Enclavada en la orilla sur del Río Grande, la desértica Ciudad Juárez vive su propio auge económico. Parece haber excavadoras y bulldozers por todas partes, el espacio que excavan en el suelo del desierto albergará una larga lista de nuevas fábricas de empresas que buscan librarse de los problemas de las cadenas de suministro.
El Financiero publicó en su sitio web que Ambu A/S, un fabricante danés de dispositivos médicos, construye una fábrica en las afueras de Ciudad Juárez. A varios kilómetros de distancia, Keeson Technology, un productor de muebles chino, levanta una segunda planta apenas unos pocos meses después de abrir la primera. Boyd, un conglomerado con sede en California, inauguró recientemente una fábrica y planea construir tres más. Y MGA Entertainment, una juguetera con sede en California, empezó a manufacturar Little Tikes Cozy Coupes en su planta el mes pasado.
MGA tiene 750 contenedores de juguetes atrapados en el infierno de las cadenas de suministro en los puertos de Los Ángeles. Fabricados en China, se suponía que esos artículos estarían en los estantes de las tiendas de Estados Unidos esta temporada navideña. Eso no sucederá, reconoció Isaac Larian, director ejecutivo de MGA. Pero la planta de Juárez está enviando dos camiones cargados de juguetes a Estados Unidos cada día y ese número pronto aumentará a 10. Además, Larian planea comenzar la construcción de una segunda fábrica en México el próximo año y empezará a trasladar parte de la producción china de MGA a estas plantas. “Tenemos grandes ambiciones y grandes planes para México”, dijo.
Para las multinacionales la relocalización a menudo significa el norte de México, donde los costos de mano de obra son baratos, la tierra es abundante y la frontera está al lado. El Paso, Texas, está a menos de 16 kilómetros al norte de la mayoría de las nuevas plantas de Juárez.
Otras ciudades fronterizas, como Tijuana, en la costa oeste, y Reynosa, Matamoros y Piedras Negras, al este, están experimentando un auge industrial similar, proporcionando un impulso muy necesario a una economía mexicana que ha tardado en recuperarse del colapso del año pasado.
Desde hace más de medio siglo, las fábricas de estas ciudades han sido un engranaje clave en la cadena de suministro de Estados Unidos conocidas en la industria como maquiladoras, toman piezas importadas, las ensamblan en productos industriales y de consumo y luego las envían al norte.
La pandemia aceleró la atracción de plantas en la frontera de México con Estados Unidos. Keeson, el fabricante de muebles, es un ejemplo de esto: primero hizo planes para abrir una fábrica en Juárez poco después de que Trump lanzara su guerra comercial contra Pekín, y los adelantó en un año completo cuando llegó el COVID.
“Seguro que la manufactura está volviendo”, dijo Jason Tolliver, un director gerente que ayuda a supervisar la logística y los servicios industriales en las Américas para la firma inmobiliaria Cushman y Wakefield. Las conversaciones que está manteniendo con líderes corporativos, dice, indican que esta ola de inversiones a lo largo de la frontera apenas está comenzando. “Es estructural y a largo plazo”.
Suben precios de naves industriales
El auge es tan intenso en Juárez que las naves industriales comenzaron a escasear: el 98 por ciento del espacio existente ya están alquiladas, y el precio ha aumentado más de un 20 por ciento durante el último año, hasta alrededor de 5.25 dólares por pie cuadrado, según Jesse Meléndez, director de la empresa de bienes raíces industriales Intermex. (EL FINANCIERO)
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