PRESIDENTE RETENIDO

La rápida sucesión de eventos no permite en muchas de las ocasiones analizar y dimensionar algunos de los que ocurren, pero vale la pena regresar a lo ocurrido la semana anterior en Chiapas, donde miembros de la Coordinadora retuvieron al presidente López Obrador, por las muchas aristas e implicaciones que el asunto tiene.

No es nuevo que los maestros agrupados en la Coordinadora opten por medidas de presión que se alejan de los conductos institucionales de dialogo. En el pasado los hemos visto reventando violentamente congresos del SNTE, bloqueando vías de ferrocarril o hasta rapando a maestros que no se suman a sus paros y protestas.

Sus métodos han sido históricamente poco civilizados. En Michoacán, por ejemplo, no han permitido desde hace un mes el paso de trenes, lo que ha generado perdidas al sector productivo que ya superan los mil 600 millones de pesos.

Pero aún y cuando la intransigencia es lo que les caracteriza, lo nuevo es el rompimiento con López Obrador y su gobierno, pues se supone que en el pasado fueron aliados y que la Coordinadora le ayudó a llegar a la Presidencia. No olvidemos que López Obrador derogó incluso la reforma educativa del anterior sexenio por complacer una de las exigencias de este grupo.

Si han llegado a un grado de tensión en que llevan las cosas al extremo de retener al presidente, esto nos habla de que tampoco a ellos les ha cumplido en sus expectativas; indica que como ocurre con muchos otros sectores, por no decir que con todos los mexicanos, no ha habido la capacidad de resolverles sus inquietudes y problemas.

Esto denota incapacidad en el gobierno ante el tamaño de la problemática social, lo cual es desde luego muy grave, pero quizá no es lo más preocupante de lo ocurrido el viernes anterior en Chiapas.

Los maestros de la CNTE impidieron a López Obrador el paso nada menos que al Cuartel de la Séptima Región Militar en Tuxtla Gutiérrez, lo cual habla de la vulnerabilidad en que está el presidente.

¿Cómo explican que no haya habido instancia alguna en el gobierno capaz de anticipar lo que iba a ocurrir?, ¿dónde están el área de Inteligencia Militar y el Centro Nacional de Inteligencia que sustituyó al CISEN?

Lo justifican diciendo que el gobierno ya no espía, cuando se sabe que sí lo hace, y que además hay un concepto que se llama seguridad nacional, y esto pasa por lo más elemental que es tomar el pulso del sentir ciudadano y los hechos en cada una de las regiones del país, y ubicar zonas de riesgo ya sea por temas delictivos o de problemas sociales.

Por más de una hora estuvo retenido el presidente el viernes, y el sábado le volvieron a cerrar el paso, esto es algo inédito. Pero además de que nadie lo anticipó, tampoco hubo alguien en el gobierno con capacidad de dialogo y negociación para desactivar el problema en ese momento crítico.

No hay labor de inteligencia, no hay operación política y no hay garantías en este país ni para el propio presidente de la República. A eso hemos llegado, como alguien lo señaló, hoy en día ya se trapea con la investidura presidencial, y aunado a ello está el tema de la seguridad.

Desde luego no se plantea que hubiera sido una solución reprimir a los manifestantes, pero si un grupo de maestros puede retener al presidente, ¿qué pasaría si un día algún grupo delictivo decide tomarlo como rehén o atentar contra su vida?

El deterioro en que este gobierno ha encarrilado a México por lo visto se da en todos los órdenes y pone en riesgo hasta a quien se asume como el gran transformador. No cabe duda, la reversa también es cambio.

edelapena@infonor.com.mx

 

 

Autor

Eduardo De la Peña de León