los recursos limitados.
En Oaxaca existe una iniciativa llamada Archivo Sonoro Oaxaca, la cual busca a través de la “Arqueología musical”, rescatar trabajos y producciones relacionadas a la música del estado, sin importar el género musical, el único objetivo que los mueve, es la conservación de fonogramas y producciones.
A partir de la presentación de la Revista Rapsodia, la cual va a fungir como repositorio impreso de la investigación que realizan, se ha creado una ventana de oportunidad bastante importante que si se logra tendría un éxito de dos bandas; rendir tributo a las y los oaxaqueños que fungieron como parteaguas en la producción musical del estado y el impulso y la difusión de proyectos nuevos que no tienen cabida en medios tradicionales inundados de propuestas que no son endémicas.
Sin importar el género, en sus primeras dos publicaciones, Rapsodia ha abrazado a propuestas electro, garage, punk, regional y sobre todo darle vida y voz, en una era digital, a discos de acetatos que parecían olvidados en bazares del estado.
Es tiempo de que le demos valor, voz y sobre todo medios cobertura a artistas que buscan dejar su legado a través de la música, por ello, iniciativas como la preservación fonográfica es fundamental, no solo para rendir tributo, también para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos; como artistas y como consumidores.
Cuando mis preocupaciones no eran velar por los aumentos de los precios por la inflación o sentir dolores en la rodilla prediciendo lluvias, me hubiese gustado conocer una iniciativa tan ordenada y seria que diera voz a artistas en el estado. Que vengan más para el archivo sonoro de Oaxaca y que se repitan este tipo de iniciativas en el resto del país, la memoria histórica musical, también es parte de nuestro ADN.
Si me lees y no te encuentras en la Ciudad de Oaxaca de Juárez, visita http://www.archivosonorodeoaxaca.com.mx/ para conocer al respecto.
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