GUERRA DE ENCUESTITIS

 

La guerra de las encuestas con miras a la próxima elección para gobernador de Coahuila ha empezado, y entre los aspirantes cada quien difunde la que le conviene e incluso no tienen empacho en mandarlas hacer a modo para aparecer como favoritos entre el electorado.

Así el expanista, hoy morenista y fallido contendiente por la Alcaldía de Torreón, Luis Fernando Salazar Fernández, asegura que lo favorece la ciudadanía con un 33 por ciento y ubica al priista Manolo Jiménez con 19 puntos, al panista Guillermo Anaya con 10 y al morenista y excandidato a la Presidencia Municipal de Saltillo, Armando Guadiana, con únicamente 9 menciones. Por partidos, el mismo Salazar Fernández, que anticipa que va “a traer la transformación a Coahuila”, pregona que su nuevo partido lo favorece un altísimo 53 por ciento, contra un 22 por ciento del PRI y le da 8 puntos al PAN.

Encuestas más serias ubican al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador con 30.6 por ciento, ocho puntos abajo del PRI, que iría a la cabeza en las preferencias con 38.3 por ciento, mientras que el blanquiazul tendría 26 puntos.

La mayoría de las encuestas ubican al priista y exalcalde de Saltillo, Manolo Jiménez, con ventaja sobre los demás aspirantes tanto a nivel general como al interior, en este caso del PRI, y una de ellas le concede 42.3 puntos, mientras que da 13.5 al actual presidente municipal de la capital del Estado, José María Fraustro Siller, 11.8 del alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, y 11.4 del diputado federal Jericó Abramo Masso. Satisfecho con los números que arrojan los muestreos el actual secretario de Inclusión y Desarrollo Social del Estado dice que “uno cosecha lo que siembra” y que las encuestas “reflejan lo que comenta la ciudadanía”.

Incrédulo ante esas cifras, Abramo Masso difunde que alcanza 44 por ciento en la simpatía ciudadana y concede apenas dos puntos menos a Manolo Jiménez, de tal forma que presume un “empate técnico”.

Los resultados de las encuestas dependen del lugar donde se realizaron, de la edad y de la situación socioeconómica de los ciudadanos consultados. Y por muy profesional, objetiva e imparcial que se haya realizado, no deja de ser una especie de fotografía del momento.