El mosquito está molestando y sigue vivo
Expreso que la realidad se quedó paralizada durante los últimos 15 meses. La salud, y más específicamente la sobrevivencia, ha ocupado un 93 % de nuestra existencia, toda nuestra atención está puesta en no enfermarnos.
Estamos agobiados aún por la pandemia mientras se fortalece por la vacunación nuestro ánimo. Se siguen lamentando muertes, cercanas y lejanas, que nutren el amarillismo de las estadísticas, al tiempo que vemos escenas dantescas en la India que nos apachurran la incipiente alegría del fármaco.
Dicen que ya es menos el lamento, pero seguimos dando gritos de susto cuando un familiar es diagnosticado positivo. México, que pensábamos haber perdido la capacidad de asombro, se descubrió sorprendido ante la dura insistencia del virus.
Las famosas mañaneras, que se instauraron como un medicamento de sabor horrible, se convirtieron en un recurso comunicativo que nos tiene atrapados con sus prototipos persuasivos, que esconden desórdenes y provocan desconciertos. Eso es tan molesto como un zumbido: el mosquito está acechando y sigue vivo.
Si sólo fueran confusiones conceptuales, pero no: lo terrible es que aviva una agenda en la que se esconden cambios drásticos, muchos de ellos radicales, generados desde la presidencia y que cambian el rumbo de la vida cotidiana de nuestro país.
Veamos algunos ejemplos: las elecciones que están a punto de ocurrir. Es tan vil lo que está sucediendo en Guerrero, la ley ha sido torcida y retorcida con tal de que quede su candidato y ya preparan a la opinión pública para dar el gane a la hija. Si suceden estas victorias serán victorias pírricas, ruines, obtenidas por violaciones graves a las leyes y a las instituciones.
El país está en graves escenarios de violencia extrema. La famosa Guardia Nacional nada puede hacer; al Ejército lo tiene ocupado acarreando ladrillos para construir el aeropuerto, el tren maya, la refinería y dicen que hasta anda en labores de reforestación.
Mientras son peras o son manzanas, la gasolina está por las nubes, la canasta básica cada vez más reducida, la educación paralizada; mientras las otras economías mundiales avanzan, la nuestra tiene un desorden que la pone en crisis.
Es grave que cada día escuchemos el regaño presidencial, que nos diga cómo debe ser la realidad y de qué color debemos vestir.
Estamos a punto de celebrar comicios electorales, ejerzamos nuestro voto, hagámoslo valer el 6 de junio. Es urgente poner legisladores comprometidos con la realidad, la cual muchos no conocen y sólo tienen un barrunto de polvo en los zapatos, obtenido en el periodo de campaña. Así de ese tamaño es su conocimiento de la realidad, por favor cambiémosla.
Debemos proponernos un conocimiento sensorial, intelectual y emocional distinto.
Creo que podemos tener un rostro alegre, estético en la medida que confrontemos la realidad con todas nuestras capacidades. La verdadera transformación y crecimiento para nuestro país sólo se dará construyendo un presente más alegre y propositivo. Ese futuro está en nuestras manos, ejerzamos el voto, dignifiquemos la política con decisiones palpables y resonantes.
A cuatro semanas de salir a votar, es tiempo suficiente para reflexionar y determinar quién es quién en la política, qué ofrecen: ejerza el voto.
¿O, usted qué opina, estimado lector?
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