Después de 16 años, Angela Merkel dice adiós al puesto de Canciller, lo que marca el fin de una era, no sólo para Alemania, sino para la política internacional. Doña Angela fue discípula del icónico Canciller Helmut Kohl, quien después de la caída del Muro del Berlín y la reunificación alemana, la integró al gabinete como Ministra de la Mujer y la Juventud, y posteriormente del Medio Ambiente.
Por ahí del 2000, se convirtió en líder de la Unión Demócrata Cristiana, uno de los principales partidos de Alemania, y en el 2005 fue electa por primera vez la jefa del gobierno, puesto que ha retenido hasta la fecha. Pero el domingo pasado, el partido de “Mutti” como le apodan por su forma maternal de hablarle a sus interlocutores políticos, sufrió un fuerte revés. Pero antes de hablar de eso, déjenme desmenuzar un poco cómo funciona el gobierno alemán.
Alemania es una república federativa con democracia parlamentaria. Es decir, el pueblo vota para elegir un Parlamento Federal, llamado Bundestag. Y, el Bundestag elige al Canciller, que sería el candidato que encabeza la planilla del partido con más votos, y por ende más escaños. El Canciller, a su vez, forma al gobierno. Para ello debe hacer alianzas con otros partidos de acuerdo a su fuerza política, a cambio de puestos en el gabinete. De esta manera, todos los partidos podrían tener espacios en el gobierno, aunque no hayan ganado la elección. La serie danesa Borgen, es un perfecto ejemplo de ese sistema.
Pero en la elección que acaba de pasar, Olaf Scholz del Partido Social Demócrata vence estrechamente a Armin Laschet, el candidato de Angela Merkel, que durante la campaña fue percibido como un político sin carácter y una máquina de hacer pifias, cosa que contrasta con el carácter firme pero carismático de Angela. Scholz, el nuevo Canciller, va a tener unos zapatos grandes que llenar, porque si hay algo que Merkel le enseñó al mundo es tener habilidades de negociación basadas en el diálogo y construcción de alianzas en tiempos de crisis. Por ejemplo, la crisis global bancaria del 2008, la crisis del Euro, la invasión de Rusia a Ucrania, y por supuesto la pandemia del Covid-19.
Su temple la ha llevado a ser reconocida como una de las mujeres más poderosas del mundo y un referente de la política internacional. Y en materia de política interna, su legado está marcado por la apertura a los inmigrantes, especialmente cuando los movimientos de extrema derecha y neonazis vuelven a cobrar fuerza. Sí, Angela es la voz de la cordura, dentro y fuera de Alemania. Por eso, a pesar de la derrota de su partido, ella pasará a la historia como un ejemplo de liderazgo y sensatez.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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