CÁPSULAS SARAPERAS

Los taquitos rojos y la economía

En esta ocasión te platico de una anécdota que sucedió entre tacos y azúcar en esta hermosa ciudad de Saltillo, en la década de los 70´s del siglo pasado, específicamente en 1974.

De entre los platillos tradicionales de las familias Saltillenses, definitivamente podemos incluir a los famosos Taquitos Rojos, cuyo pionero fue don Jacinto Barrón. Con el paso de poco tiempo, estos taquitos fueron adquiriendo mucha popularidad, ocasionando que en diversos puntos de aquella, aún pequeña pero hermosa ciudad de Saltillo, se instalaran carritos para la vendimia de este producto. Uno de estos negocios, o de estos carritos, se instalaba casi todos los días de la semana, por las tardes-noches, afuera de la Iglesia de San Francisco de Asís, específicamente adelantito de la puerta principal izquierda que está sobre la plaza, cuyo propietario era quien se encargaba de calentar, en aquellos pequeños hornos de leña, los tacos, para después de colocarlos en el papel estraza simulando un plato, ponerles lechuga, tomate y salsa verde, de esa que si pica. Entre cliente y cliente, este taquero de los rojos bebía café, taza tras taza, tal vez para aguantar hasta las altas horas de la noche en las que cerraba el negocio, o bien para apaciguar el fresco de aquellas noches Saltillenses.

En aquellos años, específicamente durante 1974, la economía nacional no estaba transitando por su mejor momento. A pesar de que el tipo de cambio del peso frente al dólar seguía estable, la inflación en ese año fue considerada muy alta, sin saber lo que vendría después, pues los pecios aumentaron en promedio un 11.04% y el primer articulo de consumo básico cuyo precio subió fue el azúcar.

Cierta noche, un grupo de jóvenes Saltillenses, quienes de manera periódica deleitaban de los tacos rojos, decidieron ir a calmar el hambre, pidieron sus tacos, los saborearon, y al pedir la cuenta se dieron cuenta, valga la redundancia, que los tacos rojos ya no tenían un precio de 2 pesos, sino que ahora costaban 2 pesos con 25 centavos. De inmediato los comensales le reviraron al taquero, reclamándole del aumento, diciéndole: “Oiga, si lo que aumentó de precio fue el azúcar”, a lo que el taquero respondió: “y ustedes creen que a mi café no le pongo azúcar”.

Estimada y estimado Saltillense, aunque parece que sea broma, esta historia la escuché hace varios años e incluso fue como entendí lo que es la inflación, pues el comensal que le reclamó al taquero por el aumento en el precio fue mi papá. Por cierto, esta anécdota sarapera en más de una ocasión me ha sido útil para explicarles a mis alumnos de economía lo que es y lo que provoca la inflación.

Esta es una historia de tacos, economía e inflación, una historia que se me quedó grabada en la memoria desde la primera vez que la escuché, una historia que le sucedió a mi papá, una historia que sirve de ejemplo para las clases de economía, una historia que sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo.