El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) perdió su esencia y se convirtió en individualista tras el paso del periodo neoliberal.
“Afectaron dos generaciones en las universidades públicas, hasta la UNAM se volvió individualista y defensora de estos proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros y profesionales para servir al pueblo”
“No solo la UNAM, todas las universidades fueron sometidas por el pensamiento neoliberal, todas. Es lamentable que la UNAM se haya derechizado como sucedió en los últimos tiempos”.
“Ejemplos hay muchos. Imagínense, un exrector, que todavía tiene mucha influencia, Narro, se va de secretario de Salud y en ese tiempo habla de los ninis, de los jóvenes, exrector de la UNAM, que ni estudian ni trabajan. Algo ofensivo”.
“Claro, no todos los maestros afortunadamente están así, pero bueno. ¿Dónde están los economistas de la UNAM que defienden un modelo alternativo al neoliberal? Se quedaron callados, los silenciaron. Y así en general. Entonces, sí, se requiere una sacudida”.
“Y es una gran universidad, pero no estuvieron a la altura de las circunstancias, la crítica al neoliberalismo no surgió de la UNAM, de todas las atrocidades que se cometieron durante el periodo neoliberal, del saqueo del país, el saqueo más grande en la historia de México ¿y que la universidad no haya jugado un papel fundamental, determinante? “.
“Al contrario, muchísimos académicos e intelectuales de la UNAM se dedicaron a legitimar la privatización, Salinas los cooptó a casi todos. Siempre voy a decir que hay honrosas excepciones”.
“Además, qué bueno que hay polémica sobre esto, porque ni modo que vamos a caer en la autocomplacencia, no. Y no todos -también aclarando- son así, pero nos cuesta muchísimo trabajo”.
“Yo quisiera que hubiese más economistas de la UNAM en el gobierno, más abogados de la UNAM en el gobierno. No hay, están en los despachos, se perdió la emoción social”.
“Entonces, hay que polemizar también sobre esto. Y pues no, no actúo yo de mala fe. Que la prensa vendida o alquilada use esto ¿no?, para decir que ahora estoy ya en contra de la UNAM y todo, han dicho tantas cosas. Tengo mi consciencia tranquila”.
Ante tales señalamientos, las autoridades universitarias emitieron el siguiente boletín:
“La Universidad Nacional Autónoma de México ha sido siempre respetuosa de las distintas ideologías, corrientes del pensamiento, posiciones políticas y opiniones expresadas por integrantes de su comunidad, de sus egresados o por cualquier persona. Todas estas manifestaciones son parte de las libertades y del espíritu crítico que se cultiva en los espacios universitarios y que tienen soporte en la autonomía y la democracia.
Gracias a esto, la Universidad sirve a la nación con un compromiso social en permanente transformación. Así ha ocurrido durante años, con millones de profesionistas formados con responsabilidad social mediante planes y programas de estudio que son actualizados por órganos colegiados internos, en donde convergen y se enriquecen la pluralidad de voces y la diversidad ideológica.
El compromiso y solidaridad históricos de la Universidad Nacional con la nación son incuestionables. Muestras recientes son los sismos de septiembre de 2017, donde brindó apoyos y asesorías a gobiernos y población en prácticamente todos los ámbitos, así como con la colaboración de expertos en diversos campos a lo largo de la crisis sanitaria que hemos padecido.
En la Universidad se privilegia siempre la libertad de cátedra, una de nuestras mayores fortalezas, para formar ciudadanos íntegros, de pensamiento independiente, sin ideologías impuestas y comprometidos con la búsqueda de un país más justo, libre y con menor desigualdad.
Así es y así ha servido a México, la Universidad de la Nación”.
Ante tales sucesos, lo que queda debe quedar claro es que siempre será bienvenida la polémica, mientras invite a la sociedad a volver su vista hacia temas realmente importantes como el de la educación.
Así nos servirá para reflexionar en la necesidad de impulsar una política educativa que nos lleve a transitar hacia una sociedad más moderna, más justa, más culta, con mayor bienestar y, sobretodo, más cohesionada; que nos incorpore de forma activa y creativa a la sociedad del conocimiento; que siente las bases para una educación más universal, más cosmopolita; que dé prioridad a la formación en valores universales de los derechos humanos; que responda a la nueva realidad que demandan las familias y las mujeres que aspiran a incorporarse al mudo del trabajo remunerado.
En fin, una política respetuosa de nuestra diversidad cultural y de nuestro libre pensamiento.
José Vega Bautista
@Pepevegasicilia
josevega@nuestrarevista.com.mx
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