Por violaciones de rusos, activistas envían anticonceptivos a Ucrania

(Xinhua/Victor) (sm) (ra) (vf)

Ucrania.- Ante los crecientes violaciones de niñas y mujeres ucranianas por parte de las fuerzas rusas, activistas están optando por enviar miles de anticonceptivos, con el fin de evitar embarazos no deseados.

El diario británico The Guardian reportó este jueves que la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) ha enviado a Ucrania unos 2 mil 880 paquetes de pastillas, conocidas como píldora del día después, mientras que una red de voluntarios de toda Europa ha estado recogiendo donaciones de la medicación en el extranjero y entregándolas en los hospitales.

«El plazo para tratar a las víctimas de la violencia sexual es realmente esencial», dijo Julie Taft, de la IPPF. «Si se atiende a una mujer en los cinco días siguientes al suceso, se le debe dar automáticamente esa medicación», señaló.

Taft explicó a The Guardian que la IPPF también estaba enviando píldoras abortivas médicas, que pueden utilizarse hasta las 24 semanas de embarazo.

Aunque la anticoncepción de emergencia estaba ampliamente disponible en Ucrania, la invasión que Rusia inició el 24 de febrero ha destruido las cadenas de suministro locales, ha provocado un desplazamiento de pacientes y proveedores de atención sanitaria, y ha aumentado el índice de agresiones sexuales.

«Hay demanda de anticoncepción de emergencia, pero muy raramente de los hospitales del oeste. Se trata sobre todo de hospitales del este, en Kharkiv, Mariupol, esas regiones», indicó al rotativo Joel Mitchell, de Paracrew, una organización de ayuda humanitaria que suministra alimentos y equipos médicos a Ucrania. «En cuanto nos pusimos en contacto con los hospitales de esas regiones, tuvimos pedidos permanentes de esa medicación».

Aunque no se sabe a ciencia cierta cuántos de los receptores de la medicación han sido víctimas de agresiones sexuales, un voluntario de Paracrew dijo a The Guardian que entregó la anticoncepción de emergencia directamente en un hospital de una ciudad al norte de Kiev donde el personal dijo estar atendiendo a varias víctimas de violaciones.

La comisionada de derechos humanos de Ucrania, Lyudmila Denisova, declaró a principios de abril que había nueve casos oficiales de mujeres embarazadas tras ser violadas por soldados rusos. Los informes sobre las víctimas de violaciones aumentan la preocupación por las zonas del este, que siguen bajo la ocupación rusa.

ONU envía «kits post-violación» a mujeres de Ucrania

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha proveído «kits post-violación» a cientos de mujeres y niñas en otros conflictos, como el de Bosnia. Además, se han entregado medicamentos para prevenir enfermedades de transmisión sexual como la hepatitis B y el VIH. La distribución de la medicación a las supervivientes de violaciones en zonas post-conflicto sigue siendo una política de la ONU. Hasta ahora, la ONU ha enviado 40 toneladas métricas de suministros de salud reproductiva a Ucrania y 33 kits de Gestión Clínica de la Violación (CMR) y Profilaxis Post-Exposición (PEP) a 19 hospitales de 10 regiones de Ucrania, informó The Guardian.

Denisova ha dicho que su oficina había documentado oficialmente los casos de 25 mujeres que fueron retenidas en un sótano y violadas sistemáticamente en Bucha, una ciudad al norte de Kiev que ahora es sinónimo de crímenes de guerra rusos, pero el verdadero número de víctimas podría ser mucho mayor.

The Guardian informó esta semana que los exámenes postmortem realizados a cuerpos en fosas comunes al norte de Kiev revelaron pruebas de que algunas mujeres habían sido violadas antes de ser asesinadas por las fuerzas rusas.

Pese a los esfuerzos de los activistas, la guerra ha significado muchos problemas de logística para distribuir el medicamento.

«Muchos productos farmacéuticos se producían antes en Ucrania, pero gran parte de esa fabricación se ha detenido o ha quedado atascada en las principales ciudades porque el transporte no es seguro», dijo Taft. «Además, la capacidad actual de los proveedores de salud y de los productos básicos [es insegura], sobre todo porque estamos viendo mucha destrucción de instalaciones sanitarias».

Aleksandra Weder Sawicka, activista polaca que radica en Oslo y trabaja con Paracrew, coordinó una recogida de 500 pastillas desde Noruega, pero la dirección noruega de salud no aprobó la donación informal de las pastillas.

Según dijo Taft a The Guardian, el estricto control de la medicación en algunos países fronterizos con Ucrania, como Rumanía, Hungría y Polonia, hizo que la adquisición de las píldoras fuera más cara, desafiante y larga. «En esos países no se puede comprar la medicación de emergencia a granel», dijo, «así que tuvimos que adquirirla de proveedores de Dinamarca y los Países Bajos». (EL UNIVERSAL)

 

 

 

Autor

El Universal
El Universal