Algunas razones de por qué esta serie te atrapa y seduce
Es una serie que va en dos temporadas, con diez capítulos de apenas 27 minutos cada uno que, de manera definitiva, se ha impuesto como una de las apuestas favoritas de la plataforma de Netflix, revelando no solo el talento de su protagonista, Sebastián Wainraich, sino la capacidad de Hernán Guerschuny, su realizador, para dar justo en el clavo de la sensibilidad masculina, de las relaciones de pareja en los tiempos pandémicos y de otros puntos que conectan a la perfección con la actual sociedad.
“Casi feliz”. Así es la vida del protagonista, Sebastián, un tipo cuarentón, separado de una encantadora mujer que todavía lo mima, con dos hijos y dos pasiones: la radio y el club deportivo Atlanta de Buenos Aires.
Esta serie, estrenada en mayo de 2021 en Netflix, se impuso como uno de los programas más aclamados del streaming por algunas razones que intentamos descifrar, para que pueda conocer algo más de este entrañable producto que, sin dudas, será una de las mejores elecciones para quienes desean ver una serie breve, genuina, madura y sin la pesadez pseudo intelectual que algunas ostentan. Por algo, durante la primera semana de su llegada a Netflix, estuvo en lo más alto del ranking de las 10 producciones más vistas en la Argentina y figura entre las diez favoritas del espectador hasta ahora.
Tal vez la razón inicial de este enamoramiento del espectador con la serie se encuentra en la química entre el protagonista y su ex mujer, porque aquí la gracia del cuento radica en que ellos están separados pero se quieren, se miman y ella hasta lo insta a comprarse ropa y a que salga de conquista (“no podés quedarte en casa como un boludo”, le dice con el inequívoco acento porteño). Sebastián y Pilar, los personajes interpretados por Wainraich y Natalie Pérez, son lisa y llanamente, queribles.
Enumerando algunas de las razones de su éxito (y de la obligatoriedad para ver esta serie de un solo golpe), destacan:
1.- Una realidad que se entiende y se percibe como tal. “Casi feliz” es la mirada de un comunicador social ya que el actor tiene estudios de periodismo, lo que le ayuda a saber contemplar la realidad y a elegir de ella algunos elementos clave. Sabe dónde poner el acento, conectar con la gente y a partir de ello sacar lo mejor de las situaciones y diálogos, algo que quedó demostrado en “Una noche de amor”, película que protagonizó junto a Carla Peterson en 2016. Y, por fortuna, esto fluye de manera natural a lo largo de las dos temporadas disponibles en la plataforma de Netflix.
2.- El exquisito amor de una pareja que no es tal. Ya lo dijimos, es uno de sus méritos. Sebastián y Pilar son encantadores, se quieren, conversan y se apoyan mucho más ahora que dejaron de ser pareja, lo que genera una exquisita tensión erótica entre ambos que se va desarrollando de manera notable con ensoñaciones y encuentros reales, que abarcan desde lo cotidiano de conversar en una plaza a situaciones más complejas. La actriz que encarna a Pilar, Natalia Pérez, es divina, tierna, femenina y comprensiva y se acaba de separar de Sebastián y, en oposición a lo habitual, se quieren más que nunca, se buscan, se consultan y, ojo, se ríen juntos, aunque ella despliegue un humor pícaro e ingenuo y él casi siempre muestre una faceta de melancólico y reflexivo que no acaba de entender algo básico: por qué se separó de esa mujer tan maravillosa.
3) Personajes, situaciones y temas perfectos. “Casi feliz” tiene diez episodios por cada temporada y durante el desarrollo de estos capítulos aparecen personajes y situaciones delirantes, pero siempre creíbles, asociados a la vida de Sebastián que lo van haciendo entender el porqué de su existencia como popular animador radial, aunque un tanto solitario cuarentón. Para el espectador argentino de seguro este aspecto es doblemente regocijante, sobre todo porque se trata de personajes interpretados por conocidos y populares actores y actrices de ese país.
- Por suerte, el protagonista es un ser humano. O sea, imperfecto, caprichoso, algo egocéntrico, un poco perdedor y lleno de bondad, dudas y ganas de vivir. Los problemas de su vida son un excelente material para seguir desarrollando temporadas sin agotar en nada la vertiente dramática de apoyo con que cuenta la serie. Los entendidos dicen que hay cierto tono autobiográfico entre el Sebastián de ficción y el Sebastián actor que lo encarna, aun cuando ello sea el misterio mejor guardado. El personaje creado para él está lleno de matices, de rasgos que lo hacen humano, que lo transforman en uno de los buenos diseños que ha entregado la televisión (y que perfectamente podría pasar al cine con toda propiedad).
- Una serie que apela a los sentimientos sin trampas. Desde “Merlí” que una serie no alcanzaba tanta sintonía fina con los sentimientos. “Casi feliz” es notable en el modo en que se dibuja una metrópolis, perfecta en la manera en que el director muestra la ciudad desde rincones poco (o nada) explorados antes e invita a conocer a sus personajes, a mostrar sus estados de ánimo y a plasmarlos en imágenes deslumbrantes a la vez que reconocibles y, por lo mismo, más queribles todavía.
- El mundo radial, los guiños, la farándula. El programa radial de Sebastián es Metro y medio, el dial es Metro 95.1, El estilo impuesto es hablar con toda seriedad de lo cómico, de lo risible y hasta de lo absurdo diario, sin caer en la gravedad y está lleno de detalles personales, de los gustos reales del actor que parte como fanático de Atlanta y se perfila como un enamorado de su profesión radial y un frecuente invitado a programas de farándula en donde despliega su mirada ácida respecto de la existencia.
- Humor y amor, fórmulas perfectas. Y uno de los mayores méritos de esta serie es que desde el comienzo nos deja claro que no pretende hacer reír con efectos o risas grabadas de fondo. Juega al contrario con los matices, la sutileza de los diálogos, los doble sentidos de las situaciones y con elementos que aportan cada uno de los personajes con que Sebastián se va encontrando. Hay humor, sí, pero éste fluye desde el interior, no es impostado, no resulta algo forzado.
Y ojo, siempre hay un tono sepia y melancólico alrededor del personaje, lo que además le imprime un estilo específico en el plano visual a esta serie que, de pronto, sin acaso proponérselo, se convirtió en tema de conversación no solo en Argentina, sino en todos los lugares donde se ha exhibido. “Casi feliz” es, por decirlo directamente, casi perfecta.
Autor
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Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
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