El voto latino: la nueva bisagra electoral
Hasta hace algunos años, el voto latino en Estados Unidos tenía dos tendencias claras: primero, su participación no superaba al 47%, es decir, más de la mitad de los hispanos que podían votar no lo hacían; y segundo, que dos terceras partes votaba por el partido Demócrata y un tercio lo hacía por el partido Republicano.
En los últimos procesos esto ha dado un vuelco. Por un lado, se ha incrementado la participación latina hasta un 67% y la afiliación partidista no siempre favorece a los candidatos Demócratas, especialmente en la política local. Por ejemplo, en el 2016 los latinos sacaron del cargo a Joe Arpaio, el polémico alguacil del Condado de Maricopa, por sus políticas en contra de los migrantes. De igual manera, en el 2020 los hispanos inclinaron la balanza a favor de Joe Biden en Arizona, lo que le aseguró la presidencia. Y por otro lado, gracias al voto latino, Donald Trump, en la misma elección, aseguró distritos clave en Florida y Texas que le dieron la victoria en esos estados.
Y la elección de hace una semana, nos deja dos lecciones de oro: uno, no se puede despreciar al voto latino porque se ha vuelto vital para la victoria; y dos, no se puede dar por sentada su afinidad partidista. Virginia y Nueva Jersey son un claro ejemplo de este comportamiento fundamental e impredecible.
Por ello, de ahora en adelante, no bastará con hacer traducciones mal hechas al español de los spots políticos de la campaña general. Se le tendrá que dar más peso a las reuniones políticas con grupos de activismo latino. Y, sobre todo, los candidatos deberán tener una agenda y oferta política afín a este sector del electorado, lo cual tiene que ver con un tema de igualdad oportunidades y el acceso al Sueño Americano, máxime después de los estragos económicos y sanitarios del Covid entre la comunidad hispana.
Los latinos buscan un político que no solo se ponga un sombrero cliché y coma tacos con queso cheddar para la foto, sino alguien realmente cercano que les asegure condiciones laborales dignas, acceso a la educación de calidad (especialmente para sus hijos), empleos bien remunerados para que no tengan que tomar dos para llegar a fin de mes, que el sistema de salud que los cubra y no terminen en la bancarrota, alguien que crea en la importancia de la protección al medio ambiente y que sintonice con los valores de la familia.
Los hispanos son el nuevo voto switcher o bisagra por excelencia. Aproximarse a ellos de una manera emotiva, es ganar la elección. Algo para ser tomado en cuenta por los candidatos y partidos en la elección intermedia de la presidencia de Biden que será en noviembre del 2022, y más importante en la elección presidencial del 2024, que parece lejana, pero de aquí a poco, estará a la vuelta de la esquina.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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