¿Por qué 219,000 fallecidos por Covid no le pasaron factura a la 4T, pero sí 28 muertos por el colapso del puente en la Línea 12? Muy simple, porque mientras la pandemia no es culpa del gobierno, la construcción y mantenimiento del sistema de transporte público sí lo es. Pero más allá de la responsabilidad inmediata, los argumentos que AMLO ha utilizado en su narrativa estratégica quedaron vulnerables y expuestos.
No se puede hablar de “primero los pobres”, cuando los usuarios del Metro no siempre son de clase acomodada. De hecho, varios de los fallecidos eran trabajadores que vivían en zonas populares de la Ciudad de México y volvían a su casa después de su jornada.
“Esdeke es culpa de los gobiernos neoliberales”, pues no precisamente, porque Marcelo Ebrard siendo Jefe de Gobierno y Mario Delgado siendo su Secretario de Finanzas, promovieron la obra a pesar de los señalamientos técnicos que alertaban esta tragedia.
“Hay que combatir la corrupción”, sí pero la de los adversarios, la propia se queda intacta aunque cueste vidas. Por eso no se permitirá que se instale una comisión investigadora. La ropa sucia se lava en casa.
“¡Que viva la ‘austeridá’ republicana!”, máxime cuando se pueden hacer ahorros con el subejercicio del presupuesto para mantenimiento del Metro. Sí, lo barato sale caro. Y le pone a Doña Claudia Sheinbaum una papa caliente en las manos, quien andaba hace unos meses tomándose la foto limpiando los letreros de las estaciones, pero las vías, bien gracias.
Y la cereza del pastel, la impunidad rampante. A una semana de la tragedia, y a pesar de la indignación de la sociedad, no se le pedirá la renuncia a la Directora el Metro, tampoco habrá demandas para los constructores de la obra, vaya, ni siquiera ha habido despidos de funcionarios de medio pelo. Aquí no pasó nada, porque en esta administración se premia la lealtad, no la capacidad.
Con la pandemia se fue administrando la crisis. Se jugó con las cifras oficiales porque el número real de muertos por Covid o ‘neumonía atípica’ no era evidenciable. Se culpó a los gobiernos anteriores por lo precario del sistema hospitalario, se ocultó la corrupción en torno a la compra de insumos médicos, y se sustentaron las decisiones discrecionales en elementos pseudotécnicos. Pero en este caso, los responsables tienen nombre y apellido. Por ello, la tragedia de la Línea 12 evidenció que la corrupción y la incompetencia matan.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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