La curiosidad invade el día a día de los niños que, cotidianamente, nos realizan miles de preguntas. Esta es imprescindible para su desarrollo, para comprender el mundo que los rodea y aprender cosas nuevas.
Sin embargo, nuestra actitud hacia dichas preguntas varía notablemente: a veces las respondemos, otras veces las censuramos e incluso, a veces, las ignoramos. Esta postura puede desalentar ese “hambre de saber”.
Si decimos que la curiosidad genera el impulso de indagar y experimentar, es fundamental que nos involucremos en su desarrollo. Aquí, repasamos algunas claves para ello.
Responder siempre
No dejemos pasar la oportunidad de responder a todas las preguntas de los niños. No existen las preguntas obvias o estrafalarias. Es importante que respondamos incluso cuando se trate de algo que ellos ya deberían saber.
Es probable que se fije mejor un concepto si buscamos información con ellos. Así, cuando surge la pregunta “cómo sacar el área de un trapecio”, podemos sentarnos y buscar juntos la respuesta en el libro de texto o la internet.
Estimular su imaginación
Frente al surgimiento de un interrogante, es importante que ayudemos a los niños a buscar la respuesta correcta mediante razonamientos. Así los estaremos impulsando a plantear hipótesis y buscar argumentos para justificarlas.
Incluso, responder una pregunta y ayudar a entender el cuestionamiento es un puntapié para el surgimiento de nuevos puntos de interés. Esta posibilidad se anula de antemano si ignoramos la pregunta u olvidamos responder.
Fomentar el hábito de lectura
Es importante fomentar y sostener el hábito de la lectura. Mientras más textos haya leído el niño, más se enriquece su imaginación. Así, podrá resolver las más variadas cuestiones utilizando estos recursos creativos.
La lectura no solo implica leer un libro físico, sino que se puede aprovechar la internet para localizar sitios de lectura y recreación educativa. No solo podemos encontrar textos literarios sino también informativos y de opinión, para todas las edades.
Mostrar disponibilidad
Hay que demostrarles a los niños que pueden contar con nosotros para satisfacer sus dudas. A su vez, deben tener la seguridad de que alguien se preocupa por resolver sus inquietudes, como una manera de confiar en los adultos que los rodean.
Si no contamos con tiempo suficiente, siempre hay sitios o plataformas a los que podemos recurrir, como Tutorela. Allí, se ofrecen clases virtuales personalizadas que pueden ayudar a evacuar cualquier duda que se presente en segundos.
Plantear retos
Para fomentar una postura activa frente al conocimiento, podemos proponer distintos retos que se adecúen al nivel de los niños. Estos pueden ser en temas de su interés o incluso podemos incorporar nociones totalmente novedosas.
Aprovechando las herramientas que nos ofrece la tecnología, podemos invitarlos a preparar numerosos mecanismos caseros, como pequeños invernaderos o experimentos. Esto provocará el aprendizaje de nuevos conocimientos de manera sencilla y divertida.
En resumen, es clave el rol que jugamos como adultos en el desarrollo de la creatividad de los niños. En ese sentido, podemos seguir estos simples pasos para ayudar a ese proceso.
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