El modelo Miguel Riquelme, ir de menos a más
En sus cuatro años de Gobierno, Miguel Riquelme Solís ha desarrollado la capacidad de adaptación para acoplarse a las distintas circunstancias políticas. En este sentido, apalancándose en un discurso que es una mezcla entre el diálogo, la eficacia y la defensa de los intereses del estado dentro del Pacto Federal, ha adecuado su estilo de gobernar para sortear los escenarios adversos que se le han presentado.
No sin las grietas que deja el ejercicio del poder, Miguel Riquelme parece ser de esos políticos que aprovechan las circunstancias para ir de menos a más.
Las medidas implementadas en los distintos ámbitos de la política y la gestión estatal dan cuenta de un mandatario que, hasta el momento, logró transitar de una severa crisis de legitimidad al emanar de la elección más competida y cuestionada de la historia, a posicionarse como uno de los gobernadores mejor evaluados del país según distintas encuestadoras.
Hoy, a propósito de la presentación del Cuarto Informe de su administración, el gobernador de Coahuila contabiliza a su haber la seguridad, estabilidad, empleo, inversión y potencial de crecimiento que se perciben en el estado.
Los datos contenidos en el Cuarto Informe de Gobierno muestran que Coahuila registra más empleos formales, inversión extranjera y proyectos de capital productivo que hace cuatro años.
Respecto a las cifras de crecimiento económico, las cuales no cumplieron las expectativas durante los primeros años, incluyendo retrocesos en el PIB de 2019 y 2020, en el segundo trimestre de 2021, aprovechando el rebote y la recuperación de los Estados Unidos, Coahuila registró la tasa de crecimiento más alta de la historia al alcanzar un 26.7%.
Asimismo, según datos del INEGI, en 2021 el estado presentó la percepción de inseguridad pública más baja desde que se aplica la encuesta, con un 53.4% de población de 18 años y mayores que considera a la inseguridad como el problema más importante de la entidad.
Atrás quedaron los años más oscuros de la inseguridad en Coahuila, cuando en 2013 y 2014 este porcentaje alcanzó el 82% y 78%, respectivamente.
Concuerdo con quienes afirman que dependiendo de los datos que se miren, será el resultado de la evaluación. Es por ello que, los retos respecto a la cobertura de salud, calidad educativa, combate a la pobreza, saneamiento de las finanzas, incidencia delictiva, entre otros rubos de la administración, deberán llamar la atención de Miguel Riquelme en los años que le restan como gobernador.
Sin embargo, si hipotéticamente la administración estatal tuviera que terminar hoy, el testamento económico, político y de seguridad que dejaría Miguel Riquelme es el de adaptarse a los escenarios desfavorables con los cuales ha tenido que lidiar desde que tomó posesión.
Los acontecimientos adversos han sucedido a un ritmo vertiginoso durante los últimos cuatro años. Empezando con una elección extremadamente competida y discutida en 2017, que además concedió a la oposición la mayoría en el Congreso local y, a excepción de Saltillo, las alcaldías más importantes.
Este suceso requirió a Miguel Riquelme emplear las mayores capacidades de diálogo y negociación para que, durante los primeros años, su administración transitara en un escenario de pluralismo político y gobierno dividido. Los resultados le otorgaron el reconocimiento de los analistas y los electores por su idoneidad para crear puentes con la oposición, al grado de que en 2020 recuperó con facilidad la mayoría del Congreso.
Luego, en 2018, llegó el triunfo de Morena en la Presidencia. A partir de ese momento el mandatario emanado del PRI ha tenido que escalar una montaña de dificultades y desencuentros con el Gobierno Federal.
Acoplado a una visión federalista, inclinada hacia la reivindicación de los derechos de la entidad para recibir un mejor trato fiscal, el gobernador de Coahuila recibió el reconocimiento de algunos de sus homólogos, medios de comunicación e incluso de los electores que, en su mayoría, han dado su voto a favor del PRI.
A pesar del triunfo mediático y político, Miguel Riquelme tendrá que realizar algunos ajustes en su estrategia, ya que, como él mismo lo reconoció, el Gobierno Federal recortó a Coahuila 17 mil millones de pesos durante los últimos años.
A todo esto, por si fuera poco, hay que sumar la llegada de la crisis provocada por el COVID-19, la cual probó de nueva cuenta al mandatario, ya que las dificultades afectaron a Coahuila más que al resto de las entidades debido a su estrecha relación con la economía de los Estados Unidos.
En este escenario, el gobierno estatal reforzó la estrategia de promoción para la atracción de inversiones y fue eficaz en la reactivación oportuna y ordenada de la economía. El resultado fue que, a mediados de 2021, Coahuila recuperó los empleos formales perdidos en lo más profundo de la crisis.
En resumen, me parece que, durante estos cuatro años, Miguel Riquelme ha mostrado un modelo basado en la `adaptación´, que restaura el valor del análisis estratégico en la toma de decisiones.
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