SERIES ADICTIVAS

¿QUIÉN MATÓ A SARA? 

Es un culebrón, sí. No es nada nuevo en el horizonte, sí. Pero se trata de una serie realizada con un ojo clínico en el gusto de ese espectador que desea olvidarse de sus propios dramas y disfrutar con los ajenos, sobre todo si ocurren en el seno de un mundo de clase alta, poderosa, con los típicos vicios y desbordes de siempre, cautivadora y odiable por partes iguales. Y sobre todo atractiva porque incluye -con excelente olfato- cuotas de sexo, violencia y drama muy bien matizados que tienen como centro la pregunta tradicional de este tipo de serie policial: ¿quién mató a Sara? Completadas dos temporadas, bien vale la pena un repaso al porqué de su éxito sin precedentes.

Sinopsis necesaria: Un día de agosto, en 2001, Sara Guzmán muere de manera violenta al ceder las amarras de su paracaídas que era dirigido por una lancha en la que iban sus mejores amigos y su hermano, Álex quien, por varias circunstancias, es acusado como culpable y pasa 18 años en la cárcel de la que sale mediante el beneficio de rebaja de su condena con un solo objetivo en su mente: vengarse de la familia Lazcano, fuente de todos los males. Ese es el tema, el motivo, el eje que se va extendiendo en sucesivos flashbacks (regresos al pasado), que permite al espectador ir descubriendo detalles anexos, no mostrados en la primera oportunidad, introduciendo elementos que generan vuelcos (algunos inesperados) en su desarrollo.

De antemano debemos partir asumiendo dos pies forzados: uno, no se debe exigir coherencia absoluta en el argumento de la serie, considerando que está pensada para un público bien definido, dispuesto a tragarse incongruencias y resoluciones increíbles, sobre todo cuando la trama central transcurre en Ciudad de México, que acá aparece casi como una abstracción en donde se desenvuelven los protagonistas. Y dos, el tipo de actuación se siente afectada y teatral en varios momentos, precisamente porque el deseo es reforzar esa tendencia de polarizar a los personajes en buenos (muy nobles) y malos (despreciables) sin intermedios.

La serie completa en sus dos temporadas gira alrededor de lo sucedido ese fatídico día, poniendo en duda la inocencia de quienes estuvieron junto a la difunta Sara y preguntándose si realmente fue un accidente o si alguien mató a Sara (Ximena Lamadrid).

El creador de “¿Quién mató a Sara?” es el chileno José Ignacio Valenzuela quien demuestra tener las cosas bien claras al proponer este cóctel que oscila entre el género derechamente thriller y el melodrama mexicano, similar en su estructura a aquellas telenovelas de las décadas pasadas que todos vimos, aunque lo neguemos.

Se trata de una buena apuesta de Netflix, cuenta con actores muy conocidos en el ámbito azteca y revela buena factura técnica, sobre todo si consideramos que el grueso de las temporadas transcurre en ambientes de excesivo lujo y de muchísimo glamour.

La temporada 1 se centra en la vida de Álex Guzmán (Manolo Cardona), saliendo de la cárcel, premiado por buena conducta, hambriento de vengarse de los Lazcano que no solo lo metieron en la cárcel al culparlo por un crimen que no cometió, sino también para cobrar promesas no cumplidas que significaron la muerte de su madre y de su hermana.

Álex es experto en informática y tiene calculado el camino hacia la venganza, aunque a medida que empieza con su plan se va encontrando con demasiados sospechosos, encontrando pistas que irán añadiendo suspenso y expectación a este exquisito culebrón.

La serie ha sido duramente criticada por algunos y alabada por otros tantos. A favor, esta ficción es derechamente entretenida, sabe provocar la atención constante, juega con giros argumentales muy inesperados y se nota que los actores y actrices le agarraron cariño a sus personajes, porque se evidencia un trabajo de caracterización muy logrado en casi la totalidad de ellos, destacando Manolo Cardona en su papel de Álex, porque debe estar presente en todo instante, revelando sus motivaciones, sus dudas y su dolor a veces solo por sus gestos, haciendo que tan pronto los odiemos como los comprendamos en sus motivaciones, jugando con ese tropo de todo buen thriller: todos son sospechosos del crimen.

Otro elemento que enriquece a esta serie es que en cada una de las temporadas los episodios muestran el presente y el pasado, lo que va enriqueciendo esta historia, sobre todo cuando los muestran de jóvenes y nos entregan antecedentes respecto a cómo fueron evolucionando y llegaron a ser lo que son en el presente. Ha sido sorprendente ver, por ejemplo, a Alejandro Nones (Rodolfo Lazcano), que se ha caracterizado por interpretar roles del malo de turno o de macho dominante e impulsivo, mientras que acá es un tipo quebrado, que perdió el amor de su vida en circunstancias graves y no ha podido superarlo, transformándose en un tipo frágil, dominado por su padre.

Es indudable que punto aparte en los aplausos son los villanos -César Lazcano (Ginés García Millán) y Sergio Hernández (Juan Carlos Remolina)- que han sido capaces de construir personajes tan despiadados, tan repulsivos que levantaron comentarios en las redes, sobre todo cuando revelan en sus actuaciones lo peor de la sociedad mexicana en particular y latinoamericano en lo general: la misoginia, la homofobia, la falta de respeto por los demás, la no inclusión, el machismo, la manipulación y el hedonismo.

En el apartado de lo discutible está, por ejemplo, el hecho de caer en el lugar común de que la hija del villano se enamore del hombre que quiere destruir a su familia y el romance que se establece entre Álex Guzmán y Elisa Lazcano no logra trascender, no convence como debiera, considerando la manera en que se conocen, las reacciones que tienen ante algunos acontecimientos le restan la calidad que se merecía ese amor que debía ser más potente entre tanta podredumbre.

Otros detalles menores, hacen ruido: ¿tan fácil es movilizarse en Ciudad de México como para llegar justo en el instante requerido después de una llamada telefónica? ¿Pueden los hijos de César Lazcano estar tan ignorantes de lo que sucede en los subterráneos del casino? ¿Cómo logra Álex intervenir los sistemas computaciones con tanta facilidad, considerando que su nivel de conocimiento se supone los adquirió en la misma prisión?

No obstante, a pesar de esos yerros, el conjunto de esta serie satisface plenamente a los espectadores que, primero, gusta de la entretención directa y segundo, quiere satisfacer en algo su morbo con sexo y violencia a la mexicana (de todos los estilos), convirtiéndose si no en la mejor serie de su estilo, en una de las mejor trabajadas y perfectas en su ritmo ágil, la conjunción de sus muchas subtramas, personajes bien definidos y trabajados con buenos actores, todo lo cual se agradece. Es la serie ideal para devorarla en una maratón de fin de semana y que nos asegura, por lo menos, más de una sorpresa en el tortuoso camino para tratar de responder quién realmente mató a Sara.

FICHA

Elenco: Manolo Cardona, Ana Lucía Domínguez, Claudia Ramírez, Eugenio Siller, Carolina Miranda, Alejandro Nones, Andrés Baida, Polo Morin, Ginés García Millán, Fátima Molina, Ela Velden, Ximena Lamadrid. Temporadas: 2. Cada capítulo dura 55 minutos. Calificación: 17+. Género: series mexicanas, dramas, thrillers policiales. Plataforma Netflix.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación