En la población de 10 a 19 años se observó el mismo patrón de consumo en 3.9% de los casos, siendo mayor en los hombres (4.9%) en comparación con las mujeres (2.7%)
Las fiestas decembrinas, es una de las temporadas más coloridas y animadas del año. Es una época en la que se convive con amigos y familiares para celebrar, planear nuevos proyectos, cerrar ciclos en medio de un ambiente en donde las casas se llenan de colores, sabores y aromas típicos de la temporada.
De acuerdo con Nielsen México, los mexicanos consumen un 25% más alcohol en diciembre, y en estas fechas, se gasta más dinero en productos como juguetes, refrescos, chocolates y bebidas alcohólicas. Este ambiente de celebración hace que el acceso que tienen los menores de edad al alcohol y tabaco se incremente y que puedan sentir curiosidad por probar estas substancias. Así mismo, en muchos hogares, existe la práctica de servir alguna bebida con alcohol a las niñas y niños durante el tradicional brindis navideño o de Año Nuevo, con la idea de que una pequeña probadita, no tendrá mayores consecuencias.
Sin embargo, bajo ninguna circunstancia y por ningún motivo los menores de edad deben consumir alcohol y tabaco, así como no tampoco debemos facilitar el uso normal de éstas substancias. Diversos estudios muestran que la probadita de alcohol durante la niñez y adolescencia está relacionada con un inicio temprano del consumo de alcohol, lo cual es un factor de riesgo para otros problemas de conducta. El cerebro de los seres humanos termina de madurar después de los 21 años de edad, por lo que si se ingiere alcohol se puede afectar el desarrollo de las y los menores, aun cuando se consuman en pequeñas cantidades.
Un estudio realizado por ITZAM (2020), señala que la principal razón por la que las niñas, niños y adolescentes consumen estas substancias es la curiosidad. Los números indican que en el caso del alcohol es del 84% y del tabaco del 98%. La curiosidad es algo perfectamente normal en el ser humano, y aún más a temprana edad, es parte del desarrollo de las y los menores de edad, lo importante es canalizarla hacia actividades positivas.
Estas fechas son momento de disfrutar en familia y una oportunidad de fortalecer la comunicación y la unión al interior del hogar, compartiendo actividades como: una noche de chocolate caliente con bombones y juegos de mesa en familia, una tarde de películas navideñas después de cocinar galletas navideñas con ayuda de los más chicos en casa, contando historias sobre cómo los mayores celebraban cuando eran niños.
Algunas acciones que se recomiendan para alejar a las niñas y niños del alcohol y tabaco son:
– Evita que el menor sirva las bebidas y/o acompañe a comprarlas, así mismo con los cigarrillos.
– Evitar que el alcohol se convierta en el centro de atención en las fiestas navideñas, de fin de año y posadas.
– Hablar con ellos, escucharlos disfrutando estas fechas haciendo cosas divertidas como leer, hacer ejercicio juntos o aprendiendo a tocar un instrumento musical.
Trabajemos para erradicar la cultura de la “probadita” a temprana edad entre las y los menores de edad, fomentando la curiosidad positiva de las niñas, niños y adolescentes con actividades que fortalezcan la comunicación y unión familiar que contribuyan a alejarlos del consumo de alcohol y tabaco. (EL HERALDO)
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