CÓMO DECÍA MI ABUELA

POR LEONOR RANGEL

«No por mucho madrugar»…

En el verano, luego de cosechar los duraznos, mi abuela solía preparar conservas y otras delicias que esperábamos impacientes desde que veíamos las ramas del durazno florecer.

Cada tarde de domingo, repetíamos la pregunta:

– ¿Cuándo van a estar los duraznos?

Y mi abuela nos respondía

-«No por mucho madrugar, amanece más temprano»

 

A los jóvenes de 18 a 29 años que estuvieron haciendo filas y madrugando el pasado martes afuera de las instalaciones de la UAdeC campus Arteaga, no sólo les amaneció, sino que hasta se les hizo de noche y no alcanzaron vacunas.

Pero no es a ellos a quiénes les aplica el dicho, sino a las autoridades responsables de la vacunación que quisieron «madrugar» pero a la mala, a la población Saltillense.

Pues no se dispuso del total de dosis necesarias para inmunizar contra el SARS Co-V 2 a los más de 180 mil jóvenes que habitan en nuestra ciudad, es decir, no se contaba con la preparación adecuada, desatando el caos y el descontento en las personas que desde el día anterior estaban esperando ser vacunados.

Con un presuroso regreso a clases y otro atrabancado intento de inoculación, el actual gobierno federal es claro ejemplo de que madrugar no es sinónimo de estar preparado para afrontar el amanecer y acontecer cotidiano.

También aplica para aquéllos que piensen que tener una primera dosis, es sinónimo de que la pandemia ha terminado, para eso, aún nos falta un rato.

Por eso, mi invitación es a no bajar la guardia, a seguirnos cuidando y a exigir a las autoridades un manejo transparente de sus «datos», fechas de vacunación y de segundas dosis para quiénes seguimos esperando.

Y a entender, que más que madrugar, hay que estar preparados, atentos y decididos a vacunarnos cuando nos toque.

 

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
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