DOS PELÍCULAS CHILENAS PERTURBADORAS

“La Verónica” / “Algunas bestias

Ancladas en la plataforma Ondamedia, estas dos películas demuestran que el cine chileno está perdiendo el miedo a indagar en las zonas más oscuras de los protagonistas de estos filmes, aun a costa de perder espectadores porque ambas son propuestas que dejan de lado el aspecto comercial y se concentran, con diferentes resultados, en el lado perverso de una sociedad que sigue un tránsito de reconocimiento. La plataforma Ondamedia es gratuita y contiene todas las producciones, tanto de ficción como documentales y otras expresiones visuales, realizadas en Chile. Para acceder a ella se debe registrar en el sitio www.ondamedia.cl y, ojo, Ondamedia también cuenta con aplicación móvil.

1 / LA VERÓNICA

Si no te ven en Instagram, no existes.

Verónica Lara (Mariana Di Girolamo), es una modelo que tiene solo una meta: ser la más popular en las redes sociales, una influencer. Está casada con un astro del balompié, que juega en las ligas internacionales (Ariel Mateluna). Su día a día es creer que está todo perfecto, controlado y que ella, su marido y su pequeña hija son la familia perfecta.

Ella es una modelo autodenominada como “hueca”, esto es, carente de inteligencia y de motivos verdaderos que, no obstante, lucra de su fama, de su sonrisa constante y de su presencia en las redes. Pero ahora está viviendo su peor momento: es la principal sospechosa del extraño deceso de su primera hija, fallecida diez años antes y un fiscal la está acorralando para que diga la verdad de lo sucedido la noche en que la muerte de su primera hija fue recién comunicada a la policía después de tres horas.

Coincidente con esto, Verónica siente celos de su hija recién nacida, al punto que sus empleadas la atienden porque ella no soporta ni el llanto ni la forma en que su marido mima a la criatura, sobre todo cuando está dedicada exclusivamente en transformarse en el rostro oficial de una marca de cosméticos. Por eso todo su quehacer diario consiste en sacarse selfies en la piscina, sonreír a la cámara y tratar de que sus seguidores llegan a los dos millones para consolidar su postulación.

“La Verónica” está realizada con un plano fijo que va cambiando de ambientes y situaciones, teniendo siempre a la protagonista en cámara y donde muchos de los que interactúan con ella aparecen dando la espalda a la pantalla, sin que ese plano único se altere jamás.

Los temas que trata este largometraje van desde la falsa imagen que proyecta Verónica Lara, de cara a las cámaras y teniendo siempre a una poderosa periodista que está escribiendo su biografía autorizada, a la agónica existencia de esta mujer que niega a su propia madre, oculta secretos inconfesados y agoniza cuando descubre que su marido la engaña a la menor provocación.

Un tema colateral es la maternidad, la dificultad que ella tiene para ser madre, de cómo Verónica no disfruta de su hija, nunca quiere estar con ella y la llega a utilizar solo para proyectar una imagen de madre feliz y abnegada en pos de aumentar su número de seguidores.

“La Verónica” cuenta con 52 escenas, todas de primeros planos constantes de la protagonista, apostando por una rareza en el plano de la técnica cinematográfica, en especial porque todo lo que le sucede a Verónica es secundario, y está visto tras ella o, simplemente, lo escuchamos, enfatizando en la idea que tiene Verónica de ella misma: ser el centro de todas las miradas cueste lo que cueste.

Otro recurso muy utilizado por el director son los saltos en el tiempo, usando especialmente flashbacks para recordar la época de cuando su primera hija estaba viva.

Esta técnica empleada juega a favor y en contra del filme, sobre todo cuando muchos datos resultan poco claros, considerando que los espectadores no tienen más información respecto del espacio en que se encuentra, viendo siempre solo a la protagonista que, por lo demás, resulta excelente en este patético retrato.

A pesar de esto, el chileno Leonardo Medel logra contar su historia de una manera envolvente, entregando desde el inicio un retrato perturbador acerca del estado mental de la protagonista que. en el rostro de Mariana Di Girolamo, logra un retrato perfecto de la perturbada Verónica Lara, a quien odiamos desde el inicio, aun cuando estemos conscientes de que la actriz entrega una actuación descollante, ya que incluso contó con el reconocimiento como Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine para Mujeres en Aswan, que se celebró en Egipto.

2 / “ALGUNAS BESTIAS”

La isla, el encierro, la perversión

También chilena, con dirección de Jorge Riquelme Serrano, este filme, que cuenta en su reparto con Paulina García, Alfredo Castro, Gastón Salgado, Andrew Bargsted, entre otros, transcurre en una remota isla del sur de Chile, durante tres días. En ese lugar paradisíaco al comienzo y terrorífico más tarde, queda aislada una familia, situación que irá soltando a las bestias que están en el interior de cada uno de los personajes.

El filme estuvo en la programación del D’A Film Festival de Filmin, demostrando algunos valores cinematográficos positivos y de innegable interés, como ciertas imágenes cenitales recordando el estilo del realizador Michael Haneke, una localización extraordinaria en la belleza natural y en la luminosidad y cierto estilo en la planificación, que tiene un mérito adicional (y molesto para muchos) que es una secuencia de abuso sexual que de verdad requiere de un espectador muy preparado.

Si bien el filme se resiente en su arranque y tiene en su desarrollo situaciones que no se explican o no aportan, va creciendo en intensidad cuando el director suelta a sus protagonistas en una velada que recuerda esos intensos desbordes del sueco Ingmar Bergman, incluyendo diez minutos de una secuencia de corte sexual que impacta, molesta y perturba.

El director concede especial relevancia al sonido, en donde la música se torna espeluznante, alternado esto con diálogos breves, muy precisos, o usando silencios cuando los personajes observan desde la ventana. Esto del empleo de los diálogos cobra especial relevancia en el medio del filme, cuando se vuelven protagonistas absolutos en algunas escenas panorámicas y en donde la isla se transforma en un espacio ominoso y sacudido por la furia de la naturaleza, todo se concentra en el interior de la casa, adquiriendo un estilo oscuro para revelarnos la precariedad de las relaciones humanas, haciendo que las bestias se sometan a pasiones que van por sendas de inmoralidad y de profunda amargura. Un filme solo para espectadores con aguante, con criterio bien formado y, por cierto, que ame el cine donde estamos obligados a observar el comportamiento desquiciado de seres humanos en situaciones límite

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación