Ciudad de México.- Los datos oficiales de cómo se ha ejercido el presupuesto durante los primeros meses de 2021 revelan una dinámica de gasto en la que parece que la pandemia del coronavirus ya no sólo ha dejado de ser una preocupación en la discusión pública, sino que ha dejado de ser una prioridad presupuestal para el gobierno. Aprovechando sus facultades para redireccionar de manera unilateral el presupuesto y llevarlo a destinos diferentes a los aprobados originalmente por la Cámara de Diputados, en los primeros meses de 2021 la reorientación del gasto se ha enfocado en temas energéticos, mientras hay recortes y retrasos en algunos rubros de salud. Igualmente, los ingresos de las empresas productivas fueron mucho menores a lo previsto, pero sus gastos se han cubierto llevando recursos de los escasos fondos de emergencia que aún quedaban en manos del gobierno.
Mantener a Pemex y CFE cueste lo que cueste
De acuerdo con el informe trimestral de las finanzas públicas, los ingresos presupuestarios al primer trimestre de 2021 ascendieron a 1.56 billones de pesos y estuvieron 5.6% por arriba de la Ley de Ingresos de la Federación (LIF). En particular, los ingresos tributarios fueron mayores a lo programado por 28.3 mil millones, lo cual podría parecer una buena noticia. Sin embargo, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tuvieron ingresos muy por debajo de su planeación, lo que obligará a que, para mantener su ritmo de gasto, tengan que recibir mayores recursos procedentes de otros rubros del presupuesto del gobierno, los cuales ya han comenzado a ser entregados.
Adicionalmente, la parte más importante que explica el incremento global de los ingresos no es un mayor crecimiento económico o una mejora en la recaudación, sino el uso de los pocos ahorros que quedaban en diferentes bolsas, como el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), el Fondo de Salud para el Bienestar (antes llamado Fondo de Gastos Catastróficos) o el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN). Esta dinámica es muy clara si se consideran los diferentes rubros de ingresos y se observa que la mayor diferencia entre lo programado y lo observado corresponde a los 89 mil millones de pesos adicionales de ingresos no petroleros y no tributarios, es decir, que no tienen que ver con la producción de hidrocarburos ni con el cobro de impuestos.
El desglose de los ingresos muestra que las empresas productivas (Pemex y CFE) aportaron 280 mil millones a la recaudación, 53.3 mil millones menos de lo estimado en la LIF. En el caso de Pemex, sus resultados estuvieron 27% por debajo de lo que se programó. Además, un cuarto de los ingresos reportados por Pemex son aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal, es decir, dinero que el gobierno tomó del presupuesto de otras áreas y que entregó a la empresa. Por su parte, la CFE tuvo ingresos menores por 9 mil millones de pesos, lo cual está 10% por debajo de lo presupuestado. La dinámica aquí es muy clara: como Pemex y CFE forman parte de una apuesta energética muy particular del presidente López Obrador, siguen recibiendo una cantidad extraordinaria de recursos del presupuesto del resto del gobierno sin importar las pérdidas constantes de ambas empresas. Esto necesariamente implica que, para mantener esta serie de prioridades, otras áreas de gasto están siendo descuidadas, como se detallará más adelante sobre el caso de salud.
Por lo que respecta a los pocos ahorros que quedaban y ya han sido utilizados, la mayor parte de los ingresos excedentes corresponden a los no tributarios y, en particular, a la disolución del Fondo de Salud para el Bienestar y el Fondo de Desastres Naturales. De esta manera, el Gobierno Federal ha obtenido recursos superiores a la Ley de Ingresos a costa de los ahorros para atender las enfermedades que provocan gastos catastróficos y los efectos de los desastres naturales. Sin embargo, esto —asociado al casi total agotamiento del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios el año pasado— muestra los malos resultados en términos de finanzas públicas. De hecho, si se comparan los ingresos programados y observados sin la categoría de los no tributarios, los resultados del primer trimestre estarían 0.4% debajo de lo planeado. Los pocos ahorros que había mantuvieron a flote las finanzas públicas, pero prácticamente se han agotado.
Ramos ganadores y perdedores
Una de las formas principales en las que el Gobierno Federal interviene el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados es reasignándolo para llevarlo a otros destinos a través de adecuaciones presupuestarias. El resultado de estos cambios puede identificarse en los datos que la SHCP reporta como gasto modificado, en donde se establecen nuevas metas de gasto para un determinado rubro, programa, dependencia, etc. De esta manera, la diferencia entre lo aprobado y el modificado muestra la manera en que se reorientó el gasto. En particular, las modificaciones hechas durante el primer trimestre de 2021 muestran que las secretarías de Energía, Hacienda y Comunicaciones y Transportes tuvieron ampliaciones de más de tres mil millones de pesos. Por el contrario, el ramo 23 de Provisiones Salariales y Económicas, así como las secretarías de Defensa Nacional, Economía y Salud, tuvieron recortes mayores a los mil millones de pesos.
Entre los reajustes del presupuesto por ramo, sobresale la ampliación en casi 100 mil millones para la Secretaría de Energía. Esto implica un aumento de 210% de su presupuesto y la ubica como la tercera secretaría con mayor asignación, sólo después de la Secretaría de Educación Pública y la de Bienestar. La adecuación presupuestal de Sener corresponde al rubro de inversiones financieras y serán aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal a Pemex para financiar su deuda. De hecho, en el primer trimestre ya se hizo una transferencia a Pemex por 32 mil millones.
En cuanto a las reducciones, el mayor cambio en términos absolutos la tuvo la Secretaría de la Defensa Nacional. Esto se explica principalmente por la reducción de cinco mil millones de pesos destinados a la construcción de los Bancos del Bienestar. No obstante, esta disminución corresponde con el aumento presupuestal del Banco del Bienestar, que igualmente tendrá en el Ejército al principal constructor de sus sucursales. Por ello, si no se considera esta transferencia, la Sedena tuvo un aumento de más de mil millones. Por su parte, la Secretaría de Economía tuvo una adecuación similar al transferir la administración del programa Tandas para el Bienestar.
Una de las modificaciones que más destaca y preocupa es que la Secretaría de Salud tuvo una reducción de 1,244 millones en su presupuesto para 2021. Aún cuando esta reducción es del 1%, esta acción es llamativa si se considera que los sistemas de salud aún tendrán que enfrentar los efectos de la pandemia durante prácticamente todo el año. Además, es todavía más preocupante si se considera que la mayor parte de esta reducción corresponde a un recorte de 86% en el programa para el Fortalecimiento de los Servicios Estatales de Salud, cuyo objetivo es mantener un salario estándar entre los trabajadores de la salud contratados por las entidades. Para decirlo con claridad, en plena pandemia del coronavirus, la salud ha dejado de ser una prioridad de gasto para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
SUBEJERCICIOS
Otro aspecto importante sobre el presupuesto es la manera en que los ejecutores del gasto están ejerciendo el presupuesto que les es asignado y si están cumpliendo con lo que se había planificado. Por ello, la diferencia entre el presupuesto efectivamente pagado y el presupuesto modificado del periodo —conocido como subejercicio— muestra en qué medida ha avanzado o se ha retrasado el uso de los recursos públicos. Al respecto, las dependencias con mayor subejercicio en términos absolutos son el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con un subejercicio de 21 mil 886 millones y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con un retraso de 16 mil 620 millones.
El subejercicio del ISSSTE representa el 18% del presupuesto asignado durante los primeros tres meses del año. Entre los rubros que explican esta situación se encuentran las actividades de apoyo administrativo, las transferencias para pensiones, el programa de Atención a la Salud (destinado a tratar casos de enfermedades tratables no controladas) y, destaca, el programa para el suministro de medicamentos. En el caso de este último, el subejercicio es de 97% se relaciona con la situación de desabasto de medicamentos en el país. Por su parte, el IMSS tuvo subejercicios en los rubros de de pensiones, las actividades de apoyo administrativo y el programa de Atención a la Salud.
El ejercicio de seguimiento del gasto a lo largo del año, después de que el Presupuesto de Egresos de la Federación es aprobado, es una de las partes fundamentales para entender las verdaderas prioridades de un gobierno. Dado que en la ejecución del PEF ya no interviene la Cámara de Diputados, la decisión de en qué se gasta y en qué no recae en el Poder Ejecutivo, que a través de la Secretaría de Hacienda (y en algunos casos mediante decretos firmados por el presidente) redirecciona el gasto a otros destinos.
En lo que va de 2021, los datos muestran con crudeza que la pandemia del coronavirus no sólo ha dejado de ser una prioridad en la discusión pública y en la atención del presidente López Obrador, sino que también ha dejado de ser una prioridad presupuestal, pues todas las dependencias encargadas de atender la salud han sufrido recortes y subejercicios que son sumamente preocupantes. Por otro lado, esta desatención ha ido de la mano con una priorización para llevar recursos a Pemex y CFE, dos de las principales apuestas energéticas y de infraestructura de esta administración. Los datos oficiales del presupuesto son muy claros: la pandemia ya no importa y sólo importan los deseos del Presidente. (JAVIER MARTÍNEZ Y LEONARDO NÚÑEZ / MEXICANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD)
Esta información fue publicada originalmente por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad en https://contralacorrupcion.mx/el-presupuesto-de-2021-gastando-como-si-ya-no-hubiera-pandemia/
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