Prensa sitiada
Si bien en 2022 México logró escalar 16 posiciones en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa realizada año tras año por Reporteros Sin Fronteras (RSF), pasando de la posición 143 en 2021 a la 127, la situación continúa siendo difícil para ejercer el periodismo. Sobre todo, porque de las 180 naciones clasificadas, nuestro país ocupa la posición 179 en el indicador de seguridad para periodistas, manteniéndose como una nación mortífera para la prensa, equiparándose, en este componente, con Corea del Norte e Irán.
No puede decirse que dentro de la clasificación mundial México destaca positivamente en alguno de los componentes del ranking, no obstante, es en el indicador de política (lugar 82) donde logra posicionarse por arriba de la media. Sin embargo, incluso en este aspecto, RSF asume una posición bastante crítica con relación a la libertad de prensa.
El organismo internacional señala una estigmatización constante contra algunos medios y periodistas críticos. Desde el poder, enfatiza RSF, se les trata de identificar como “parciales” y “aliados” de la oposición o de grupos de la derecha. Situación que se considera políticamente restrictiva para el ejercicio de su labor.
A pesar de ello, desde mi punto de vista, el periodismo crítico goza de una mayor aceptación entre la población. Los reportajes de investigación —sobre todo aquellos que se difunden a través de las redes sociales—, las notas periodísticas y las columnas de opinión que cuestionan al poder, tienen una alta popularidad y reconocimiento.
Es decir, lo que a los políticos les incomoda de la prensa, el público lo valora como un ejercicio para exigir cuentas al poder y los gobiernos. De hecho, podría estar sucediendo que las prácticas, en apariencia restrictivas, que se realizan desde la Presidencia, en particular ¿Quién es quién en las mentiras? En realidad, provocan el efecto contrario: los periodistas que allí se señalan son cada vez más leídos y escuchados.
Hay una frase que se comparte entre los lectores de la prensa: “si no se le menciona en la ‘mañanera’ no vale la pena leerlo”.
Por otra parte, en el indicador que mide las restricciones de seguridad, México se ubica en una situación crítica para el ejercicio libre de la prensa (lugar 179). Para RSF, los periodistas que cubren temas sensibles de política e inseguridad, sobre todo a nivel local, constantemente reciben amenazas o simplemente son secuestrados o asesinados.
Lo peor, señala el informe de 2022, es que desde el Gobierno no existe una política pública o propuesta de reforma para frenar la violencia que se ejerce en contra de la práctica periodística.
Si apostamos a favor del periodismo libre, crítico y responsable, en particular de aquellos que acreditan los excesos del poder o describen la violencia que asecha a gran parte del país, no debemos permitir que continúen los daños físicos y las amenazas. Tendríamos, por lo tanto, que voltear hacia las naciones que presentan los mayores índices de libertad de prensa; países en donde los medios y los reporteros trabajan en lo general en un ambiente seguro y libre de violencia.
Durante los últimos años, en Noruega, Dinamarca y Suecia se han tomado algunas medidas pertinentes para proteger a los periodistas, sobre todo a las mujeres, logrando la construcción de mejores ambientes para el ejercicio de una prensa crítica.
En este mismo sentido, llama la atención Costa Rica como el país latinoamericano mejor posicionado en 2022 (lugar 8), muy cercano a Irlanda y Finlandia, y por arriba de Canadá y los Estados Unidos. Lo anterior gracias a que ocupa la tercera posición mundial en seguridad para el ejercicio periodístico.
En la actualidad, según los datos proporcionados por RSF, los periodistas en Costa Rica no sufren ni hostigamiento, ni amenazas, ni vigilancia, ni encarcelaciones por parte del gobierno. El periodismo está protegido por la legislación del país; la seguridad de las fuentes y el secreto profesional están garantizados.
Sería conveniente, por lo tanto, revisar a detalle la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa 2022, poniendo especial atención o los aspectos sociales, legales y de seguridad que restringen el ejercicio del periodismo en México.
En este año, RSF presenta un análisis de lo que ha sucedido con el periodismo mundial en un contexto de guerra, informaciones falsas y pandemia. Las conclusiones no son halagüeñas.
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