Isidro “La Polla” Aguirre
En esta ocasión te platico de un Saltillense, quien durante años, se dedicó a fotografiar el paso de los días de esta hermosa ciudad de Saltillo. Me refiero a Don Isidro Aguirre Fuentes, mejor conocido como “La Polla Aguirre”, quien vio la primera luz el 15 de mayo de 1931, en el poblado “Los González”, cerquita de “Los Silleres”.
Su vida estuvo íntimamente ligada a los periódicos de nuestra ciudad pues al cursar el 4º grado de primaria tuvo que abandonar sus estudios para ayudar económicamente en su casa y empezar como voceador del periódico El Diario en el año de 1941, trabajo que compartía con la boleada, oficio en el cual se ganó el apodo de “la Polla”, gracias a su pulcritud y peinado remojado.
Pasaron pocos años, y después de tener distintos trabajos en el mismo periódico, fue contratado como linotipista. Y déjeme aclararle, estimada y estimado Saltillense, que el oficio de linotipista era aquel que se encargaba de armar, literalmente, letra por letra, todas las notas que se imprimirían por la noche en el periódico. Ya para el año de 1963 fue contratado por Don Francisco de la Peña Dávila, para realizar el mismo trabajo en mi casa editorial, El Heraldo de Saltillo.
En 1955 se casó con la Srita. Romillia Medina Vélez, con quien procreó y educó a 6 hijos: Isidro, Fernando, Miguel, Leticia, Dora María y José Guadalupe.
Cierto día, sin saber que su vida cambiaría, y con ella la historia de nuestra ciudad tendría imágenes, después de comer avena, tomar café y fumarse un Raleigh, salió de su casa para toparse con un instrumento algo novedoso para aquellos años: una cámara fotográfica marca Kodak modelo Brownie Haweye con flash incluido. Herramienta que se volvería en su fiel compañera día a día.
Sus primeras fotografías fueron en el exterior de la Catedral, para vender los gráficos ya sea para los novios, familiares, padrinos o quinceañeras, sin olvidar a los padres del bautizado. Compitiendo con otros fotógrafos como “el Juanote”, Manuel Juárez, “el Negro Ramón” y su compadre Juan “El Chongo”. Incluso Juan, Isidro y Manuel, fundaron la empresa fotográfica JIM, donde contaban con un cuarto oscuro para revelar de manera rápida las fotografías y poder venderlas al concluir los eventos.
De manera paralela continuaba como linotipista en El Heraldo de Saltillo, cuando cierta tarde, el director del medio de comunicación, Don Paco, necesitaba de urgencia un fotógrafo para una noticia del momento. Sus fotógrafos no se encontraban en el lugar, sin radios, sin celulares, sin medios de comunicación como hoy en día, un chispazo detonó en el interior de Isidro, levantando firmemente la mano para decir que él se encargaría de las imágenes. Y fue en ese momento, cuando se convirtió en reportero gráfico.
“La Polla Aguirre” fue contratado como el primer fotógrafo del periódico El Sol del Norte; su trabajo engalanó las páginas de la revista Criterios, del periódico El Diario de Coahuila.
Anécdotas hay muchas, como aquella ocasión en la cual llevó a su hijo Lupe con el Gobernador Oscar Flores Tapia, quien los recibió en plena junta de gabinete, gritándole al fotógrafo: “¿Qué quieres Polla? Pásale”. Isidro le contestó que necesitaba una silla de ruedas para una niña del ejido Palo Blanco, donde su hija Leticia iniciaba su carrera de maestra. Y como era de esperar, el fotógrafo, junto a su hijo se llevaron la silla de ruedas. Dice el dicho que para muestra basta un botón, y esté es el botón que demuestra los valores que Isidro tenía y que junto a su esposa inculcó a sus hijos y nietos.
Fue el fotógrafo oficial de los Saraperos desde los 70´s hasta 1997, asistiendo a todos los juegos sin faltar a ninguno, la mayor parte de estos acompañado de su nieto Jorge, quien le cargaba la hielera con la insulina que necesitaría a medio juego. Muchas de sus fotografías se encuentran en el Salón de la Fama del Béisbol.
El 8 de noviembre del año de 1999, el creador necesitaba de un fotógrafo para que le tomaran unas fotografías dignas para colgarlas en el paraíso, y no encontrado mejor fotógrafo decidió llevarse a Isidro Aguirre, a lo que “La Polla” con seguridad le contesto con un “clarooooo”.
Todos los días era común verlo andar por las calles de nuestra ciudad, colgando de su cuello una cámara fotográfica equipada con su enorme flash, en el hombro la maleta con el resto del equipo, pero eso sí, siempre listo para hacer el disparo, para captar la gráfica ya sea de una nota periodística, de un accidente, de un evento político, de una boda, XV años, piñatas o postal y así dejar para la posteridad imágenes de nuestra hermosa ciudad de Saltillo.
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