¿Qué implicaciones tiene la reforma eléctrica en el marco del T-MEC?
A fines de 2017, México fue noticia cuando la compañía italiana Enel ofreció lo que entonces era el precio más bajo a nivel mundial para la energía renovable en la tercera subasta de energía en el país. Este desarrollo fue posible gracias a las reformas energéticas históricas y radicales aprobadas con amplio apoyo en México en 2013. El entonces presidente Enrique Peña Nieto había tenido éxito donde anteriormente se había fracasado, revirtiendo décadas de nacionalismo de los recursos y revisando el sector energético a través de reformas constitucionales que le dieron al sector privado un papel más importante y favorecieron la energía renovable en la economía de México. La subasta de 2017 pareció indicar el brillante futuro de México no solo como productor de petróleo convencional, sino también como un importante generador de energía limpia.
Las implicaciones de esta “contrarreforma” constitucional, si tiene éxito, son serias y de gran alcance, y van mucho más allá del ámbito interno de México. Primero, tales cambios desestabilizarían el sector de energía renovable de México y la capacidad para cumplir con las metas climáticas, que de por si son demasiado modestas. La priorización de la energía producida por CFE sobre la de las empresas privadas es efectivamente un movimiento para favorecer los combustibles fósiles sobre las energías renovables. CFE genera energía principalmente a partir de energía hidroeléctrica, nuclear, gas natural y combustóleo. La mayor parte de la energía verde de México es producida por el sector privado, lo que significa que se despacharía en último lugar, a pesar de ser más barata.
Las perspectivas de que México cumpla con sus objetivos climáticos, que el gobierno de López Obrador se negó a revisar para que fueran más ambiciosos en Glasgow, pasarían de débiles a nulas a medida que las energías renovables sufrieran este importante revés. La Ley General de Cambio Climático de 2012 de México actualmente compromete al país a generar al menos el 35 por ciento de su energía con tecnologías limpias para 2024 y a reducir las emisiones en un 30 por ciento para 2020 y un 50 por ciento para 2050. Sin embargo, un estudio de 2021 realizado por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) del Departamento de Energía de Estados Unidos. evaluó que cambios similares a los que se proponen aumentarían las emisiones de carbono de México entre un 26 y un 65 por ciento.
Adicionalmente, dicha reforma también perjudicaría la competitividad y el crecimiento económico de México. El aumento en la generación de energía eólica y solar desde la reforma anterior ha sido un importante impulso para la industria manufacturera, dada la importancia de los costos de energía para dicho sector. Por lo tanto, la energía de CFE, que ahora se despachará primero, en la mayoría de los casos será más cara que la energía renovable generada por el sector privado. El mismo estudio de NREL muestra que un papel dominante de CFE en el sector eléctrico de México aumentaría los costos de generación de electricidad desde un 32 hasta un 54 por ciento incrementando la posibilidad de cortes del suministro de energía de un 8 a un 35 por ciento.
Es casi seguro que las reformas constitucionales propuestas crearán mayores fricciones en la relación de México con Estados Unidos y Canadá. Lo más significativo es que algunos consideran que violan el T-MEC, en el que los participantes se comprometieron a no favorecer a las empresas nacionales a expensas de los inversores extranjeros. El pacto comercial brinda remedios a los inversionistas extranjeros en energía en México cuando se socava la competencia justa del mercado. Según un análisis, se pondrían en peligro mas de 22 mil millones de dólares de inversión extranjera en proyectos que ya se encuentran en operación en el País.
Por lo anterior, el T-MEC afirma el “compromiso de cada país para implementar los acuerdos ambientales multilaterales de los que es parte”, y estas reformas claramente obstaculizarían la capacidad de México para hacer esto. Además de estas posibles violaciones del T-MEC, las reformas energéticas propuestas serían un revés significativo para las aspiraciones del acuerdo e implicarían costos de oportunidad para todos al impedir que los tres países profundicen su comercio y otras formas de cooperación relacionadas con el clima. La visión del continente como “la región más competitiva y dinámica del mundo”, tal como la expresaron los líderes de Estados Unidos, Canadá y México en 2014, sería difícil de realizar si México se aleja con determinación del sector privado y las energías renovables.
Twitter: @pacotrevinoa
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