Uno de los gajes del oficio del consultor es ser viajero frecuente. Créanme, pasar la vida en aeropuertos es menos glamuroso de lo que suena, especialmente cuando te toca llegar a uno saturado, descuidado y mal organizado como el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Desde hace varios años, este aeropuerto ha estado rebasado para atender a los más de 64 mil pasajeros que diariamente lo usan. Pero lo que llama la atención es que, desde que se inauguró el Aeropuerto Felipe Ángeles, los viajes se han vuelto más tormentosos en el Aeropuerto de la Ciudad de México.
La pregunta es si los retrasos en los horarios por tráfico aéreo cada vez mayores, la tardanza de hasta una hora de los camiones que llevan al pasajero a la terminal cuando se llega a una posición remota, las largas filas en migración, aduanas y seguridad, las colas de más de 30 minutos para tomar un taxi porque Uber y Cabify ya no recogen pasaje so pena de ser multados, los baches en la pista o los errores de los controladores que pudieron acabar en una fatalidad, son parte de una estrategia para forzar al usuario a ir a Santa Lucía.
No creo que este calvario se le aplique al pasajero de manera deliberada. Más bien me parece que todo esto ocurre porque la incompetencia es el sello de la casa. En el caso hipotético de que el AIFA fuera la única opción, o que se hubiera terminado el aeropuerto de Texcoco, la administración el turno se encargaría de hacer caótico hasta el proceso más simple, porque en la 4T todo se trata de abonar a un fin político, no de hacer funcional al país.
Santa Lucía fue construido a capricho por la “voluntad del pueblo sabio” a pesar de las recomendaciones técnicas que advertían de su inviabilidad por compartir el espacio aéreo con el actual aeropuerto. Texcoco fue cancelado bajo la excusa de supuesta corrupción, aunque a la fecha no haya una sola denuncia. Y ahora se ha nombrado como área natural protegida, aunque sea un lago seco, pero en cambio el Tren Maya, que ha causado devastación de la selva, se va continuar por la vía de la seguridad nacional.
Cuando la prioridad del gobierno es impulsar su agenda de temas y narrativa estratégica qué importa que el viajero pague el pato y que al país le cueste en términos de movilidad, desarrollo comercial y fomento turístico. Lo importante es vender la idea de que la conectividad aérea ha cambiado, pero como decía un amigo, el retroceso también es cambio.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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