LÓPEZ OBRADOR
Ayer murió el presidente,
predicador insolente
y retorcido de mente
que creyó que gobernar,
era insultar a la gente.
Falleció electrocutado,
toditito chamuscado
por CFE y gas bienestar;
sin que sus pejes-aliados
lo pudieran evitar.
Ya se murió ese ignorante,
conservador y machista,
mentiroso, incompetente,
pendenciero y chantajista
que odiaba tanto la Ciencia,
que embistió contra la UNAM
con la sesera tan lenta,
que reprochó a los rectores
estar muy hamburguesados,
por decir aburguesados.
Y es que quedó resentido
pues reprobó tantas veces,
que se tardó catorce años
para por fin terminar,
una carrera de cuatro
y con tan bajo promedio,
que no pudo ni aspirar
a iniciar una maestría.
Cualquier psiquiatra diría,
que de ahí vienen sus fobias
contra todo lo ilustrado.
Y otros datos hoy nos dicen
con todita precisión,
que sus restos se estremecen
sin encontrar el descanso
en el corrupto panteón
de la que dijo sería,
la Cuarta Transformación.
MANUEL BARTLET
El confeso celestino
del amasiato pripan;
el que organizó hocicón,
esa fiesta de fusibles
que les quemó la razón,
falleció junto a su jefe
en medio de un apagón.
Y las dos engañadoras
que dijeron no serían
primera dama ni esposa,
para mejor esconder
casas, terrenos y coches,
heredaron sus cerebros
llenos de cables pelados.
EBRARD
“No se calienten granizo”,
advirtió el que más lo manda
para que tuviera calma
mientras se cocía el arroz
que lo echaría para afuera.
Y el canciller le creyó,
hasta que vio con apuro
que los nuevos peritajes
remachaban sus errores
en la línea antes dorada,
y a la mujer corcholata
inclinarse con desdoro,
renegando de su escuela
pa´seguir en la carrera.
Y al no poder resistir
por segunda vez la afrenta,
mejor optó por brincar
a una fosa descubierta.
LÓPEZ GATELL
El doctor que no lo fue,
murió por fuerte Covid,
en una venganza cruel
que tomó el coronavirus,
por negarse a inocular
después de mucho alardear
que le sobraban vacunas.
Y su cuerpo tumefacto
yace ahí sin cubrebocas,
con las narices tapadas
por las dosis caducadas
y atascadas las entrañas
con más de quince millones
de las vacunas robadas.
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