Parte de la narrativa estratégica del presidente López Obrador es culpar al pasado, porque eso es más fácil que dar resultados en el presente. Y por otro lado, justifica sus decisiones en la voz del pueblo sabio, un lindo eufemismo para su voluntad. Por ello, el AMLO mete temas a la agenda que poco tienen que ver con las prioridades del país, como la consulta ciudadana que se llevó a cabo el domingo pasado.
A diferencia de las consultas que AMLO realizó previamente, esta vez es el INE quien montó el show a petición del presidente. 528 millones de pesos nos costó ese capricho a los mexicanos. Y lo pongo en esos términos porque en el fondo la consulta no sirve para enjuiciar a los expresidentes. Para eso está la ley y las instituciones. Pero aquí no se trata de hacer justicia, sino de simular y distraer.
Pero, asumiendo sin conceder, que la consulta haya tenido la intención de propiciar la participación ciudadana, creo que hay otros temas más importantes que debieran consultarle a la gente, como si están de acuerdo con la desaparición del Seguro Popular y su sustitución con el INSABI; si quisieran que se reabra el caso del General Cienfuegos por las acusaciones de narcotráfico; si estarían a favor o en contra de que la Fiscalía General haga pública la investigación sobre Pío López Obrador por recibir aportaciones de campaña no declaradas; si les parece bien que la Marina sea quien administre las aduanas; si prefieren el proyecto de fortalecimiento de la industria petrolera o que viremos a un modelo de energías limpias y sustentables; saber si la gente está de acuerdo en que la Guardia Nacional pase a ser parte de las Fuerzas Armadas; o si aprueban que el Gas Bienestar sea subsidiado con los impuestos de los mexicanos; por mencionar algunas consultas más útiles.
Bueno, ya Israel, pero con todo lo que nos costó para algo tuvo que servir la consulta. Pues sí. Este es el primer ejercicio que organiza la autoridad electoral a nivel referéndum y segundo, es un preámbulo de lo que se puede esperar de la consulta de revocación de mandato que se llevará a cabo en marzo del próximo año. Esa, seguramente tendrá más de 7% de participación.
En ese sentido, esta es una señal de alerta para el presidente, cuya base no se movilizó a las urnas como se esperaba, prueba de que MORENA aun es un embrión de partido, porque no cuenta con una estructura territorial sólida, aun con todos los programas sociales que implementa la 4T. Ahorita es una consulta sobre el pasado, pero la del próximo año será sobre el presente y el futuro del país, con el presidente en la boleta apostando su investidura. Ahí sí va a estar bueno el duelo de máscara contra cabellera.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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